LIV

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Tres semanas después...

—Christian, lo siento, hijo... Pero por ahora, en el estado requieren que los que adopten niños sean familias. Padre, madre... Ya sabes— Carrick le da la mala noticia a Christian a bordo del Grace.

Han estado viajando durante semanas a bordo del catamarán. Solo atracan en el embarcadero cada semana para repostar combustible, por lo demás, actúan los de tripulación como si solo estuvieran ellos en la embarcación.

Nadie tiene la menor idea del paradero de la familia Grey.

Solo unos cuantos.

—Entonces no podría adoptar a David...— murmura Christian desanimado por las novedades.

De verdad deseaba darle a ese pequeño una familia.

—Tal vez yo pueda ayudarte, pero tendrías que estar casado...— continua comentando su padre, y Christian no pudo evitar poner especial interés en las últimas palabras de su padre.

Casado.

Si.

Una idea tan salvaje y loca como las que ha tenido últimamente.

—Veré que puedo hacer, hijo. Algo podremos hacer. Tienes todo lo necesario para que no te nieguen la paternidad, solo hay que verificar las lagunas en el sistema— Carrick no quería que su hijo le diera la espalda a David después de lo que Grace le contó sobre él. Y estaba deseoso de ayudarle en lo que fuera necesario.

Mientras Christian pensaba en como solucionar su estado civil como inconveniente para continuar con el proceso de adopción.

—Yo también pensaré en algo, padre— Christian le respondía pensativo al escuchar los pasos de Anastasia a su alrededor. Gracias.
—Christian, ¿En qué estás pensando?— Carrick se dió cuenta del cambio en la actitud de su hijo.
—Descuida, padre... Ya se nos ocurrirá algo— Christian insistió antes de cortar la llamada y Anastasia seguía yendo de un lado al otro, mientras ayudaba a Gail a poner en orden el salón del catamarán.

Nada más la tripulación, Jason y Gail se retiraron a dormir, Ana tomó a Christian de la mano y lo llevó a la cabina de su dormitorio. Ambos tenían que descansar. Ya estaba por terminar el tiempo en el que todos se ocultarían y debían volver descansados y repuestos para enfrentar en los juzgados a Elena Lincoln y la amenaza contra Christian.

Christian al sentarse en la esquina de la cama tiró de la mano de Anastasia y la sentó sobre de él.

—¿Qué pasa?— preguntó ella al caer sobre sus piernas.

Él ocultó su cara entre sus pechos y la rodeó con sus brazos.

—¿Christian, bebé?— insistió Ana al no recibir respuesta.
—¿Te casarías conmigo?— pregunta Christian sin salir de su improvisado escondite.
—¿Qué?— pregunta Anastasia pensando que escuchó mal.

Christian se endereza, y deja que Ana lo mire. Ella le sostiene ambos lados de las mejillas y le da un beso en la punta de la nariz para que sepa que lo está mirando.

—Ana, ¿Te casarías conmigo?— pregunta Christian de nuevo con toda seriedad.

Ella sonríe y le da un enorme beso en la boca. Él solo atina a tirar de la camiseta de Ana, y deseoso de sentir su piel le desgarra la prenda y la besa desesperado. Ella continua tirando su cabello y besando su cuello. Se aparta y le quita la remera, lo acaricia y continua besando sus hombros, su pecho, el cuello y lo hace tumbarse en la cama, a la vez que ella se frota contra su creciente erección.

—¿Ana?— le pregunta Christian, asombrado por la ansiedad de Ana en sus besos.

Ella continua besándolo, lo acaricia y con una mano le desabrocha el pantalón y mete la mano dentro de su ropa interior. Le da suaves besos a la vez que frota la entrepierna de Christian y él, ya embriagado de Ana, tira de su short de mezclilla para desnudarla completamente.

¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora