XXXIX

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Jack trata de mantenerse firme ante la resistencia de Mia para que guarde reposo como se lo indicaron, pero claro... Mia no quiere, y aún cuando están en la casa de sus padres, su huracán dirije su empresa con la mano sana, y con la mano enferma pretende hacerle un pastel para endulzar el carácter de todos en la casa.

-Dile a Gretchen como hacerlo- le comenta Jack irritado al ver a Mia con un batidor de globo en la mano.
-No... sabes que Christian y Elliot no soportan a Gretchen, y quiero hacerles un postre que les endulce más la vida- le responde Mia sin dejar de batir los huevos con mantequilla y cocoa en un gran tazón.
-Y por endulzarle la vida a ellos me la estás agriando a mí. Quedamos en que tú te mantendrías tranquila.
-¿Te agrio la vida?— chilla Mia con el batidor en alto.
-Cuando no haces lo que se te pide, sí...
-Cálmate, Christian...— responde burlona Mia
-Mia...— le gruñe irritado Jack.
-Jack solo es una tarta.
-Mia, debes descansar esa mano, te puedes hacer más daño.
-Estaré bien...

Se vuelve a la encimera para volver a batir la mezcla. Jack al ver qué no se rinde, decide dejarla, pero le hace saber que está molesto por su terquedad.

-¿Sabes qué? Haz lo que quieras... Pero no quiero que más tarde te estés quejando.
-Jack...— Mia al escuchar su tono, supo que estaba enojado.
-Voy a la editorial.
-¿Quieres que te espere?
-No. No sé a qué hora volveré. Hasta luego.

Mierda.

Si, Mia se dió cuenta de que Jack tenía razón, pero ya había comenzado a batir la mezcla para el bizcocho de chocolate y resopla al ver que aún le falta mucho. Tras meditar en las palabras molestas de Jack decide que le dará la razón y tratará de que Gretchen o alguna otra de las empleadas de su madre hagan las cosas exactamente como lo haría ella.

[...]

Tras más de dos horas de trabajo con Consuelo —otra de las empleadas—, ha logrado terminar la tarta de chocolate para Christian, la cena y le preparó un bocadillo a Jack para llevarlo a la editorial y disculparse con él por ser tan tozuda y porque no le gusta que estén enojados.

Le pide a Reynolds, el guardia que le asignaron que por favor la lleve a SIP, la editorial de Jack y mientras va pensando en cómo es que se presentará a verlo.

Mira a una pareja que se encuentra sobre la acera frente a SIP y ve como la chica le entrega a su novio un bonito paquete y una botella de vino, eso le da una idea de cómo llegarle al corazón a Jack.

-Reynolds, por favor llévame a un mini-super por una bebida para Jack, y después a comprarle un obsequio.
-Como diga, señorita Grey.

Se desvían una calle adelante y encuentra una botella de Schön blanco, que marida perfectamente con el bocadillo que le ha preparado a Jack, y en la caja se detiene al ver arrumbado un volumen de La canción de los maoríes , uno de los libros que sabe que le gustan a Jack.

Desde que comenzaron su relación, se dio cuenta de que le fascinan las sagas, y ese volumen le falta de su colección de Sarah Lark. Lo toma, y junto con el vino, se dispone a pagar para ir rápido a ver a Jack.

[...]

Entra a la editorial y no puede evitar sentirse preocupada por el recibimiento que Jack pueda darle, y se fija en qué un tipo rubio, de cabello alborotado y ojos muy similares en color a los de Christian miraba hacia la entrada.

—Reynolds, ese tipo de ahí...— le indica a su escolta— no me agrada. ¿Qué tanto mira?
—Descuide, señorita, tomo nota y me encargo— responde el guardia y le acompaña a recepción.
—Por favor...

Se acercan al mostrador de recepción y saluda a la chica tras el mueble con una sonrisa.

—¡Hola! Soy Mia Grey y él es Reynolds, mi guardia. Busco a Jack Hyde-Grey.
—En seguida...
—¡No, señorita!— la detiene antes de que presione el botón del teléfono— Por favor... Quiero sorprenderlo, no le avise.
—Señorita, el señor Hyde-Grey dió órdenes claras de que no recibiría a nadie— explica la secretaria.
—Ok...— resopla Mia inquieta.

¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora