XLVII

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Jack y Elliot al mirar las fotografías sobre la mesa, solo atinan a tragar saliva y mirar avergonzados a su padre.

—¡¿Porqué no me lo dijeron?!— gritó furioso Carrick.

El fiscal Harrelson se acercó a él y lo sostuvo de los brazos para darle apoyo.

—Amigo, tranquilo...
—¡Esa perra...! ¡Esa maldita pedófila de mierda abusó de mis tres hijos y los trató como animales, Walter!— gritaba cada vez más cabreado y no dejaba de mirar a sus hijos.

Ahora entendía todo...

Porque de la noche a la mañana Jack se encerraba en su habitación con el pretexto de estudiar, aún cuando era el mejor de su clase; y que nada más aumentaron las visitas de Elena, él se hubiera ido a Japón.

Porqué de pronto Elliot se pasaba los fines de semana en discotecas y antros, saliendo con una chica diferente cada vez y cuando no estaba con resaca, era porque pasaba su tiempo trabajando.

Porqué Christian, que era el más problemático de los tres de un momento a otro se tranquilizó, mejoró calificaciones, incluso llegó a Harvard; pero a cambio de eso, los sacó de su vida casi completamente.

Si... Todo estaba comenzando a quedar claro.

El acoso de Elena, sobre todo hacia Christian, y la férrea oposición a su relación con Anastasia. La aversión de Jack y de Mia... Y el miedo, disfrazado de indiferencia que percibió en Elliot.

Esa mujer había traicionado la confianza que les brindó Grace, y también él. Ellos le abrieron las puertas de su casa. Y ahora, lo comprendían todo.

Esto iba a destrozar a su Grace. A su gentil y amable esposa. Y él se haría cargo de que sus hijos, más todos los demás hijos de alguien que equivocadamente confiaron en ella, reciban la justicia que buscan y merecen.

—Padre...
—¡No me digan nada! Lo que ha hecho esa desgraciada lo va a pagar.
—Carrick, tú no puedes interferir ahora que tus hijos también don víctimas por el conflicto de intereses que tendría.
—Lo sé, pero esa desgraciada va a pagar.
—Padre, yo solo quiero olvidarlo— le dice Elliot avergonzado.

Jack trata de entender cómo es que esa evidencia está junto con la del caso Kavanagh, pero no comprende.

Se supone que Katherine tenía todo, y que solo entregó lo que concernía a su hermano.

—Señor Harrelson, ¿cómo obtuvieron esas evidencias?
—¡¿Porqué no me lo dijeron?!— grita sofocado por la rabia Carrick.
—¿Señor?— insiste Jack ignorando a su padre.
—¡Me importa un carajo! Walter, voy a demandar a esa perra también...— les riñe Carrick a gritos.
—La entregó Lincoln después de que arrestaron a su esposa— le responde Walter a Jack que se mantiene ajeno a la discusión y sigue viendo las fotografías, tratando de identificar a los demás chicos.

Elliot no puede ni hablar, se siente intimidado por su padre. Jamás pensó que reaccionaría así.

Jack, también atónito por qué su padre no era un hombre que gritara, esa noche llenaba la habitación con sus gritos y su furia, que podía verse emanando de él.

—Muy bien. Necesito que vayamos todos abajo. Hay que seguir el procedimiento, Carrick. Ya lo sabes...
—Bien— admite y se incorpora tratando de mantener la calma. Mira a sus hijos a la vez que se acomoda sus lentes sobre la nariz y continua—. Elliot, Jack, ustedes vayan con Christian y traigánlo. Vamos a demandar a esa mujer.

—Padre, Christian no va a querer...— murmura Elliot nervioso. 
—O lo traen, o yo mismo iré por él— les espeta a con una mirada que hizo que ambos se intimiden y decidan no excusarse y obedecer.

¿Amor a primera vista? TE VEO CON EL CORAZÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora