Liam limpia el jabón restante en las ventanas que minutos atrás había tallado. Escucha de fondo el murmullo de voces por los pasillos y pisadas a par. Sonríe a uno de las jóvenes betas que pasa por fuera con unas canastas llenas de frutas del cultivo real, a cambio tiene un saludo rápido de ella.
Su cuerpo sigue rígido después de casi una hora y media en la misma actividad, y no por cansancio, sino por tensión. De reojo, intentando ser discreto, se encuentra con la misma figura a unos metros de distancia. El fuerte peso de esa mirada dorada como el sol sobre él no ha desaparecido en todo ese tiempo. Intenta seguir como hasta ahora, sin dejarle ver que su presencia lo incomoda. Pero, ¿Qué había hecho para que ese alfa lo mirara como si fuera una ofensa que estuviera ahí limpiando las ventanas?
Era nuevo en el castillo, contratado como cualquiera beta joven del reino para servir al rey Niall Horan Staenman II. Antes, la pregunta mas susurrada era; ¿Por qué solo betas pueden trabajar cerca del rey?
Los betas básicamente son iguales a los humanos comunes. Solo las mujeres betas pueden dar a luz. El olor de este género es similar a los humanos, no tienen un lobo, ni feromonas con las que seducir. No hay mucho pierde en esto.
Por esta razón, es que el palacio es mayormente habitado por betas a la disposición del rey Horan, estos no pueden reaccionar al celo. Ya reiteradas veces en el pasado omegas intentaron atrapar al gobernante con supuestos embarazos, o atrayéndolo con sus fenómenos induciendo al alfa a un descontrol.
Lamentablemente, no todo era lindo para los omegas del reino. Muchos de ellos eran emparejados a la fuerza por esas estúpidas reglas preferenciales a los alfas, otros pocos terminaban en lugares para la satisfacción del rango superior en la cima de la pirámide.
Liam llevaba casi una semana y media trabajando en el castillo, no hablaba mucho, pero ya tenía amigos.
El problema inicio tres días después a su incorporación. No se quejaba del trato de sus superiores, todos eran amables. Pero con la llegada de la guardia qué protege al reino fue qué llego esa presencia oscura.
Liam estuvo ahí cuando el general y sus hombres regresaron al palacio con una victoria en sus espaldas. Escucho las alabanzas y los gritos de felicidad, familias se acercaban para recibir a esposos, hermanos e hijos. Sin embargo, Liam encontró entre todos esos a un solo hombre que no fue recibido por nadie, un hombre que educadamente saludaba, pero se mantiene reacio a las personas.
Y cuando se quitó el casco protector, perdió el aliento al ver la salvaje mirada de un alfa, encontró aburrimiento y desinterés en sus facciones manchadas por suciedad y cicatrices. Desde donde estaba, Liam podía adivinar qué ese alfa era dos veces más alto que la mayoría de alfas, más fornido y fuerte, la armadura puesta debió haber sido hecha a medida para moldearse a toda esa masa muscular. Llevaba el cabello negro amarrado en alto, pero algunos mechones cubrían parte de su rostro.
Todo rastro de indiferencia salió de ese varonil rostro cuando sus ojos recayeron sobre él, poco a poco la expresión se convirtió en seriedad y esa mandíbula dura se apretó. Solo cuando el rey se acercó para felicitarlos fue qué Liam ya no tuvo encima suyo esos orbes y aprovecho para correr a la cocina, con su corazón golpeando violentamente y su piel picando.
Después de ese momento, el general y sus hombres descansaron para la siguiente encomienda qué les dieran. Liam supo por las doncellas qué él general era amigo del rey y que no tenía familia viva, el alfa vivía en el palacio y era tratado como el hermano del gobernante. Tenía una habitación ubicada en el ala oeste, cerca del rey y, según los sirvientes, la mayor parte del tiempo el hombre parecía no existir pues muy rara vez platicaba con alguien, en sus días libres se la llevaba entrenando o leyendo en la biblioteca del rey, él mismo preparaba sus comidas y él mismo limpiaba su habitación.
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TALLER DE OS
RandomNueva sección de Os @liameyewrinkles gracias por esta preciosa porta. ¡gracias, corazón!