-¿A casa, señor?-pregunta el chófer, abriendo la puerta trasera para su jefe.
-No, espérame aqui-responde-Caminare por un momento.
Era una tarde de otoño, el cielo era naranja y el clima estaba perfecto. Decidio caminar un rato por la ciudad, y despejar un poco su mente de todo el trabajo que tenía por delante.
Sus ojos avellana miraban a las personas caminar por las calles; suspiro melancólico. El extraño malestar que venía sintiendo hace ya dos meses golpeó nuevamente su pecho; soledad y cansancio.
Lo único que lo mantenía entretenido era el trabajo, el ejercicio en su gimnasio privado, y alguna que otra compañía por las noches.
Llego a las tiendas de ropa, observando algunos trajes en los aparadores, y tomó fotografías a las piezas que le llegaban a gustar para que después viniera uno de sus hombres a comprarlo.
Fue cuestión de segundos el que sus ojos se posaran sobre una figurita pequeña, quizás de 1.50 de altura, delgado y pálido, cabellos castaños rizados y largos. El pequeño niño metido en una ropa gastada y muy sucia, de pie frente a una tienda de ropa.
Malik no era alguien de curiosear en la gente, a las únicas personas que analizaba eran a sus enemigos y posibles enemigos. Nada más.
Pero ese niño, ese pequeño castañito lo entretuvo, curioso por el brillo en sus ojitos miel al mirar la ropa femenina.Se acerco lentamente para ver bien las prendas que habían llamado la atención del niño.
Faldas, blusas y vestidos eran lo que exhibía, en colores pastel muy bonitos.
De repente, una ráfaga de viento soplo y el niño se estremeció, abrazándose rápidamente y encorvandose. Zayn no lo pensó, se quito la parte superior de su traje y lo colocó sobre los hombros del pequeño, quien asustado botó tratando de alejarse.
Cuando sus asustadizos ojitos de cachorro toparon con los avellana del adulto, Zayn tuvo una sensación de vértigo, y perdió el aliento.
-Vi que tenías frio-su voz grave y baja, estremeció al pequeño. Zayn intentó ignorar eso, acomodando mejor el saco sobre su cuerpecito-¿Por que no llevas nada cubridor? Podrías enfermar.
-Y-Yo no...-sus manitas eran puños pálidos, y su rostro pálido y sucio se volvió rojito-No tengo más ropa, señor.
-¿Donde están tus papás, cosita?
El labio inferior del bebé tembló, mientras sus ojitos se llenaban de lágrimas gruesas que comenzaron a descender por las mejillas. Lo entendió.
-Estas solo en el mundo, ¿He?-obtuvo un afirmación silenciosa-¿Ya comiste?
-Una señora me dio una galletas y un jugo.
-Esa no es una comida, cosita-reprendio, saco del mismo saco un paquete de toallitas húmedas y limpio el rostro del pequeño-Vamos, iremos a llenar tu pancita.
Se levanto nuevamente, tomando una de sus manos, para comenzar a caminar de vuelta al restaurante de donde había salido.
-¿Va a robarme?-pregunto el castañito.
-Si. Ahora, camina.
Algunas personas miraban con extrañeza como un hombre adulto arrastraba a un pequeño niño por la mano, y este último llevando puesto un saco tan grande que alcanzaba a cubrir abajo de las rodillas, casi toda la pantorrilla.
Malik vio a sus hombres, quienes al verlo se pusieron alerta para volver a casa. Pero él les hizo señas para detenerlos. Se metió en el restaurante con la criatura.
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TALLER DE OS
AcakNueva sección de Os @liameyewrinkles gracias por esta preciosa porta. ¡gracias, corazón!