Era una noche fría y atareada en la residencia de Liam. Sus padres habían invitado a sus amistades más cercanas para que vieran las pinturas de su hijo. Nuevos lienzos preciosos que pronto estarían en la galería de arte Styles.
Junto a su ventana en la habitación, Liam fumaba viendo al exterior, sus labios tiemblan mientras escuchaba las bulliciosas voces de sus invitados no deseados.
Hizo una mueca cuando se lastimó el dedo con el encendedor, estaba enojado, tenso. Había internado por todos los medios que su madre no hiciera de sus obras un escándalo, pero incluso Ashton; el novio de Liam, había apoyado a la madre de este y pronto el segundo hijo del matrimonio Payne se encontraba entre la espada y la pared.
El no quería que las vieran. No cuando incluso Liam estaba inconforme con su trabajo.
La chispa que había tenido a los diecinueve se había acabado, al menos eso pensaba. No podía conseguir hacer algo que le gustará. Ningun modelo hombre o mujer podía provocar una emoción nueva en Liam.
Dio una calada más a su cigarro y soltó el humo al aire fresco de la noche.
El sólo quería salir de ese lugar, correr lejos de su madre y de Ashton, dejar sus preocupaciones y poder sentirse libre por primera vez. Hacer cosas que no debería y deseaba hacer.
Una silueta captó su atención, al observar bien pudo apreciar al nuevo vecino, o eso creía Liam. Esa mañana había escuchado la mudanza al piso de arriba. Había visto los muebles extrAvagantes y el auto lujoso en la entrada. Pero al vecino no lo había visto.
Hasta ahora. Su rostro era cubierto, como el resto de su cuerpo junto con manos y dedos. Interrogado y confundido siguió viendole para ver si se descubría, pero de un momento a otro su respiración se atoro al ser atrapado por un par de ojos avellana preciosos.
Liam jadeo tembloroso sintiendo esa mirada intensa, y después aquello se acabo cuando el vecino ingreso al edificio y la puerta del cuarto de Liam se abrió revelando a Ashton.
-Cariño, debes salir, tu mamá ya a pasado a todos al salón. Tu padre pidió a los empleados atender a todos. Sólo faltas tu-el castaño se tenso al sentir aquellas manos sobre sus hombros-Te siento muy mal, debes relajarte, amor. Todo ira bien, eres el mejor.
-Estoy bien-corto en susurro. Se alejo del tacto que no le dejaba pensar.
Todo parecía ir en cámara lenta, sus paso se escuchaban hacia el salón, donde alrededor de veinte personas esperaban por él. Sus ojos se posaron sobre los cinco lienzos cubiertos al frente.
-Y ahí está, Liam, mi amor. Todos hemos estado esperando para ver tu trabajo-sonrió su madre hacia él, sabía que era falsa. Era para aparentar ante toda esa gente.
-Yo...yo siento la demora-se disculpo-Muchas gracias a todos por estar aqui hoy, es satisfactorio el ver que les interesa lo que haya hecho.
Se acerco al primer lienzo y jalo la cubierta para revelar la primer pintura. Se escucho un coro de "oh". La mujer en mi pintura era rubia y de buen vestir, sentada en una banca leyendo un libro.
Aburrido a mi parecer.
La tres pinturas siguientes eran absurdas y estupidas. Pero a las personas en aquella habitación parecían gustarle. Y era claro, era lo típico a ver y lo único que se catalogada como "Hermoso". El quinto y último cuadro lo reveló sin más. El silencio tomo preso el lugar cuando un retrato de una niña con vitiligo les saludo.
Liam había visto a la niña hace quince años, cuando el tenia apenas trece años. En lo más lejano del parque se había sentado. Con una mirada triste, como la del cuadro, viendo a lo lejos como los demás niños jugaban.
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TALLER DE OS
AcakNueva sección de Os @liameyewrinkles gracias por esta preciosa porta. ¡gracias, corazón!