TALLER DE OS

El demonio que se enamoró

En la fría noche se podían escuchar los sollozos fantasmales al viento.

El pobre ángel se abrazaba, sintiendo el dolor de las cortadas en su cuerpo, la sangre que escurria por su espalda calaba al hacerse fria. Zayn sabía que se merecía aquello, había renunciado a lo divino por un humano y ese era el castigo que debía pagar por haberse enamorado.

Pero ver a su amado podía compensar todo el dolor, o eso pensó hasta que al llegar a donde su humano vivía, vio a este en brazos de otro. La sonrisa del ángel murió poco a poco y permitió a sus ojos lastimados llorar.

Cayó de rodillas y un desgarrador grito emergió de los más profundo de su alma, miles de cortadas se abrieron en su cuerpo. Su alma le castigaba por lo que había hecho sin recibir el amor que les había prometido. Y su inocente corazón pedía caricias reconfortantes.

Indefenso ante la noche, mientras su humano desaparecía poco a poco en la distancia.

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Zayn arrancó algunas plumas opacas que colgaban agonizantes en sus alas muertas, hizo una pequeña mueca sintiendo el mismo ardor punzante al arrancar. Una pequeña herida fina se abrió en su mejilla provocando otra mueca.

Se cumplía otro año.

Había visto a su humano convertido en todo un hombre, apenas podia caminar con ese enorme vientre abultado, donde el fruto de su amor y el de su esposo descansaba.

Sintió asco al sentir el alma pura del no nacido. Pensar en que una cosa como esa tuviera más amor de su humano que él mismo, sólo alimentaba más y más el odio del antes ángel.

-Un bello ángel cantaba al cielo su felicidad, enamorado del amor-recitó Zayn la canción mientras veía el parto de su amado desde el pasillo-Lanzando flechas doradas al alma que amaba, dulce, dulce sea. Señor, dulce sea su amor.

De repente el silencio fue cortado con el primer llanto del bebé, el corazón del demonio se removió, un sólo temblor.

Y debía admitir, que cuando había sentenciado al que fue una vez el amor de su vida inmortal, que su hijo sería suyo no lo había pensando bien. Sólo lo había dicho para provocar dolor en él. Verlo llorar y morir por dentro al imaginar que le sería arrancado su hijo.

Paso los primer años del pequeño niño, zayn veía entre burla y egocentrismo como John cuidaba de forma estricta a su único hijo. Al borde de la paranoia cada que escuchaba una rama romperse a su alrededor. Y eso era lo que Zayn había buscado, matar poco a poco la cordura de aquel hombre que mató todo lo bueno en él.

Y una tarde de lluvia donde la luz se cortó en la zona fue que zayn aprovecho para entrar a la habitación del bebé de tres años.

El pequeño Liam lucía tranquilo entre la oscuridad, sus enormes ojos miel brillaban con cada relámpago, su tierno puño era succionado por su boca. Zayn hizo una mueca viendo la baba que el infante soltaba.

-Un pequeño ángel miraba al cielo desde su caída, contemplando su hogar roto-susurro el canto al pequeño bebé, este detuvo su chupar para poner atención a la voz que le cantaba-Sus alas se quemaron y cayó al paraíso de fuego, dulce, dulce sea. Señor, dulce sea su amor.