El ángel que se enamoró

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Bueno, ganó el 22 y lo prometido es deuda. A ustedes si que les gusta sufrir 🙂
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Hace años atrás, un hermoso ángel revoloteaba entre las esponjosas nubes, absorto en su mundo.

Cuando bajo los algodones algo captó su atencion. Un pequeño humano. Uno precioso que sonreía mientras jugaba con sus amigos en un parque.

Curioso por la alegría que irradiaba aquel humano, el ángel comenzó a pasar cada día sobre la misma nube a la espera de ver al mismo niño y regocijarse al ver tan preciosa expresión en su rostro celestial.

Para el ángel habían pasado apenas días, pero para el humano ya habían pasado años, y el hermoso niño se convirto en un adulto aún más atrayente.

El anhelo del ángel por tener al humano fue aumentado a tal grado en que pidió a su señor poder bajar a la tierra. Pero el ángel era ignorante a las reglas que el cielo tenía.

"Los Ángeles no pueden enamorarse"

El tonto ángel ignoro esa regla y su corazón comenzó a latir sólo por el humano.

Y al ser tan grande su amor, el precioso ángel renunció al cielo para poder estar con su amado. Sin saber que todo era una fantasía de su iluso corazón. Poco a poco sus alas fueron destruidas, sus delicadas y hermosas plumas blancas se marchitaron y cayeron. El azul en sus ojos cayó como gotas de lluvia y se tornaron de un café avellana mortal, sus rubios cabellos se opacaron y convirtieron al negro. La felicidad moría poco a poco en su rostro, pero nunca en su corazón el amor fue marchito.

El había decidido sufrir todo aquello pensando que la satisfacción llegaría al lado del mortal.

Que iluso había sido.

El hermoso humano ya estaba con alguien más, su corazón no había sido creado para latir a la par del corazón de aquel desdichado ángel.

Por tres días y tres noches sus ojos lloraron lágrimas cristalinas como la lluvia. El dolor y sufrimuento hicieron renacer nuevas alas negras como la noche, su sonrisa se desvaneció dando paso a la crueldad. El bello e inocente ángel se convirtió en un demonio.

Decidió que el amor debía convertirse en odio. Pero su torpe corazón todavía latia, pequeños esfuerzos sin sentido se podían oir en su pecho.

Cada momento antes del amanecer, el demonio se posaba sobre la ventana del humano para verle dormir, sus garras, antes delicadas uñas, anhelaban tocar su piel. Sus pensamientos, antes inocentes, se tornaron oscuros. Quería hacerle daño al humano, hacerle sentir lo que él había sentido al haber renunciado al cielo y a todo lo bueno que tenía para estar con él. Para ser amado por él.

Pero el poco amor en su interior le impedia dañar a esa alma pura. Y con ello, abandonaba la habitación del muchacho.

Por años, Zayn cuido del humano, pensado torpemente que en algún momento por fin podría reclamarlo como suyo. Pero su corazón se marchito igual que sus alas blancas.

Nunca lo miro a él, sino al otro humano con quien unio su vida, y los años cobraron factura en ambos, Zayn fue testigo de como en el rostro de su amado aparecieron las arrugas del tiempo, pequeñas líneas alrededor de sus ojos y en la comisura de sus labios. Señales de que su vida había sido plena y feliz. Sin la necesidad del ángel, ahora demonio.

Y aún cuando había renunciado al cielo, todavía podía verlo con anhelo. De poder volver y tener nuevamente la luz del sol bañando sus alas blancas mientras revoloteaba entre las suaves nubes, porque la única luz que le bañaba ahora era la de la luna. Solitaria y preciosa como el demonio.

TALLER DE OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora