A escondidas

2.4K 137 18
                                    

—Esta noche vendrán los chicos para nuestra partida de cada viernes—recordó Arnold Payne a su esposa e hijo.

—Yo iré a una cena a casa de mi amiga Barbará—comento Yisell Payne, miro a su amado hijo y pregunto— ¿Quieres venir conmigo, cariño? Sé que te aburres mucho con tu padre y sus amigos.

—Estaré bien, Mamá—le regalo una encantadora sonrisa a su madre—Estaré hablando con Lana por video llamada.

—Amo a esa chica, espero que un día la traigas como tu novia oficial, amor—la señora Payne pellizco una de las mejillas de su pequeño.

Ambos padres estaban tan orgulloso de su único hijo, el chico había cumplido los veintiún años hace cinco mese, era jugador de futbol, tenía el primer lugar de la escuela con excelentes calificaciones, era educado y amable.

¿Qué más podían pedir?

—Bien, ya termine, iré a estudiar mientras Lana me llama—beso la mejilla de su madre y palmeo el hombro de su viejo antes de salir del comedor.







Cuando la noche llego, los autos de los amigos del señor Payne comenzaron a llegar. Uno por uno estaciono su auto y bajo de este.

La casa estaba llena de luces y risas escandalosas, el humo de tabaco flota sobre sus cabezas, mientras las cartas son arrojadas sobre la mesa y los vasos se vacían poco a poco.

Liam iba saliendo de bañarse cuando una mano tapa su boca e impidió el grito de miedo, intento golpear a su atacante, pero fue aprisionado y metido nuevamente en el vaporoso baño.

—Me encanta cuando te pones violento, mi amor—él gimió cuando labios calientes se presionaron contra la parte trasera de su cuello.

Conocía aquella voz, conocía aquellas manos y Liam estaba demente si no recordara el duro y gran pedazo de carne cubierto que golpeaba contra su trasero envuelto en la toalla.

Termino por dejarse caer contra el pecho amplio y jadeo a través de la mano firme que todavía cubría sus labios.

Zayn pasó de cubrir sus labios a rozar estos con la yema de sus dedos, su aliento caliente golpeaba contra la húmeda piel del joven castaño, bajo sus dedos poco a poco por el limpio cuello, recolectando las gotas de agua adheridas a la piel.

— ¿Me extrañaste, dulzura?—pregunto, sensual y lento.

—Dios, Zayn...mucho—susurro—Te extrañe mucho

Lo que Malik amaba mas de aquel chico era la facilidad con que sus manos lograban hacer temblar su cuerpo. Y es que, Liam siempre había sido débil cuando de Zayn se trataba.

Desde la primera vez que se conocieron, cuando Zayn pasó unos días en casa de los Payne por una herida en la pierna izquierda. Su mejor amigo Arnold había insistido en que se quedara con ellos, a lo que Malik terminó aceptado.

Sin saber que aquel muchacho que dejo de ver por años se había convertido en un joven extremadamente precioso y sensual. Liam ya no era un niño como la última vez que lo vio y este le decía tío.

Se había vuelto un joven de diecisiete años peligroso para la cordura del soldado. Él había dejado de llamarle tío, ahora era sólo Zayn.

Malik comenzó a ver la forma en que el pequeño Payne actuaba a su alrededor, las miradas coquetas, esas sonrisas que invitaban a cosas perversas, incluso los roces que a veces tenían. Todo había sido una nueva misión para él. Controlarse.

Pero ese control había acabado la tercera semana en su estadía, cuando la casa quedo vacía a excepción de ellos y Liam se paseo por la casa con solo ropa interior y una camisa blanca de botones, su cabello revuelto por las almohadas y sus ojos con el sueño todavía en ellos.

TALLER DE OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora