4º Capítulo

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"La unión crea una brecha" 


—Señorita Lara, por favor márchese de esta sala antes de que tomemos una decisión contigo – explica el director

—Él no hizo nada, solo se defendió de insultos que seguramente a vosotros os hubiera jodido mucho- digo señalando al director y al profesor de educación física.

—Lara, vete a no ser que quieras que hablemos contigo también. Además, no deberías estar aquí, así que vete a clase- dice mi profesor de educación física.

Lo pienso dos veces, y decido irme para no meterme en un problema.

10 minutos más tarde, salen los tres. Yo me senté fuera porque no me apetecía ir a clase y aparte quería hablar con él. Se acerca lentamente esperando a que el profesor se vaya sin antes decirnos que fuéramos a clase lo más pronto posible.

—Gracias por lo de antes, pero no hacía falta que te metieras a defenderme- dice mirándome con atención.

—De nada. Sentía que tenía que defenderte, no me parecía justo.

—Bueno, yo ya me acostumbré a tanta crítica. No quiero que te metas en estos líos, será lo mejor para ti. Por cierto, ¿cómo te llamabas?

—Lara

—Encantado, nos vemos en clase- comenta marchándose hacia nuestra clase.

—Si claro, ahora nos vemos- dije escondiendo un poco la cabeza por lo que acababa de pasar.

No pensaba que reaccionaría de esa forma cuando yo me he jugado el cuello por defenderlo.

Al final sí que va a ser un cabrón.

Mientras voy de vuelta a casa, me doy cuenta de todo lo que ha pasado hace unas horas atrás. Pensaba que iba a actuar de una forma totalmente distinta y no diciéndome que no hacía falta que le defendiera. No se que esconde este chico para comportarse así.

..........

— Hola, ya estoy en casa -digo con la menos ilusión posible porque ese día se come lentejas y sinceramente, y creo que a todo el mundo le pasa, después de estar seis horas en una clase dando asignaturas que te amargan la existencia y seguidamente llegar a casa y comer lentejas, pues no es que sea algo que te alegre el alma.

—Hola Lara, está ya la comida lista, deja las cosas y ve al salón, Abby y yo te estamos esperando- dice mi madre.

Voy arriba, me pongo una coleta alta para comer y me pongo ropa cómoda. Está siendo un día muy agotador, donde todo parece que me está saliendo mal. Necesito que comience un nuevo día.

—Y bueno, ¿Qué tal vuestro día?- pregunta mi madre mientras va sirviendo a cada una de nosotras.

—Sin más, me pusieron un examen para dentro de dos semanas y en educación física mi equipo ha ganado el partido de baloncesto- dice Abby.

—Muy bien, y ¿tu Lara?

—Bueno, conocí al chico nuevo de clase llamado Erick. La gente se burla de él, y casi lo expulsan por pelearse con los de mi clase. Yo le defendí porque no me parecía justo y él se lo tomó a mal, en vez de decirme que gracias por literalmente salvarle el culo.

—Bueno, tú tranquila, entiende que él vive diariamente con burlas y actuará frente a todos de malas maneras por desconfianza- comenta Abby.

—Tu hermana tiene razón cariño, pero ten cuidado, no quiero que te haga algo malo.

—Tranquila mamá, lo tendré y gracias Abby, le intentaré entender.

Pasaban los días y todo concurría con normalidad. Erick seguía ausente y recibiendo comentarios de los demás y más con lo que pasó el otro día. Entre los dos, ya no me vuelve a mirar desde aquel día. Yo, sinceramente, no es que me importe tanto el hecho de que no me preste tanta atención porque apenas tuvimos conversación, y encima actuó de malas formas.

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora