16º Capítulo

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"La fiesta"


Hemos decidido pasar año nuevo aquí porque unos amigos de mis padres les han inventado a una cena el 31 de diciembre. Nosotros también iremos pero luego nos iremos de fiesta por Londres. Mi hermana se tiene que quedar con ellos al ser menor de edad aún.

Lunes 30 de diciembre

Hoy vamos a la exposición de Harry Potter que me regalaron en Navidad. Voy a ir con Erick y mi hermana y pasaremos allí el día.

Desde muy pequeña tuve un vicio con las películas de esta saga y por fin voy a ir a la exposición. Vi todas las películas y ya llegaba un punto en que sabía hasta los diálogos. Hacía mis conjuros y usaba un palo del parque como barita. Mi favorito siempre era Draco Malfoy. Me encantaba cómo actuaba y en sí todo lo que hacía.

.....

Acabamos de terminar de verla y simplemente no tengo palabras. Ha sido increíble y me he comprado la varita de Draco Malfoy. Era algo que necesitaba. Ojalá vuelva a venir, pero bueno, seguro que en un futuro volveré. A Erick y a Abby también les ha encantado e incluso nos hemos propuesto vernos todas las películas cuando volvamos a casa.

Nos dirigimos a comer algo y finalmente terminamos los tres en el sofá viendo las películas y yo con mi varita.

31 de diciembre

El último día del año. Este año ha sido una auténtica montaña rusa donde he tenido mis bajones, mis momentos siendo muy feliz, y experiencias que se han quedado en recuerdos. Pero lo que más me ha gustado de este año es encontrarme a mi misma y por fin encontrar el equilibrio entre la paz y la locura.

—¿Estás lista?- dice mi padre desde el pasillo. 

—Si, ya casi termino.

—Te esperamos en el coche- comenta mi padre.

—Vale.

Reviso que no me falta nada y me voy hacia el coche. Al llegar, saludamos y presento a Erick y Angie, que son la novedad en estas fiestas. Les hacen las típicas preguntas de cómo se llaman, dónde viven, etc. Al terminar la cena donde hemos estado hablando de todo lo que nos ha pasado en estos meses sin vernos, vamos hacia la zona de los sillones para ver las campanadas.

Admito que me atraganto al comerlas ya que va demasiado rápido y no me da tiempo a respirar y comer a la misma vez. Encima mi padre no para de hacer bromas y eso hace que la mayoría de los que están, se atraganten por las risas. Resumidamente, todo es un caos.

—¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!- grita mi padre al terminar la última uva.

—¡¡Feliz Año!!- suelta su amigo.

Nos damos abrazos entre todos y abrimos el champagne a modo de celebración. Estamos un rato viendo la televisión y finalmente nos vamos al centro de fiesta.

—Bueno, disfrutar la noche, nosotros nos vamos ya- digo mientras cojo el abrigo y Erick va a por la cartera.

—Gracias Lara, tener cuidado los dos por favor- dice mi madre con un tono de preocupación.

—Tranquila mamá, irá bien. Te avisaré cuando lleguemos a casa.

—Vale, que os divirtáis.

Llegamos al centro y vemos un ambiente juvenil por las distintas zonas de la ciudad. Vamos hacia un pub para ir empezando y luego iremos hacia la discoteca.

—¿Qué queréis tomar?- pregunta el camarero.

—Dos Ron con Coca Cola por favor- comenta Erick.

—Enseguida os lo traemos.

—Gracias.

Estamos una hora ahí hablando, viendo cómo la gente baila en la pequeña pista de baile y escuchando la música que retumba en nuestros oídos. Cogemos las cosas y salimos para sentir un poco de aire rumbo a la discoteca.

Al entrar, hay más gente de lo normal, acto que me agobia pero no le doy demasiada importancia. Voy intentado perseguir a Erick para no perderme y acabamos en una especie de mesa alta donde hay varias copas usadas. Me siento en el taburete y espero a que él venga con las bebidas.

No me gustan las fiestas, y sin embargo, decido meterme en el corazón de la fiesta. La discoteca. Espero que no me arrepienta y no estropee la noche a Erick.

Llega con dos piñas coladas, una de mis bebidas favoritas, y se sienta en el otro taburete. Pasan las horas y se va empezando a sentir la sensación de mareo. Menos mal que estamos sentados.

—Oye, voy al baño, ¿te quedas aquí? - intenta preguntar él al tener tanto ruido de la música y personas.

—Te acompaño y así luego salimos un rato y nos despejamos- le intento decir, y menos mal que lo capta a la primera. Es imposible hablar aquí.

—Venga vale si, mejor. Necesitamos aire. Hay demasiado agobio.

Le acompaño, esquivando a todo tipo de persona que se entremete entre nosotros y finalmente llegamos.

Se mete y yo me quedo fuera, en una zona donde no hay tantas personas. Enciendo el móvil y no veo ninguna notificación de llamada. Tengo poca batería, así que decido volver a bloquearlo y esperar viendo el ambiente.

Noto que tarda mucho, y yo me estoy agobiando mucho. Le escribo un mensaje diciéndole que voy afuera, y él me contesta con un vale, explicándome la razón por la cuál tarda tanta y es que hay mucha cola.

No sabía lo que se nos venía, pero en el momento que salí, todo se volvió más nublado. 

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora