"El reencuentro"
Ya hemos llegado. Cogemos las cosas para hacer el picnic y vamos caminando por la fina arena hasta la conexión entre la arena y el mar.
Las olas están calmadas, creando el ruido perfecto para relajarnos. El sol iluminaba aún con fuerza. Cojo mi bocadillo que me hizo mi madre y empiezo a mirar hacia el horizonte.
—¿ Cómo fue esta semana?- pregunta mi madre sin apartar la mirada del mar.
—La verdad es que fue mal.
—Cuéntame.
No quería contarle a nadie acerca de mis problemas, no quería mostrar pena, pero me propuse dejar de pensar en eso y contar lo que realmente pasa.
—La semana pasada estuve muy mal, el lunes pasado. Hablé con Erick de que sentía de nuevo aquellas heridas que años atrás cerré. Y me escocían. No se, fue un sentimiento de ahogamiento, de decir que no puedo, me encontraba cansada y expuse el trabajo de historia fatal.
—Bueno hija, tienes que aprender que esas heridas de alguna forma estarán ahí. Lo que tienes que hacer es aceptar lo que sufriste hace años, y sentirte orgullosa de que has conseguido salir de ahí. Yo, cuando tenía tu edad, me costaba muchísimo aceptar las cosas, aceptar que sufría algo dentro de mí, y fue, con los pasos de los años, que aquí el único que te va a salvar eres tú mismo. Y si tú no sacas esas garras, esa fuerza que está dentro de ti, dudo que alguien lo haga, y te hundirás y ya habrás menos posibilidades de salir.
—Tienes razón, el otro día hablando con Erick hablaba de algo parecido. Yo sé que puedo, porque ya superé muchas barreras, pero me cuesta. Sin embargo, lo intentaré, merezco ser feliz.
—Exactamente.
Esta pequeña conversación liberó mi tensión, como si esas palabras de decir que merezco ser feliz, hizo que despertará algo dentro de mí. Realmente quiero ser feliz. Pero hay que trabajarlo, porque la felicidad no viene cuando tú quieres.
Estuvimos toda la tarde en la playa, hablando, jugando a las cartas, haciéndonos fotos para recordar este día. Mi madre siempre ha sido como una mejor amiga. Me tuvo de joven, y desde siempre hemos tenido un vínculo muy fuerte. Por desgracia, no siempre es así en todas las familias. Hay familias que tienen menos conexión, se hablan menos e incluso hay peleas. Cuesta mucho vivir con algo así todos los días, y de alguna forma, te vuelves independiente, es decir, creas un mundo fuera de lo malo donde cada vez te aferras más a él.
Ya íbamos a casa. Pusimos canciones a todo volumen, riéndonos y siendo felices de verdad.
A la mañana siguiente por fin era viernes. Qué ganas tenía de fin de semana. Hoy quedaré con mis amigos dónde vendrá Erick también. Seguramente vayamos a casa de Nala porque ella tiene las películas de Marvel descargadas y su salón es el más amplio.
Después de clases fui a comer con Erick. Fue bastante gracioso porque no parábamos de hacer tonterías aunque la gente nos miraba raro. Luego fuimos al photocall donde nos hicimos distintas fotos y ya fuimos a casa de Nala, donde nos llevó Angie.
—Si pasa algo, me llamáis- dice Angie con preocupación.
—Mamá, vamos a casa de Nala, no a una guerra- comenta Erick riendo.
—Bueno, pero por si acaso.
—Vale mama, ya te vamos diciendo.
Yo estaba medio riéndome aunque entiendo a Angie. Su hijo no ha salido mucho en un año, y de repente va a muchos sitios, y la imagen que tienen de él en el pueblo no es que sea justo la más bonita.
—Hola, sois los últimos- dice Nala al abrir la puerta- Si queréis me dais los abrigos, yo los guardo.
—Si claro, toma- le doy mi abrigo y después el de Erick.
Le noto tenso, no sé qué ha pasado de estar riendo a estar tenso.
—¿Estás bien?- pregunté.
—Si, bueno aún no me he acostumbrado a socializar mucho. Pero todo está bien.
—Vale, si quieres salir a despejarte o algo, me lo dices.
—Vale cariño, te quiero- dice sonriendo.
—Yo más, venga vamos.
Nos dirigimos al salón donde hay un grupo grande de personas. Saludo a Carla, a Sara, Caroline y las demás personas.
—Pásame las palomitas-suelta Carla apuntando hacia la mesa.
—Toma- le doy el bol con las palomitas.
Empezamos a ver la película. Yo estaba al lado de Erick, medio tumba en su pecho, y a veces me levantaba de los sustos que me pegaba. Luego de la película, fuimos a cenar unas pizzas que hizo la madre de Nala, y nos quedamos cantando canciones jugando a juegos de mesa. Fue un buen viernes, donde me pude relajar, sentir esa felicidad de estar todos juntos viendo películas y riéndonos por los comentarios que a veces soltaba Caroline. Note que Erick estaba más feliz con el tema de socializar, y ya no estaba tan tenso como al principio.
Estoy muy orgullosa de él.
......
Al día siguiente, por fin iba a ver a Stella. Admito que estaba nerviosa y no sabía muy bien cómo iba a reaccionar. La echo de menos, y aunque no hemos hablado mucho, siempre que lo hacíamos era para decirnos como estábamos, y apoyarnos, sin embargo, con el paso de los años, ya no hemos hablado.
—Le dije a Stella que nos viéramos en el centro comercial a las 18 de la tarde, ¿te parece bien? - dice Carla desde el otro lado del móvil.
—Si, nos vemos ahora- le contesté.
—Ahora nos vemos.
Al colgar me dispongo a vestirme y prepararme para irme. Me maquillo poniéndome base y un poco de rímel. No me suelo maquillar mucho tanto por pereza como para quitarlo luego.
Mi madre me lleva al centro comercial, y al llegar veo que Carla está con una chica de pelo negro, un poco más alta que ella. Intuyo que es Stella.
—Hola, esta es Stella, Stella esta es Lara.
—Hola encantada de conocerte- dice Stella dándome un abrazo.
—Hola, yo soy Lara, no se si me reconoces del campamento.
—Ah siii, eres Lara del campamento, cuánto has cambiado- suelta seguido de una sonrisa.
—La verdad es que sí, pero tú más ehh jajajaja.
Rompimos el hielo y empezamos a hablar las tres como antiguamente.
Stella me ha hablado de que se ha mudado a Londres con el tema de los estudios. Está estudiando una carrera de diseño en una escuela, y de vez en cuando va a Manchester a ver a su familia. Yo le conté que estoy en el último curso del instituto junto con Carla y que he conocido a un chico. Le hablé de Erick y me dijo que le conocía por toda la polémica. Pero me admitió que parecía un buen chico y que seguro que no causó todo eso. Eso hizo que me alegrara, ya que alguien sin apenas conocerle, admitía que parecía un buen chico. Estuvimos viendo tiendas, dando vueltas por todo el centro y acabamos tomando unos crepes. Carla tuvo que irse ya porque tenía que ir a un sitio con su familia. Quedamos en vernos otra vez.
Estuvimos dando una vuelta más y acabamos sentadas en un banco.
—Que irónico, que estos años no nos hemos hablado mucho, pero ahora siento que hemos estado hablando toda una vida- comenta.
—La verdad es que sí, no sabía lo que te echaba en falta, hasta que te he tenido aquí delante. Menos mal que te apuntaste a la academia.
—El destino, o eso suelen decir.
Hablamos, nos decimos todo lo que nos ha pasado en nuestras vidas, y nos vamos cada una a nuestras casas. Necesitamos unirnos para volver a conectar.
ESTÁS LEYENDO
Almas Vacías
RomanceLara, una chica que no tiene ningún objetivo planeado. Erick, un chico problemático para el pueblo, pero para los ojos de la persona correcta es totalmente lo contrario. En el pueblo de las afueras de Londres todo ocurre con normalidad hasta que u...