30º Capítulo

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"Abrir heridas"


Mañana son vacaciones. En estos días avanzaré en el trabajo final que tenemos que entregar al final del curso. Me quedaré con mis amigos o con él y pasaré tiempo con la familia porque mi padre tiene vacaciones también.

—¿Qué es ese collar Lara?- pregunta mi padre.

—Me lo regaló ayer Erick. Es su inicial.

—Que bonito, ¿le gustó el llavero?

—Sii, mucho. Nos estuvimos riendo un rato porque habíamos regalado lo mismo pero de distintas maneras.

—Es verdad- dice riendo un poco.

Mi padre me ha contando de ir mañana a Londres y quedarse una noche allí. Mi madre no podrá ir porque trabaja, pero Abby y yo iremos. Qué ganas tengo. Acabamos de preparar todo y nos vamos al coche dirigiéndonos por fin hacia la ciudad. Hablé con Erick en todo el viaje, comentándome que estos días no iba a hacer mucho. Decidimos quedar en cuanto volviese y le dije que él preparase todo de forma irónica pero él me dijo que sí, que haría algo especial. Me quedé con las ganas de saber que sería, puede que vuelva a ser la playa, o esta vez la montaña o cualquier cosa que se le pueda ocurrir.

Al llegar a Londres fuimos a comer del hambre que teníamos. Luego compramos un par de cosas que necesitábamos y fuimos a la casa que alquilamos cuando no estamos. Al ver la zona, me dieron ganas de llorar al recordar todo lo que me sucedió por esas calles. Aún me cuesta asimilarlo, pero cada día voy sacando un poquito más de fuerzas.

Abby y yo fuimos a ver varias tiendas. Yo me compré un libro que necesitaba y mi hermana se compró otro libros. Pasar tiempo con ella en las calles londinenses me emocionaba y me hacía muy feliz. Acabamos las dos cenando en una pizzería, porque mi padre aún seguía preparando la casa para los próximos inquilinos. Parece que no, pero tenía mucha tarea el tener que limpiarlo, comprar muebles, o arreglar los fallos que habían ocurrido.

Al día siguiente, mi padre acabó definitivamente todo, y fuimos a comer los tres en el Hyde Park. Estaba muy cómoda y otra vez, no quería irme de esta ciudad. Siempre iba a ser mi hogar. 

De repente suena el teléfono. Ponía el nombre de Angie, no entiendo por qué.

—¿Si?

—Lara, perdón por molestar.

—No molestas, ¿pasa algo?

—¿Dónde estás?

—En Londres, pensaba que Erick te lo dijo.

—Es que no se donde está.

El mundo volvió a pararse. Pensé otra vez en lo peor. Pero me contuve y hablé con Angie tranquilamente.

—¿Desde cuándo lo sabes?

—Ayer por la noche salió, pensé que era a verte. Esta mañana me levanté y vi que no estaba así que volví a intuir que era porque estaba contigo. Pero algo me dijo que llamase a Alice. Al llamarla me dijo que tú no estabas en casa, y que Erick no apareció.

—Vale, tú tranquila. Va a aparecer, ¿vale?

—Vale, iré a la comisaría.

—Por favor, todo lo que pase me llamas. Voy allí lo más rápido posible.

Abby se ha dado cuenta de mi palidez y me pregunta qué ha pasado. Le digo que es Erick. En ese momento mi padre y ella me miran con cara de impacto.

—¿Cómo que Erick?- pregunta mi padre con preocupación.

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora