27º Capítulo

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 "Aquella felicidad"


Hoy martes ha empezado mejor que ayer, pero es verdad que no me apetece nada ir a clase. Seguramente tengamos que exponer el trabajo de historia que tuvimos que enviar el otro día, y sinceramente no me se nada.

Cojo las cosas, me despido rápidamente y voy al instituto. Iré andando con Erick ya que me dijo de ir juntos y así estar un rato solos antes de entrar.

—Hola preciosa- me saludó dándome un beso que tanto echaba de menos.

—Buenas, ¿cómo estás?- pregunté

—Primero, ¿tú cómo estás?

—Yo mejor, voy poco a poco- digo agachando la cabeza ya que en parte estaba mintiendo.

—Lara, cariño, dime la verdad- dice agachándose uniendo sus ojos con los míos.

—No estoy bien aún, me cuesta mucho y.. - empecé a llorar delante de él. Nunca o casi siempre he evitado llorar delante de alguien, me da mucha vergüenza y veo que es un acto que no quiero que nadie vea a no ser que sea alguien muy especial, por eso siempre intento aguantar hasta que estoy sola.

—Ei, ven- me da un abrazo secándome las lágrimas.

—No todos los días podemos estar felices, y se que es una mierda sentirse así, pero yo se que vas a poder salir de ahí, te lo aseguro. Como dice tú cantante favorito, we'll be alright. Recuerda siempre eso- me dice mientras me da un abrazo escondiendo mi cabeza entre su pecho. 

Le di un abrazo de vuelta que duró varios minutos. Ojala me quedara ahí siempre, en esos brazos que son mi refugio. Por desgracia teníamos que ir a clase, así que me hizo un par de cosquillas para que me alegrara, me dio un beso, y fuimos al instituto. Tenía mucha suerte y en parte me sentía mal, porque apenas le devolvía todo el cariño que él me daba, aunque realmente no era cierto. No entiendo cómo la gente lo ve tan malo. Creo que es de los pocos chicos que me entiende y me hace sentir especial.

Al llegar, sentí que todo el mundo nos miraba. Odiaba esa sensación y el no poder ser libre de cogerle la mano sin recibir un comentario de "mira a esta niña con este tonto". Erick me decía que no les hiciera caso, pero me costaba mucho.

Al entrar a la clase, Carla me recibe con un abrazo, como lo lleva haciendo desde que éramos pequeñas. Me ha dicho que al final Stella puede venir el sábado que viene. Al menos es algo que me alegra en este día tan caótico.

—¿Estudiaste la exposición? - me preguntó Hannah al ver que estaba mirando a un punto fijo.

—Si, claro, me lo estudié- digo con un tono de no me apetece hablar, ni socializar.

—¿Estás bien?

La mágica pregunta que no se decir si estoy mal para dar pena o decir que estoy bien y así no indaga más en que me ha pasado.

—Estoy bien, solo que estoy un poco cansada- no me gusta mentirle, pero en este caso es necesario.

Después de varias clases, Erick se acerca a mí, dando pequeñas caricias en mi hombro y mirándome con cara de preocupación.

—Ven, dame la mano.

Me suena esa frase. Le doy la mano y vamos afuera del instituto, en la zona del recreo donde está el césped. Hay poca gente y no nos molestan, así que por fin hay un poco de paz.

—¿Quieres un poco?- veo que tiene chuches y justo son mis favoritas.

—Sí, gracias- ese pequeño acto me hace sonreír, y él lo ha notado porque me ha devuelto la sonrisa.

—¿Cómo sabes que son mis favoritas? - pregunté.

—Te conozco bien, y se que las regalices son tus favoritas- dice sonriendo

Nos quedamos sentados, yo apoyando mi espalda en su pecho y mirando la zona del instituto. Puede que nos regañen, pero este momento es único y es lo que más necesito. Ojalá los profesores supieran lo que sufre uno con el tema de la salud mental, siendo algo que nos afecta mucho.

Vamos hacia el instituto de nuevo. Por suerte ningún profesor nos dijo algo. Expongo el trabajo, y ya por fin me voy a casa. Al final salió bien la exposición y Hannah me ayudaba cuando me quedaba en blanco. Menos mal que la tengo.

.......

Estos días están siendo una tortura. Encima nos están poniendo muchos trabajos y exámenes y me estoy agobiando demasiado. Sinceramente no están siendo mis mejores semanas.

Jueves 13 de febrero

—Mamá, ¿me acompañas y vamos a la playa?

—Por supuesto, me apetece ir. Hace buen día. Prepararé algo de comida.

Mientras mi madre está preparando las cosas de la playa, yo me voy a cambiar de ropa y llevar lo necesario. Siempre llevo tres cosas fundamentales, los cascos, un libro y mi móvil. Si no llevo nada de eso, algo malo puede pasar.

—¿Estás lista?- pregunta mi madre.

—Un momento mamá.

Cierro la mochila, me pongo un poco de cacao, algo muy vital, y me pongo las zapatillas.

—Ya estoy- digo mientras bajo las escaleras.

Yendo hacia la playa, noto la brisa, el olor a mar, y algo dentro de mí se enciende. El mar siempre me sanará. Viendo desde lejos la playa, me acuerdo cuando Erick me trajo aquí. Aún me emociono cuando vi por primera vez la playa y ver que él me trajo aquí.

—¿Por qué quieres venir?

—Porque es el único sitio donde me siento en paz aparte de Erick.

Esa frase es lo que definía la felicidad.

La felicidad es algo tan subjetivo. Puede ser un abrazo, una persona, un lugar.... Pero siempre hay algo que te hace más feliz que el resto. Para mí, la felicidad define un momento que guardas en tu corazón para el momento en el que tengas una grieta, esa parte de la felicidad lo sanará. 

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora