7º Capítulo

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"A veces la sinceridad, duele"


Decido no escribirle.

Me voy al baño, me pego una buena ducha y vuelvo a ver el móvil. El mensaje sigue ahí, no lo ha quitado. Le doy a aceptar la solicitud y seguidamente le escribo un hola.

Mientras tanto, voy a la cocina a comer algo. Veo que mi madre ha preparado macarrones con tomate, haciendo que el hambre aumente más.

—Te has levantado. Tu padre y yo iremos a comprar algunas cosas. ¿Necesitas algo?

—No mamá, estoy bien- digo acercándome a ella dándole un abrazo.

—Te quiero mucho Lara.

—Yo más.

Suena el teléfono, una nueva notificación.

Es él.

—Quería preguntarte cuáles eran los deberes.

Veo el mensaje masticando cada palabra. Este chico cada día me sorprende más. Si sus intenciones es hacer como si nada y comportarse como si nunca hubiera roto algo, no va a ser posible.

Pero decido contestarle maja.

—Si claro, ahora miro en la agenda y te lo digo.

Revisé la agenda viendo los trabajos que tenemos pendiente aunque lo bueno es que no hay deberes. Menos mal que lo comprobé porque no quiero llevarme ninguna sorpresa el lunes en el instituto. "Gracias Erick" piensa mi cabeza pese a que la realidad es totalmente lo contrario. No quiero admitir que él ha hecho un buen acto sin que se de cuenta.

A la mañana siguiente, Carla va a pasar el día en mi casa.

La mayoría de domingos, ella viene a mi casa o yo a la suya, pasando un día juntas con la familia. Desde chicas llevamos haciendo esto y se volvió una tradición.

Pasamos la tarde viendo películas, jugando a juegos de mesa y haciendo tortitas para terminar. Ha sido una tarde para desconectar y guardar energía para el comienzo de la semana.

Cojo el móvil después de estar varias horas sin usarlo y veo que Erick me escribió un "vale, gracias, mañana nos vemos" . Dejo en leído el mensaje y apago el móvil para disfrutar de lo que queda de día.

Sinceramente, no sé cuáles son las intenciones de Erick, pero si pretende que ahora nos llevamos súper bien, va a ser difícil. No me gusta que la gente juegue conmigo y use las emociones para manipularme a mí. Seguramente Erick no sea de esos, pero ya por cómo empezó a hablarme y tratarme, no puedo fiarme aún.

.......

Hoy lunes, comienza la penúltima semana de clase. Es la más agobiante porque tenemos que entregar muchos trabajos y acabar los exámenes que aún nos quedan. En tres semanas es Navidad y sinceramente tengo muchas ganas de que sean ya las fiestas.

—Me he enterado que Erick te escribió por Instagram- me dice Nala. Seguramente Carla se lo haya contado, ya que ayer se lo conté y le enseñé la conversación.

Stella se acerca al momento al darle señas de que venga.

—Si, el sábado me escribió. Era para pedirme si teníamos deberes. Muy raro- comenté observando a Erick que estaba en su mesa con los auriculares.

—La verdad es que sí, es muy raro que sin contexto alguno te lo escriba- salta Stella.

—Yo ya se lo dije en el cumpleaños de su hermana, que tenga cuidado y que no se crea esperanzas de que vayáis a ser amigos- resalta Carla.

Nos vamos hacia nuestros sitios tras sonar el timbre de los pasillos. Al terminar la clase, noto que Erick me está mirando. Me está poniendo nerviosa.

Decido ir al baño y así descansar un poco de la tensión que me crea este ser humano.

Al volver, noto que no está en su sitio. ¿Dónde habrá ido?

De repente pego un salto creando un pequeño grito. Erick me ha saludado por detrás y yo, tan estúpida, me he pegado un susto.

—¿Me explicas cuáles son tus intenciones?- pregunto mientras me alejo de él cabreada.

—Solo quería pegarte un susto.

—Pues lo has conseguido.

—¿Por qué pasas de mí?

Vale, eso no me lo esperaba. Ahora que digo yo. Siempre me la quiere jugar, y seguro que esa pregunta, tiene su trampa.

—No paso de ti, es que simplemente no somos amigos, y no voy a perder el tiempo- digo con la mayor sinceridad.

—Pues yo pensaba que sí. Tenía mis esperanzas de sacarte el demonio que llevas dentro cuando hablas conmigo- dijo medio sonriendo.

Eso hizo que me saliera una sonrisa tonta y mi furia disminuyera. Con él no puedo estar más de 5 minutos enfadada. Tiene razón, cuando estoy con él parezco un demonio pero cuando estoy con otras personas soy un ángel.

—Pues no lo conseguirás, y menos con esos sustos. ¿Quieres algo?- pregunto ya con la poca paciencia que tenía. Me estaba poniendo nerviosa y no me apetecía hablar con la persona que no quiere saber de mí y actúa como si nada.

—¿Sinceramente?

—Claro

—Solo quería empezar a tener una amiga.

Erick Miller me acaba de clavar un cuchillo en el corazón. 

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora