"Todos son comas, hasta que aparece un punto"
—Hola cariño- comenta su madre dándole un gran abrazo. Las dos empezaron a llorar y su padre se unió al abrazo. La familia se volvió a unir.
—¿Cómo has podido crecer tanto muchacho?- pregunta mi abuelo.
—Tome muchas frutas, como tú me dijiste- los cuatro nos reímos al momento. Eso siempre le decía cuando era más pequeño.
Entramos dentro, dejando la maleta hacia un lado. Todo está como lo vimos la última vez. Los platos de la colección que le regalaron en la bolsa, colgados encima de la chimenea, la mesa con el mantel de lana que hizo mi abuela hace 10 años y los sofás de cuero de la antigua casa de mi abuelo.
Nos ponen té y unas pastas. Más adelante haré la cena porque mi madre está cansada y mi abuela me ha propuesto que cocine algo. Haré pasta, lo que a todos les gusta, y es rápido y fácil de hacer. Llevamos una hora hablando y decidió ir ya a la cocina. Pongo los espaguetis en la olla pequeña y empiezo a cortar cebolla y la carne. El móvil empieza a sonar y lo cojo rápidamente al ver que es Alice. El corazón me iba a mil kilómetros por hora.
—Dime Alice- mi tono de preocupación se notaba al punto que mi madre se había levantado hacía mí.
—Es Lara, su cerebro ha empezado a mostrar signos de actividad. Nos han dicho que puede que se levante del coma en unos días si todo sale bien.
Los dos empezamos a gritar de felicidad. Por fin una buena noticia.
—Gracias por decírnoslo- le digo- Nos vemos en 4 días Alice.
—Gracias Alice, y enhorabuena, tú niña es muy fuerte- dice mi madre.
—Lo es, estoy muy orgullosa de ella.
Ahora solo falta que se levante, y espero que sea pronto.
En estos 4 días visitamos el pueblo donde recordábamos todo lo que hacía mi madre en verano, cenábamos todos los días fuera, y el sábado nevó. Estábamos encendiendo la chimenea y mi madre hacía tortitas para merendar. Mi abuelo nos dijo que estaba nevando, nos abrigamos y salimos afuera. Hice una pequeña guerra con mi madre y acabamos riéndonos en el suelo durante diez minutos.
Hoy domingo, nos despedimos ya, pero prometiendo que vamos a volver en verano o antes, y espero que Lara y su familia vengan. Antes de salir, mi madre se vuelve a despedir. Estos días he conseguido que el brillo de sus ojos vuelva a aparecer, y eso para mí, me hace sentir muy feliz. Puede sonar tontería, pero mi madre siempre estuvo ahí y cargó con el peso mío por ser yo un cabrón. Ahora se merece descansar, y dejar de cargar con tanto peso.
Vamos hacia el hospital, para visitar a los padres y a Lara. En cuanto entramos, ellos están con más ánimos. Se nota que la noticia que recibieron el otro día, alegró a todos.
—Hola, ¿qué tal estáis?- pregunta mi madre.
—Mejor, pero todo sigue igual, aún no ha despertado.
—Uf, bueno, esperamos que sea pronto. ¿Queréis ir a nuestra casa a tomar algo?
Alice y Michael se miraron entre ellos, pensando en cómo podían dejar sola a Lara con todo lo que tiene.
—Vuestra hija estará bien cuidada. Aquí no le puede pasar nada malo. Venid y disfrutemos un poco, llevamos una semana muy mala y sobre todo, vosotros- le comenta mi madre intuyendo lo que pensaban.
—Bueno vale, avisaré a los médicos. Michael vete con ellos al coche, ahora iré yo.
Nos montamos al coche mientras esperamos a Alice. Michael está mirando hacia un punto, y mi madre está observando el móvil, diciéndole a mis abuelos que habíamos llegado hace unos diez minutos.
Alice llega y nos vamos hacia casa. Está siendo unos días muy duros, donde su familia no tiene rumbo. Toda su vida va a cambiar en cuanto Lara despierte. Ya no será lo mismo y mejorará, pero siempre estará esa cicatriz en ella. Y todo porque unos cabrones quisieron romper en mil pedazos el cuerpo de una chica inocente, una chica donde tenía mil sueños, mil anécdotas, una historia por contar y todo se fue, desapareció. Porque todo seguirá siendo lo mismo, pero el recuerdo hará que se sienta opaco, sin sentimiento, solo algo existente en su vida.
Llegamos, se sientan en la mesa y mientras preparo la cena. Mi madre se queda hablando con ellos, y Abby, que le recogimos antes de venir, se acerca hacia donde estoy.
—Veo que todos estamos super felices- dice irónicamente mirándome. Intentaba sacar algo de risa en el ambiente, pero no lo conseguía.
—Si bueno, no estamos mucho para bromas- me sincero.
—Pues no lo entiendo, porque ella llega a estar aquí y te aseguro, que toda estas personas que estamos aquí, estaríamos felices. Pero claro, no está el alma de la fiesta y de la alegría, y ya todos están tristes dice en un tono borde y de furia. No me lo esperaba.
—Abby, ha sufrido una violación, está en coma, y lleva así una semana, y eso puede ser perjudicial para ella. No estamos para estar riéndonos la verdad, sabiendo que cada minuto, es algo perdido- dije cabreado dando un golpe cuando acabé de hablar.
Todos se me quedaron mirando en silencio.
—Abby, Lara se está muriendo, date cuenta ya.
Y eso fue lo que hizo que me llevara un puñetazo de Abby.
Se fue corriendo, llorando, y cerrando la puerta de la entrada con un portazo.
—Lo siento, me puse muy nervioso- dije llorando. Estaba harto. Harto de fingir que todo deben de ser risas y hacer como si nada, no me gustaba fingir. No era mi punto fuerte.
—Tranquilo Erick. Abby lo está llevando muy mal. Sus compañeros se ríen de ella por todo esto. Ha salido en las noticias y todo el mundo se ha enterado. Y ella es la que está recibiendo todo los comentarios porque nosotros nos quedamos en el hospital sin salir.
—No lo sabía, perdón de verdad. Me pase mucho diciéndole lo de Lara- el sentimiento de arrepentimiento iba aumentando a más, pero en parte, yo ya estaba muy cansando de todo.
—Esta situación nos está poniendo al límite y solo queremos desahogarnos para sentirnos mejor, o simplemente liberar tanto cúmulo. Lo mejor es que hables con ella. Creo que vendrá bien- me dice Alice.
Salgo fuera, y la veo sentada en las escaleras con la cabeza agachada. Estaba sollozando y su respiración se acortaba.
—Abby, ven- pensaba que no se iba a levantar, pero lo hizo. Vino a mí, y me abrazó.
Necesitábamos ese abrazo. La tranquilice, y ella se desahogaba con todo lo que tenía dentro. Por fin liberó una gran carga. Esa carga de tantos comentarios, tantos momentos de soledad, y donde nadie la entendía.
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Almas Vacías
RomanceLara, una chica que no tiene ningún objetivo planeado. Erick, un chico problemático para el pueblo, pero para los ojos de la persona correcta es totalmente lo contrario. En el pueblo de las afueras de Londres todo ocurre con normalidad hasta que u...