22º Capítulo

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"Un atardecer, las olas y un beso"


2 meses más tarde

Lara ha mejorado favorablemente. Le dieron el alta hace un mes, teniendo que tomarse varias medicamentos y yendo a revisiones cada cierto tiempo. La psicóloga la ha ayudado a empezar a superar todo lo que le ocurrió y empezó a ir a un fisio, progresando poco a poco.

Ella y yo hemos forzado la relación. Ya somos prácticamente mejores amigos. La he estado ayudando cuando necesitaba algo, ella me apoyaba en algún examen, hemos jugado a videojuegos y así las 24 horas al día. Decidí vivir en su casa hasta que ella estuviese lo mejor posible y no necesitará tanta ayuda, ya que sus padres retomaron el trabajo y su hermana solo estaba por las tardes y tenía que hacer cosas del instituto y otros temas. Lara no siguió en el instituto porque no se veía capacitada aún. En mayo, estudiará varios temarios y con eso verán si está adecuada para pasar de curso. Sus padres, por otra parte, han mejorado bastante, llegando al punto que tienen motivación para empezar de nuevo la rutina y su hermana también consiguió salir de ese pozo sin fondo. Fue a una psicóloga y le está yendo muy bien.

Sinceramente, han pasado dos meses desde que ocurrió todo, y ya apenas lo recuerdan. Prefirieron olvidarlo, aunque eso seguirá siempre ahí, y avanzar. No podían estancarse en la misma piedra, ya que eso les haría empeorar.

......

Estamos ella y yo viendo la televisión ya que justo hemos acabado de comer.

—Esta noche te quiero llevar a un sitio- le digo.

—¿A un sitio?

—Si, solo tienes que llevarte cosas de abrigo.

—¿Y cuál es?

—Sorpresa.

Lara se queda con cierta cara de duda, pero me obedece asintiéndome y seguimos  viendo la televisión. . 

.......

No se como tomarme esto porque soy de las personas que con una pequeña cosa ya se emociona. Pasamos la tarde en el salón y en cuanto cayó la noche, ya estábamos preparándonos para la sorpresa que tenía preparado Erick.

Nos montamos en el coche, ya que Angie nos iba a llevar al misterioso sitio. Me vendaron los ojos y me pusieron los cascos para no oír nada. Empecé a sentir nervios por la zona del estómago de todo lo que él me ha hecho en estos meses, sin pedir nada a cambio. Ayudándome, abrazándome cuando mis lágrimas salían, y aconsejándome cuando no sabía qué hacer.

Intuí que llegamos ya, al sentir el coche pararse. Me llevaron por un camino con cuidado para que no me cayera hasta que llegamos.

—¿Estás preparada?- me pregunta Erick quitándome los cascos y cogiendo mi mano con delicadeza.

—Ummm no se.

De repente noto que la venda de los ojos va desapareciendo, viendo el mar de fondo, un atardecer anaranjado y pájaros revoloteando por el paisaje.

Me ha llevado a mi lugar seguro, la playa.

Me quedo un rato observando con detalle lo que veía mis propios ojos y a continuación me acerco a Erick.

—No sé qué decir, es que...es que nadie nunca hizo esto por mí y.. no sé ni cómo reaccionar- empiezo a llorar- Gracias de verdad, muchísimas gracias.

Terminamos abrazándonos. Me sentía muy feliz por todo lo que me hacía aunque fueran pequeños detalles.

—Gracias a ti, por estar y confiar en mí aún recibiendo comentarios malos.

—Yo siempre estaré Erick. No sabes lo mucho que me has ayudado en estos meses. Sane tú corazón pero ahora has usado esas vendas para sanar el mío.

Preparamos el picnic, a metros de las olas, sintiendo la arena suave, y con comida que nos preparó Angie. Erick se trajo su guitarra que tanto escondía pero luego la tocaba horas y horas en su cuarto con la música de fondo.

Nos quedamos observando el atardecer, viendo como el sol se iba lentamente mientras oíamos las olas romper con la arena. Estábamos viviendo un momento de paz después de todo lo que sufrimos, sintiéndonos fuertes y unidos, como la luna y las estrellas en una noche oscura, iluminando cada rincón de la tierra haciendo que la ciudad se calme y se oiga un silencio distinto. Un silencio como el que nosotros estábamos viviendo en ese momento.

—¿Quieres cenar?- preguntó notando ya el hambre.

—Si, tengo demasiada hambre- dijo él. 

Cogemos los sándwiches, las bebidas y jugamos a juegos de mesa mientras nos lo comíamos.

Le queda poco tiempo al sol. Decido apoyar mi cabeza en su hombro, y siento ese último rayito de sol entre las nubes haciendo que cierre los ojos y me sienta bien, viva, como si todo lo malo que paso anteriormente hubiera merecido la pena para estar aquí sentada, al lado del chico que por una pequeña chispa creamos una llama y teniendo un motivo para seguir adelante, él.

Siento un pequeño nerviosismo al pensar en todo lo que puede ocurrir en un futuro. Tantas dudas y como en pequeñas decisiones, esas dudas pueden hacer un clic y resolver enigmas de un pasado.

Pienso en cómo avanza la vida lentamente con obstáculos pequeños donde a veces cuesta más y otras menos, a veces las saltas y otras escalas , y así un continuo camino donde el final, es el desenlace de todo lo que hemos vivido y guardamos en recuerdos.

Y es irónico que en el presente nos estancamos en pequeños baches y luego pasa el tiempo y no lo vemos en algo que no nos hizo cambiar. Sin embargo, hay acciones, palabras o hechos que se nos queda en una herida donde debemos de cicatrizarla a base del cariño que faltó en el momento de crearse. Y cuesta, porque no es fácil, pero siempre interiorizamos y pensamos más en nosotros mismos que en los demás y elegimos lo mejor aunque el resto no opinen lo mismo.

Puede que nos equivoquemos al elegir, o no, pero para eso hemos nacido, para aprender de los errores y practicar lo aprendido.

.......

Me lo pienso dos veces y cada vez noto ese dolor en la barriga de pensar que la puedo cagar. Aunque tener miedo haga que seamos valientes. Finalmente decido hablar rompiendo ese hielo que hay en mí, jugándome todas las cartas, mientras apuesto todo por él. Por sentir esa incertidumbre en una respuesta donde puede ocasionar cualquier cosa que nos haga sentir mil emociones en un segundo.

—Erick, ¿te puedo preguntar una cosa?

—Si, dime.

Y ahí estaban, esos ojos que hacen que me quede sin aire y sin saber formular una pregunta, esos ojos que demuestran que es leal a todo lo que dice pero a la vez muestra todo lo que ha sufrido en estos años. Algo tan insignificante pero tan esencial.

—Pues estos días he estado pensando en una cosa y no se si decirlo pero bueno, siempre hay que echar todas las cartas aunque pierda.

—¿Qué quieres?

—Pues que me gustas, y sé que es un poco precipitado, pero es que lo que siento contigo, no lo he sentido nunca. Estos últimos meses, estando la mayoría del tiempo contigo, me he dado cuenta el gran chico que eres, y todo lo que me haces sentir, es sanación y crecimiento. Puede que te suene a una locura pero......

Y sentí sus labios en mí, esa mano en mi cuello para acercarme y sentirle más cerca. Eso hizo que todo mi sistema encendiera aquella chispa que tanto escondía y no era capaz de encender.

Todo lo que había perdido por apostar, lo estaba ganando.

Y fue justo en ese momento, donde dos almas se unieron. Dos almas creándose en una haciendo que el sol iluminara más, los pájaros cantarán con más fuerza y el mar se volviera más salvaje. Sentirte enamorado de alguien nos hace ser ciegos de lo que nos rodea pero presentes de la persona de al lado. Mostrando cada parte de tu ser y expresando cada sentimiento, haciéndote sentir viva aún estando apagada.

Y que buen sentimiento era. 

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora