¿Existen oportunidades?
1 de diciembre
Hoy es un día muy especial. Hoy es el cumpleaños de mi hermana.
Ella siempre lo ha disfrutado a lo grande cuando era más pequeña con sus amigos, tenía castillos inflables, comida y muchas actividades. La verdad es que se lo pasaban genial. Aunque ya ha cambiado la cosa, la gente se hace mayor y piensa de forma distinta. Aparte, ya todo se vuelve más infantil y las fiestas de cumpleaños se vuelven más formales o son casi inexistentes.
Nosotros lo celebramos siempre en casa. Hacemos una cena especial, yo invito a algunos amigos míos, ella a otros y así creamos una mini fiesta. Lo importante es que ella se lo pasa genial y es feliz. Este año voy a invitar a Carla y Nala y se unirá Stella.
Salimos de clase y decidimos quedar en mi casa a las 18:00 h para ir preparando todas las cosas. No habrá sorpresa ya que mi hermana quiere estar con los demás preparando todo.
— Oye Nala, ¿me puedes dar esos globos que hay encima de la mesa? - pregunté apuntando hacia la mesa.
— Toma, aquí tienes.
Terminamos de preparar todo y empiezan a venir las personas que faltaban.
Cantamos, bailamos. soplamos las velas y le dan los regalos.
De repente suena la puerta.
— Voy a abrir- digo acercándome a la puerta.
No esperábamos a alguien.
— Hola- dice Erick mirándome con miedo e impacto al verme.
— ¿Qué haces aquí? - pregunto con el tono más enfadado posible.
— Solo quería hablar contigo un momento, por favor Lara.
Vale, esto no entraba en mis planes.
— Mira, si te soy sincera, estoy en el cumpleaños de mi hermana, y ahora mismo, lo que menos me apetece, es hablar contigo, así que te puedes ir marchando- comenté con furia cerrando la puerta.
Me quedé paralizada. La misma sensación que aquel día en la parada de autobús.
Abro la puerta y me dirijo a él. Debo darle una última oportunidad. Puede que sea mi mayor error, pero no puedo estar tranquila si no hablo con él. Nací siendo muy buena persona, y esas son las consecuencias.
— Erick, para, ¿qué quieres?- le digo sujetando su brazo.
— Parece que ahora quieres escucharme.
— O me lo dices ya, o me voy.
— Vale vale, que impaciente. Lo que quería decirte es que lo siento por comportarme como un capullo el otro día. Cuando siento mucha rabia en mí, a la primera persona que me habla o conozco, le suelto cualquier barbaridad.
— Bueno, no pasa nada, tranquilo. Es verdad que me dolió porque sentí que no me lo merecía pero bueno, tú tranquilo, es normal que estés con rabia.
— ¿Segura?
— Sí
Después de esa conversación , quedamos callados, sin saber qué hacer. Qué incómodo.
— Tengo que entrar ya, vamos hablando si eso- digo moviéndome hacia la dirección de la puerta. Necesitaba alejarme de él.
— Si claro, adiós, ya nos vemos.
Me voy hacia la casa, y Carla me espera en la puerta. Intuyo que ha visto lo que ha pasado.
— Y bueno, ¿qué me tienes que contar?- pregunta Carla mirándome con cara de que acaba de pasar.
— Tranquila, sólo me pidió perdón y yo le perdoné- digo con el menos entusiasmo.
— ¿Cómo? ¿Qué te acaba de pedir perdón, y vas tú y le perdonas?
—Si vale, necesita una última oportunidad. No puedo ser tan mala con él.
— Lara, por favor piensa lo que acabas de decir. Yo soy tú mejor amiga y te aconsejaré tanto para lo bueno como lo malo, y ya te voy avisando que lo que has hecho no está bien, y te arrepentirás- suelta y a continuación se da media vuelta hacia donde está la multitud.
No sé qué hacer con mi vida. Estoy saturada y solo necesito calmar todo, cosa que es imposible.
Decido hacer como si nada, abro la botella de Vodka y empiezo a servirme, animando a la multitud.
Va sonando Feel So Close, empezamos a bailar y acabamos dando saltos, cantando y sintiendo un mareo por todo el alcohol que había consumido. Creo que ha sido la noche que más feliz he sido pese a lo que ocurrió antes.
A la mañana siguiente, siento un dolor de cabeza que en cualquier momento me va a estallar. No soy capaz ni de levantarme.
—Creo que la noche ha sido bastante buena- comenta mi madre apareciendo por la puerta.
— ¿Qué hora es?
— Son las 17:00 h. Habéis dormido demasiado. Hay sobras de la comida que he hecho antes, por si quieres comer. Te vendrá bien.
Se marcha cerrando la puerta pero no sin antes abrir las persianas y las ventanas para que se ventile la habitación.
Cojo el móvil, intentando descifrar los mensajes ya que aún no distingo bien las cosas tras tanta claridad.
Veo que la mayoría son de mis amigas avisando que ya están en casa. Otros diciéndome cosas que le han pasado por la mañana mientras yo dormía. Y otros de familiares, como mi abuela, diciéndome los buenos días de todos los días.
Excepto uno, que no me suena de haberlo visto antes.
Me meto dentro de la notificación y no soy capaz de asimilar lo que estoy viendo.
Erick me ha escrito un "hola" por Instagram.
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Almas Vacías
RomanceLara, una chica que no tiene ningún objetivo planeado. Erick, un chico problemático para el pueblo, pero para los ojos de la persona correcta es totalmente lo contrario. En el pueblo de las afueras de Londres todo ocurre con normalidad hasta que u...