25º Capítulo

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"Toda fiesta, tiene su consecuencias"


Cojo la sudadera de Erick que está en la silla, unos pantalones de chándal también de él y voy hacia la ducha. Lo bueno, es que todos estaban dormidos, así que podía ducharme tranquila. Al bajar después de bañarme y peinarme, veo que está todo hecho un desastre. Vasos por la mesa, confetis por el sofá, el suelo pegado por la caída de alcohol y más cosas que os podéis imaginar. Lo limpio todo, quitando todo el desastre, fregando el suelo, y por último, al acabar, me hago un desayuno que tanto me merezco después de estar una hora limpiando.

—Buenos días- comenté al ver a Angie sentándose en el sofá. Finalmente se acaba tumbando.

—Buenos para ti, porque mi cabeza en cualquier momento me va a explotar- dice quejándose mientras se toca la cabeza.

—Ten, toma un paracetamol, te hará falta.

—Si, demasiado, gracias.

Acabo mi desayuno y me subo arriba dejando a Angie durmiendo otra vez en el sofá.

—Te has levantado- digo al ver que estaba él con el móvil.

—Así es, pero me da pereza levantarme- dice haciéndose el herido. Un exagerado. 

—Pues hay que hacerlo, venga levanta perezoso.

Seguía sin nada de ropa y eso me estaba poniendo nerviosa.

—Espero que cuando vuelva de llamar a mi madre, estés en la ducha o haciendo el amago de que te estés duchando.

—¿ Y no puedes ducharte conmigo?

Mierda Erick, no ahora. El calentón iba subiendo y no me apetecía ahora mismo. Esos comentarios que soltaba cuando estaba desprevenida, me iban a matar algún día.

—Anda venga- suelto con una sonrisa de haberme pillado totalmente.

Él intenta cogerme del brazo, pero yo escapo antes. Esta vez no me ganará. Llamé a mi madre para ver cómo estaban después de la fiesta que se montaron ayer. Menos mal que Abby fue a casa de su amiga porque no se como hubiera reaccionado a todo lo que pasó ayer.

—¿Cómo estás?- pregunté desde la puerta.

—Bien, pero super cansada y con dolor de cabeza. Ayer no te quisimos decir nada porque intuimos que estabas con Erick en un momento especial.

—¡¡MAMA!!- grito notando mi sonrojo.

—¿Qué pasa hija? ¿Digo alguna mentira?

—No bueno, no- digo con sinceridad.

—Pues ya está, te conozco bien cariño. Bueno me tengo que ir porque tu padre ya me está suplicando una pastilla desde abajo. Había bajado hace varios minutos, antes de que entrara. 

—Pero, antes de irte, ¿se oyó algo?- me arrepiento de haber preguntado eso.

—No, tranquila, íbamos medio borrachos y había música.

Erick tenía razón. Salí del cuarto de invitados y vi que había terminado de ducharse. Fuimos abajo, él preparó su desayuno y yo me fui directa al sofá a echarme un rato. Sentía un agotamiento horrible. Koda se tumbó a mi lado y se empezó a dormir tras mis pequeñas caricias.

El ambiente que había en casa era de pereza total y apenas queríamos hacer algo. Pasamos el día viendo la televisión, Angie se levantó a las dos horas más o menos y preparó algo rápido de comer. No tenía ganas de cocinar, y era totalmente comprensible.

Me vestí, recogí todo lo que me había llevado y espere a que mis padres recogieran todo. Quería en parte llegar a casa, descansar y sobre todo dormir, me hacía falta.

Acabaron de recoger todo, me despedí diciendo que nos vemos mañana con un beso, y ellos agradeciendo por todo lo que pasó ayer. La verdad es que fue un gran día.

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora