35º Capítulo

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"El último adiós"


4 días más tarde

Estos días no ha pasado nada. Nadie quería salir. 

Yo me quedé en la cama oyendo las canciones que algún día les dedicaría a ella. Porque sí, les escribí canciones, tenía esa ilusión de crear un disco donde cada letra, sería una razón para darle un motivo de lo mucho que me había ayudado. Y ahora todo se había perdido.

Me pongo el traje que me puse para el funeral de mi padre. Nunca llegaría a pensar que ese traje que use hace un año y medio, tuviera que volver a sacarlo, y más hacia ella.  La persona en la cual íbamos a construir un futuro eterno. 

Llegamos a la Iglesia y vemos a los padres saludando a unos amigos suyos. Al fondo se veía una foto de ella. La que le hicimos en la graduación. Con ese vestido rojo, y ese pelo ondulado rubio. Simplemente era algo perfecto dentro de lo imperfecto.

Nos sentamos, y empieza la ceremonia. Alice lee una carta que creó y lo único que intentaba hacer era no llorar con cada palabra que decía. Y llegó mi turno. La última persona en decirle las palabras en las cuales marcarían un punto final. Me levanto, me pongo delante de las personas, miro el cuadro, y empiezo:

Bueno, esto no lo tenía planeado, ni para hoy, ni para un futuro lejano. No escribí apenas en este trozo de papel porque realmente no me salen las palabras para poder decir adiós a la persona que ame desde la primera vez que nos cruzamos la mirada.

Doblo el papel y miro hacia el frente. Y sigo, pero esta vez sin una carta donde no refleja lo que quiero decir realmente. 

Ella era Lara Conner. Esa chica de pelo rubio, con una sonrisa que alimentaba mi hambriento corazón, y que puso miles de vendas en todas mis heridas que ni ella creó.

Es irónico, porque yo era un autentico gilipollas en clase, siendo un chulito, todo el mundo se reía de mí, pero ella....ella miraba a un Erick falso, que sólo actuaba y joder, que razón llevaba. Ella fue la única que se fijó en el monstruo verde de clase porque le importaba más arriesgarse, que no preocuparse. Y así era Lara Conner.

La gente que la conocía, sabrán su emoción al tener un nuevo libro, o leyendo esas aventuras que tanto les hacía emocionar. O cuando escuchaba a su ídolo y toda su ansiedad desaparecía en tan solo un segundo, porque oír la voz de ese cantante, era el alivio para su mayor batalla.

Era esa chica que aunque fuera tímida, cuando la conocías de verdad, era el reflejo de tener ganas de vivir, de sonreír a cada rato, de ayudar a cada pequeña cosa de las personas aunque fuera solo decirle que todo iría bien, con eso ya era lo suficiente para sentir su cariño. 

Sin embargo, ahora el cielo se volvió nublado, las olas rompen con menos fuerza, los pájaros no han vuelto a sonar por la mañana. La gente anda por las calles con la cabeza agachada, sin apenas saludar, y es curioso, porque apenas era conocida en este pueblo, solo por lo que sufrió aquel día en diciembre, pero ver lo joven que era y que pasará esto, nadie nunca lo hubiera llegado a pensar.  Todo lo que creo ella en sus 19 años de vida, se ha convertido en un silencio donde nadie es capaz de hablar. Ella era el ruido, la energía de tantos motores, y ya.....ya no hay nada.

Te miraré desde aquí mi pequeña estrella. Y se que no es un final, porque si tengo que buscarte en todas las estrellas que componen el universo, lo haré. Si tengo que cumplir los sueños que tú tenías en mente, lo haré. Porque viviré una vida con un corazón, pero con dos almas. Porque se vaciaron, ya no queda nada, pero se que hay esperanzas que se recarguen, que vibren al ritmo de la música.

Empezamos siendo dos almas, llenas de ilusiones, llenas de emociones, y se quedó en algo vacío, en algo llamado "Almas Vacías".

Gracias por hacerme la persona más feliz aunque no lo mostrara. Se que me decías que sonriera más pero es que tú sonrisa era el reflejo de la mía. Descansa en paz Lara y sigue brillando allá donde estés. Yo estaré triunfando y saliendo adelante, por ti y porque un día me lo prometí. 

Nunca te olvidaré. 

Termino el discurso, y las primeras lágrimas empiezan a salir. Y otra vez ese silencio. Ese silencio que ella hacía crear. Me sentiría incómodo, pero la verdad es que la paz que estaba sintiendo, era el reflejo de lo que ella era capaz de transmitir pese a no estar presente.

Acaba la ceremonia, y la gente empezaba a despedirse. Esas personas tendrían el dolor unos días y ya luego vivirían sus vidas normales, pero su familia, mi madre, y yo, sería empezar de nuevo. 

Almas VacíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora