Almas Vacías

37º Capítulo

"Un manto de estrellas"

Un mes antes

Termino de hacer los deberes y Erick me ha escrito, justo sonando el timbre.

"Te echaba de meno"

Sonrío a la pantalla como una enamorada y salgo del cuarto yendo a la entrada.

—¿Cómo estás Lara Conner, la persona más guapa? —pregunta seguido de un beso.

—Calla y pasa. Termino de preparar las cosas y salimos.

Hoy vamos a ir a hacer un plan que llevamos pensando mucho tiempo. A mi siempre me ha apetecido hacerlo con él, y Erick se ha dispuesto a hacerlo conmigo. Así que aquí estoy, guardando todo en la mochila para irnos al monte.

—Tener cuidado y mandar fotos —suelta mi madre desde la cocina.

—Sii, os iré comentando.

Entramos al coche y nos dirigimos. El trayecto es de media hora, así que al tener sueño acumulado, enciendo la radio en un tono bajo, y cierro los ojos sintiendo el sonido de la melodía de fondo.

Al llegar, Erick me da varios toquecitos. Me levanto con dificultad, y me doy cuenta que ya hemos llegado.

—Parece ser que ya hemos llegado —comenta él desabrochando el cinturón que aún tenía puesto.

—¿Vamos? —le pregunto.

—Venga.

Vamos andando por una pradera oscura. Hay varios grupos de personas, tanto jóvenes como familias. Eso me gusta. Ponemos nuestra manta, sacamos las patatas, y nos sentamos. Se empezaba a hacer de noche, así que las estrellas se iban notando más. Decidimos tumbarnos mirando hacia arriba para observar ese gran manto.

—Cada vez que veo las estrellas, me imagino que recuerdos tendrá.

—¿Qué quieres decir?

—Pienso que cada estrella es el recuerdo de una persona. Algo que le ha marcado y le ha hecho sentir pleno. Y por eso se queda ahí arriba. Porque impacta más entre la oscuridad, que entre las personas.

—Tiene sentido. Yo pienso que las estrellas pueden ser cualquier cosa, pero algo que tienen en común es que aún teniendo la misma forma, son diferentes. Unas brillan más, y otras son insignificantes puntos. Todo es diferente, hasta en el universo.

Nos quedamos observando un rato más, y nos dirigimos hacia casa. Estaba agotada todo el día y mañana iba a ser un día muy importante.

Hoy en día

Suena la alarma y empiezo a maldecir hasta la vecina del final de la calle. Veo el fondo de pantalla y la veo a ella. Su mirada en mitad de la oscuridad, esa sonrisa y ese manto de estrellas al fondo. Cómo me acordaba aún de ese día.

Me tumbo de nuevo y esa puñalada que tanto me hacía daño, seguía ahí. Era levantarme y sentir todo de nuevo.

¿Por qué te fuiste tan pronto?

Las lágrimas estaban ahí. No podía más.

Me pongo la playlist que le iba a dedicar, y cierro los ojos de nuevo.

A las 2 horas me levanto y voy hacia la cocina. Me hago un bocadillo y al acabarlo decido ir al monte. Pongo la radio como ella lo puso y deambulo por las carreteras hacia nuestro encuentro.

Al llegar pongo la manta y me tumbo. "Que bonita estás" digo mentalmente al ver ese manto lleno de estrellas y siendo una de ellas, ella. Y justo la que más brillaba.

—Parezco un loco hablando a un cielo, pero es la única forma de sentirme escuchado. Te mentiría si te dijera que he hecho algo, cuando la realidad es que he estado tumbado, y ni he solicitado la plaza para la universidad. Seguramente ahora estarás modo madre regañándome y normal, soy un desastre. Pero no tengo fuerzas. Mucho hago levantándome día a día, e intentando luchar. Supongo que el tiempo ya hará algo. O eso quiero pensar....

Y entre un cielo inmenso, apareció una estrella fugaz.

Fue cuando me di cuenta que me lo habías dedicado, y un mar de lágrimas aparecieron. 

—Te quiero mi pequeña estrellita. Lucharé por los dos, yo puedo.

Me levanto, observo de nuevo hacia arriba, y me voy hacia el coche.

Mi madre me saluda dándome un abrazo. Sabe a donde he ido.

Subo arriba y me doy una ducha. Lo necesitaba.

Ceno un sándwich que me ha dejado mi madre en la mesa. Pongo la playlist, veo el cielo, y me duermo. Esa noche había dormido bien después de muchos días. Todo se había calmado y yo empecé a sentir más fuerza. Y se que todo es por ella.