Me quede en blanco, intente moverme pero mis pies no reaccionaban y el imbécil de Aleksander no aparecía por ningún lugar.
El malestar en mi pecho no desapareció ni siquiera cuando Aleksander volvió a la mesa, dos minutos después. Lucía un poco agitado y el rebelde mechón se pegaba a su frente. Los músculos de su cuerpo se marcaban aún más en el saco, que parecía a punto de rasgarse por la fuerza que contenía debajo. Se pasó una mano por el cabello y, muy a mi pesar, me pareció un gesto atractivo.
—Huiste como un cobarde— No pude disimular el toque de resentimiento— No creí que un par de términos y condiciones te asustaran tanto.
Una sonrisa arrogante surcó su rostro, acentuando sus masculinas facciones.
—No me asustan, fui a arreglar los últimos detalles.
Arrugué el ceño.
—¿Detalles de qué?
Dio un largo trago a su whiskey y cuando lo dejó sobre la mesa, algo parecido a la expectación brilló en sus orbes grises, tan oscuros en la luz del lugar que parecían una tormenta.
—Ya lo verás— Dijo sin más.
Una cuerda de desconfianza se tensó en mi interior. Aleksander podía ser arisco y generalmente bueno, pero no podía escalar la montaña sin asegurarme que no se derrumbaría apenas pusiera un pie sobre ella. O en este caso, sobre él.
—Voy al sanitario, ahora vuelvo.
Caminé con los tacones de aguja repiqueteando en las baldosas del lujoso lugar y me regodeé en la oleada de miradas que se alzaron a mi paso, pero mi mente se dispersó hasta lugares oscuros donde la duda de si había atraído la mirada de un hombre arisco y pragmático como Aleksander, flotaba. Quizá porque me gustaba orillar a los hombres romper sus propios patrones, obligarlos a dar la espalda a viejos hábitos. O tal vez era sentido de competencia pura.
Solté el aire apenas crucé la puerta del baño. El recinto gritaba elegancia y buen gusto por donde sea que miraras y era una habitación enorme digna del Shepard Falaise. El piso de mármol brillaba a pesar de las tenues luces del sanitario y en el lavabo había lociones de todo tipo y accesorios de aseo de primer nivel.
Me miré en el espejo y de nuevo tomé una bocanada de aire. A veces olvidaba lo que era la vulnerabilidad. Pasaba tanto tiempo usando una armadura lustrosa y erigiendo muros para que no llegaran a hacerme daño de ninguna manera que dolor se percibía como un sentimiento ajeno.
La confianza ciega no era parte de las tres reglas esenciales para prosperar en las altas esferas de la sociedad. Quienes eran lo suficientemente ingenuos para confiar, sellaban su destino y su caída.
Cuando salí del sanitario divisé a Aleksander en la barra hablando con un hombre, parecía que estaban teniendo una acalorada discusión, me acerque a ellos con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Her Books His Billions [+18] 📚💎 1° Libro Biología Billions
RomanceEl, un despiadado magnate billonario, con una reputación que deja mucho por desear, su nombre grita problemas, cree que el amor no existe y que es una mierda que sólo te debilita, pertenece al igual que ella a las familias más poderosas y conocidas...