El omega más fuerte

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(Corregí la edad en el capítulo anterior, Thomas tiene 25 y Lucerys 5)

Laenor siempre había estado muy cerca de Lucerys, todos decían que era su favorito y no Joffrey. Ya que parecía cumplir cada capricho del niño y se negaba constantemente a escuchar una sola palabra sobre un posible matrimonio para su cachorro omega.

Sin embargo, un día su madre le dijo a Luke que Laenor, el hombre a quién había llamado padre durante esos cinco años, había muerto.

Y Lucerys no lo creyó, en absoluto.

No cuando el mar parecía estar en calma, las olas seguían siendo igual que siempre. Si Laenor hubiese muerto, el mar seguramente desataría un gran caos, el agua estaría tensa. Pero Lucerys veía que todo seguía como siempre.

Su padre no estaba muerto, no podía ser así. El mar siempre se levantaría y daría un rugido de olas por un heredero suyo asesinado injustamente. El agua reclamaría sangre y venganza.

Así que cuando encontró una nota, escondida en una linda roca hueca del mar que su padre le había dado, no se sorprendió en absoluto.

"Tengo que irme por ahora, mi amado hijo. Pero cuando el momento llegue y si lo requieres, regresaré a ti. Nada podrá separarnos, ni siquiera los propios dioses. El mar nunca abandona. Las olas me traerán de nuevo a ti, cuando me necesites. Mi pequeña estrella de mar."

Lucerys no necesito que la carta fuese firmada, sabía de quién era y porque la había dejado. Confiaba en las palabras escritas en aquella hoja, por ello no lloro cuando el ataúd con un cuerpo impostor fue entregado al mar.

Las olas traerán de vuelta a su padre, cuando el momento llegase.

–––

Si alguien le preguntaba a Lucerys cómo es que había empezado todo esto, no sabría responder correctamente. El solo deseaba haberse quedado en su cama, calientito.

Pero ahora estaban aquí, su hermano Jacaerys peleando con Aemond, su tío. Luke no era lo suficientemente mayor para comprender algunos de los insultos que Aemond decía pero sabía que lo eran, que se burlaba de ellos. Aún así, decidió no intervenir.

Al menos no hasta que vio que su hermano realmente estaba empezando a sacar sus instintos de alfa.

– ¡De acuerdo, ya es suficiente! – Grito con su pequeña voz. – Jace vámonos, no hay nada que hacer, el lazo esta hecho.

– Deberías escuchar a tu pequeño hermanito omega, corre con mami como el. Eso es lo que hacen los omegas, después de todo son débiles.

Aemond no debió haber dicho eso.

No cuando a Lucerys le causaba tanto enojo que la gente lo menospreciara solo por su casta. Que lo creyesen débil y con derecho a decidir lo que debía hacer. A Lucerys, quién había sido criado por Laenor, un alfa que le enseño a protegerse. A Lucerys, que era el nieto favorito del rey y este le había dicho que vino al mundo con un propósito más grande que solo parir hijos. A Lucerys, cuya madre siempre le recordó que era un príncipe y su casta no lo hacía menos.

Su tío debió cuidar sus palabras.

Las siguientes cosas pasaron en lo que pareció solo unos segundos: Lucerys tomo la daga de su hermano, se abalanzó sobre Aemond y este le dió un golpe en la nariz, tirandolo al suelo. Volvió a irse contra su tío cuando esté levanto una piedra amenazando a su hermano, Jacaerys le tiró tierra y... Luke le saco el ojo a su tío.

Lucerys aún sostenía la daga en su mano, su rostro manchado de sangre ajena, cuando los guardias entraron por los gritos de Aemond. El se dejó sostener por los mayores, no protesto cuando le quitaron la daga. Pero cuando paso junto al mayor en el piso, se lamió la sangre ajena de sus labios y alzo su barbilla, un destello violeta se iluminó en sus ojos.

El cuerpo de Aemond tembló.

Su madre Alicent estaba equivocada cuando le dijo que los omegas eran débiles, solo un medio para un fin, su único valor expulsar herederos. El joven príncipe ahora sabía que las palabras de Alicent eran falsas. Este omega...

Lucerys Velaryon era el Omega más fuerte que Aemond haya visto.

El omega que fue prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora