House Velaryon

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Durante las siguientes dos semanas, Lucerys y Aegon comenzaron a acercarse. Era un proceso lento, puesto que el alfa aún tenía miedo de su madre. Y en algunas ocasiones, incluso llegaba a irse abruptamente de sus reuniones con el omega. Esto sin duda resultaba frustrante para el príncipe menor. Pero se había dicho así mismo que pondría al mayor de su lado, de culaquier manera.

Con Aegon de su lado, podría llegar saber quién había sido enviado a matarlo por orden de Alicent. No confiaba demasiado en Aemond para pedírselo.

Gracias a los dioses, Aegon empezó a abrirse más con él. Y pronto, dejo de importarle si Alicent los veía al caminar o cuando leían libros "inadecuados" para un alfa.

Poco a poco, Aegon estaba cayendo en los encantos de Lucerys. Y a este no le disgustaba, de hecho podía admitir que la compañía del Alfa era bastante agradable.

Lamentablemente solo fue cuestión de tiempo para que Alicent encontrará la manera de intervenir. Organizando una reunión de cortejo nueva para Lucerys, como muestra de "preocupación" por qué el muchacho consiguiera esposo. Incluso después del "incidente" de la calle de seda.

Rhaenyra había intervenido diciendo que Lucerys necesitaba más tiempo. Pero ya que pronto el menor cumpliría sus quince inviernos, no pudo hacer que la reunión fuera cancelada.

Y fue así como, una semana después, Lucerys ahora se encontraba viajando al sitio donde se llevaría a cabo está reunión. Y vaya que odiaba este largo viaje.

– ¿Porque la reunión tiene que ser tan lejos? – Lucerys se quejó por milésima vez.

– Creo recordar que la reina dijo "Ayudará a que el joven omega despeje su mente". Así que, eligió el lugar más alejado.

– Mentiras, sólo quiere tenerme alejado de Aegon.

– No me sorprendería, ya perdió a su segundo hijo, no quiere que el primero termine a tus pies igualmente.

Lucerys rodo los ojos, en un gesto de fastidio. No era la primera vez que Cregan mencionaba algo así sobre su tío y sinceramente, estaba harto de ello. No confiaba en Aemond, ni porque "lo ve con ojos de adoración" como decía su protector.

– Iré a recostarme un momento.

Cregan dio una leve reverencia, mientras Lucerys se adentraba a los camarotes del barco. Dirigiéndose al suyo personal y tumbándose en la cama. Completamente agotado.

El camarote se mecía un poco por las olas del mar, el sonido del agua inundaba todo y el aroma del océano llegaba a su nariz. Pronto, el sueño lo invadió. Quedando profundamente dormido.

Hasta que un golpe seco le despertó, había sonado como si alguien fuera arrojado en la cubierta. Y de repente, otro golpe. Otro, otro más. Siguieron llegando y eso preocupo a Lucerys.

Armándose de valor (y estupidez), tomo su daga y salió lentamente de su camarote. Para llegar a cubierta, topándose con...

Gente desconocida.

Todos peleaban entre si. Luke sólo podía ver las espadas y los puños yendo de un lugar al otro. Sin descanso alguno. Hombres atacando a su gente. Personas siendo empujadas por la borda. Y el capitán del barco luchando por su vida.

Sin embargo, Lucerys no debió distraerse. Regreso a la realidad cuando alguien le sujeto e intento tapar su rostro con alguna clase de tela. El menor de inmediato lucho, tratando de soltarse.

Cuando finalmente lo logro, corrió dentro de la pelea que había ahí. Mezclándose con la gente y tratando de no salir lastimado. Entonces encontró a Cregan y grito su nombre.

El omega que fue prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora