El destino de un omega

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-¿Por qué ha pedido ser su protector y no su mano en matrimonio? Es completamente ilógico. - Alicent volvió a quejarse.

La reina había estado quejándose durante una hora en sus aposentos, intentando encontrar la razón por la cual un heredero del norte pediría rebajarse a ser cuidador cuando ya tenía un título y más oro del que pudiese contar.

- No lo es, si lo piensas detenidamente. El joven Stark es astuto, seguramente ya ha escuchado los rumores sobre la rebeldía del muchacho y como se ha deshecho de cada pretendiente que ha venido a pedir su mano ante el rey. - Otto dijo, su cara revelaba que había estado pensando mucho en todo ello. - Si el joven Stark hubiese pedido la mano de Lucerys, solo terminaría humillado por el muchacho. Sabe darle en el orgullo a los nobles... me temo que si su rebeldía sigue creciendo, no habrá nada que lo pare.

Alicent suspiro con cansancio, lo sabía... debía parar al hijo de Rhaenyra antes de que está rebeldía y desobediencia siguiera creciendo. Más aún porque tenía el favor del rey, con ello Lucerys era demasiado peligroso para su familia. Un omega rebelde nunca trajo un buen destino.

- Trae a Thomas a la fortaleza, padre. Lo necesitaremos si queremos controlar a Lucerys Velaryon.

Alicent miro por la ventana de su alcoba, observando cómo el joven castaño paseaba por los jardines con el lobo detrás suyo. Debía detener lo que sea que Lucerys planeaba, recordarle que no importaba cuánto favoritismo le mostrara el rey o las cosas que Daemon le había dicho durante su infancia, seguía siendo un omega de la dinastía Targaryen y debía comportarse como tal.

Ella se encargaría de dejárselo claro.

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Lucerys jugueteaba con sus manos, esperando impaciente y nervioso, sin saber lo que la reina Alicent quería de el. Ella lo había llamado a esta habitación de la fortaleza, argumentando que era de suma importancia lo que tenía que decirle. Luke sin embargo, no tenía el menor interés en escucharla pero sabía que debía hacerlo, sería una completa falta de modales rechazar a la reina.

Había averiguado el porque su madre y ella peleaban constantemente, porque había sido mantenido lejos de la fortaleza todos estos años. La reina habia estado insistiendo en un matrimonio con un tal Thomas Hightower, su hermano menor al parecer. Lucerys recordaba vagamente haberlo conocido en la orilla del mar, sin embargo siendo tan pequeño tal encuentro no pareció tan importante para el en ese entonces, no cuando sucedieron tantos hechos traumáticos y tristes. La supuesta muerte de su padre y la hermana de este, el reclamo de Aemond sobre Vhagar y posteriormente la perdida de su ojo. Comparado a todo ello, conocer al alfa menor de una familia no parecía tan importante.

Sin embargo, la reina insistía en que debían casarlo con ese hombre que era lo suficientemente mayor como para ser su padre. Lo cual a Luke no le entusiasmaba mucho, no después de ver el mundo junto a su padrastro y todo lo que los siete reinos podían ofrecerle. Casarse con Thomas era sellar su destino, ser encerrado para expulsar herederos y privado de la gran vista del mundo.

Lucerys sabía que era un omega y no se negaba a tener hijos, incluso los deseaba, sin embargo sabía que había más para el en este mundo. Su abuelo Viserys se lo repetía con demasiada frecuencia.

Incluso Cregan le había dicho que no era un omega cómo todos los demás, en sus propias palabras: "Eres un omega diferente, eso me causa intriga. Te vi derrotando a un alfa en un combate de espadas, cuando el principe Daemon visito el norte, solo tenías nueve años y acabaste con ese tipo de veintisiete. Creo que los dioses han preparado algo grande para ti y deseo estar presente cuando suceda, Lucerys" y el no pudo más que sonreír y regodearse de tales elogios.

El omega que fue prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora