Feromonas

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Alicent estaba nerviosa.

No, en verdad estaba muy nerviosa, había estado mordiendo sus uñas y su cabello comenzó a soltar mechones. Incluso se había sacado sangre en los dedos de tanto que retorcía las manos.

Lucerys Velaryon había regresado a la fortaleza y con el noticias muy malas. Tardaron en llegar un par de días pero finalmente los rumores comenzaron a correr. Cartas provenientes del norte, dónde se hablaba de la gran ceremonia donde nobles y vasallos se habían arrodillado ante el muchacho omega, jurando su lealtad y vida.

Aunque Alicent lo había dudado al principio, las cartas y rumores incrementaron en gran magnitud, cada día que pasaba más gente hablaba sobre el increíble suceso.

Lord Stark profesaba que Lucerys tenía toda su lealtad, su respeto e incluso su vida a sus pies. El norte entero compartía su opinión.

Alicent incluso llegó a pensar que Lucerys se había casado con el heredero de Invernalia, como un movimiento inteligente de Rhaenyra para ganar más aliados y apoyo a su cada vez más cerca reclamo al trono, eso sin duda ayudaría mucho al lado de su hijastra.

Pero cuando ordeno a Larys conseguirle información, este le dijo que el muchacho no estaba casado, no había dado su mano por aliados. Y el joven heredero Stark seguía siendo solo su protector.

Pero entonces, no entendía porque el norte se había arrodillado ante un simple omega, un muchacho bastardo, un niño malcriado que parecía una mini copia de Daemon Targaryen.

Eso no tenía ningún jodido sentido.

Lucerys es una amenaza creciente... – Alicent le dijo a su padre, en la privacidad de sus aposentos, dónde nadie podía oírlos. – Si Thomas no puede convencerlo de casarse, debemos eliminarlo, cuánto antes.

– Deja que tú hermano tenga una última oportunidad. – Otto le respondió mientras se acercaba a ella. – Confío en que logrará que acepte su destino. En cuanto estén casados, la princesa Rhaenyra no atacará más, su hijo estará en nuestro poder.

Alicent dudaba seriamente de las palabras de su padre.

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Desde que había regresado del norte, Lucerys sentía las miradas intensas de cada persona en la fortaleza, sabía sobre los cuchicheos, las cosas que decían, todo le fue informado por Cregan.

Tal como había dicho su padre Daemon, su madre no se había enojado, incluso le felicito por ganar la protección de todo el norte y le informo que gracias a ello, no habría mas prisa por comprometerse. Con aliados así, la gente que quería atacarle lo pensaría dos veces, nadie quiere pelear con el norte.

Pero Lucerys sabía que sus atacantes no tenían mucho sentido común.

Aún así, confío en las palabras de su madre, agradeciendo que no le molestará más con lo de conseguir un alfa. Después de todo, su celo aún estaba muy lejos, un omega no emparejado normalmente no presentaba un celo hasta meses después de sus quince inviernos.

Ahora se encontraba caminando de regreso a sus aposentos, hoy había ido a leerle a su abuelo los libros que trajo del norte, tal como había prometido antes de su partida. Ordeno a Amelia que se adelantará y preparara un baño caliente, ya era tarde y deseaba descansar.

– ¡Príncipe Lucerys!

Grandioso, la única persona con quién no deseaba toparse, tan solo a un par de pasillos de su habitación. Esto tenía que ser una jodida broma del destino.

Lucerys se dió media vuelta y sonrió, mirando a Thomas Hightower caminar hacia el, sin compañía. Solos en ese gran pasillo.

– Joven Hightower. – Saludo Lucerys.

– Estos días estuve buscándolo, príncipe. Me temo que la fortaleza es demasiado grande. – Thomas tomo la mano del muchacho y la beso. Lucerys solo pudo sonreír y restregar su mano en la parte trasera de su vestimenta disimuladamente. – Escuché ciertos rumores sobre el norte.

– Si, lo rumores corren rápido por la fortaleza. Supongo que la gente no tiene nada interesante que hacer con su vida. – Respondió el omega. – Me gustaría quedarme a hablar pero ya es un poco tarde y...

– Entiendo, debe estar cansado. Sin embargo quería saber que decidió sobre mi propuesta.

– ¿Su propuesta? – Lucerys alzo una ceja.

– No lo habrá olvidado ¿Verdad? – Thomas se acercó al menor, dejando solo escasos centímetros entre ambos cuerpos. – Que el norte se haya inclinado ante usted, no es más que un movimiento de Lord Stark para conseguir su mano para su hijo, debe saberlo.

– ¿Se le permite hablar de forma tan insultante sobre un Lord de una reconocida casa? – Lucerys pregunto, mirando directamente los ojos oscuros del mayor, manteniendo la cabeza en alto.

– Solo si es en privado. – Thomas respondió con una sonrisa. – No sea ingenuo, no puede creer en verdad que esos alfas inclinaron la cabeza sin esperar nada a cambio.

Cuando Lucerys estuvo a punto de responder, la atmósfera se puso tensa, el aire comenzó a faltarle, todo el pasillo apestaba a hojas de árbol quemadas. Sus piernas temblaron al igual que la punta de sus dedos y su cabeza comenzó a dar vueltas.

Thomas Hightower estaba liberando sus feromonas alfa.

– Solo piénselo, príncipe Lucerys... – Thomas acaricio el brazo del menor. – Podría dejar todo esto atrás, librarse de las miradas y cuchicheos, alejarse de las absurdas peleas. Conmigo su vida será tal como deseaba de niño. Nuestro matrimonio es su mejor opción.

El alfa tomo el menton del menor, acercando su rostro, Lucerys podía sentir su aliento chocar contra sus labios.

– Solo necesita decir "acepto"...

– No lo creo.

Thomas volteo al escuchar la enojada voz de otro alfa, encontrándose directamente con el puño de Cregan Stark, quién desprendía el aroma de un alfa furioso.

Cregan de inmediato se acercó a Lucerys, sosteniendo al menor, que aún estaba afectado por las feromonas.

Thomas, que tenía el labio ensangrentado, se puso cara a cara con el joven lobo y lo enfrentó.

– ¡¿Cómo te atreves?! Soy el hermano de la reina consorte Alicent. – Thomas reclamo enojado.

– Y yo soy el protector del príncipe Lucerys Velaryon, hijo de la heredera al trono Rhaenyra Targaryen y nieto favorito del rey Viserys. – Cregan respondió totalmente furioso. – Y si usted tiene una pizca de inteligencia, un poco cerebro en esa cabeza hueca, sabrá que no debe mencionar lo que ocurrió.

– ¿Y porque no debería? Apuesto a que te darán un buen castigo. – Thomas estaba casi hechando espuma por la boca, temblando del coraje.

– Y eso no será nada comparado al castigo que tendrá usted. – Cregan le dijo. – Se atrevió a soltar sus feromonas de alfa adulto en un omega que aún no ha presentado su primer celo. Dígame ¿Que pensaría el rey Viserys de lo que le ha hecho a su protegido? Si no desea volverse eunuco, cerrará la boca.

Con eso dicho, Cregan cargo al joven omega y salió del pasillo hecho una furia. Dejando atras a Thomas con una expresión aterrorizada y el labio sangrante.

Una vez en los aposentos del menor, Cregan dejo a Lucerys en la gran cama y lo abrazo, tranquilizando al menor con su aroma.

– Está bien, mi príncipe. – Cregan susurro en su oído. – Estás a salvó, estoy aquí contigo, Lucerys...

El lobo dentro de Cregan gruñía furioso.


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•| Déjenme sus comentarios, extraño leerlos. 💔 |•

El omega que fue prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora