El omega que jamás arde

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Alicent sabía que algo estaba yendo muy mal, podía verlo en la forma en que los ojos de Lucerys brillaban cada vez que veía el trono de hierro. Cómo si lo deseara, como si fuese su derecho, como si...

Cómo si fuese suyo.

Desde su breve encuentro en aquella habitación hace un par de días, el omega no le había vuelto a hablar y cuando pedía su presencia se excusaba diciendo que el rey le requería. Pero Alicent sabía que aquello no era cierto, había visto a Viserys solo muchas veces, en todas aquellas ocasiones el omega le dijo que estuvo todo el día junto al rey.

Le encomendó a Larys averiguar a dónde iba con tanta frecuencia el joven príncipe y que hacía. El beta le dijo que solo se la pasaba encerrado en la biblioteca, leyendo libros acerca de sus antepasados. Y eso realmente no hubiera preocupado a Alicent de no ser porque todo era sobre los omegas de la dinastía y el poder que tuvieron en cada época.

Pareciera que Lucerys quería aprender como habían obtenido dicho poder y hasta donde un omega fue capaz de llegar. Eso no le agradaba, no era bueno que el muchacho se interesa por poder propio y no de un futuro esposo.

Ella sabía que el muchacho estaba saliéndose de control, era una amenaza creciente, más aún cuando veía como atraía la mirada de su hijo constantemente. Aemond parecía seguir con su ojo a Lucerys cada que esté pasaba frente suyo y eso no le gustaba a Alicent.

Su hijo no debía encapricharse con un omega bastardo, unirlos haria que su sangre se manchara y no podía permitir tal cosa. Suficiente era con que la sangre de su hermano menor se ensuciara.

Pronto entendió que no había manera de frenar a Lucerys, no una en dónde el chico quedase con vida. Era una amenaza que debía ser exterminada.

Alicent se sentía mal por ello, nunca pensó que llegaría el día en que debía mandar a matar a un príncipe (incluso si era un bastardo) pero su familia era primero y si Lucerys no podía quedarse quieto y agachar su cabeza, no había otra opción.

Tal vez incluso le estaba haciendo un favor al chico, el mundo era cruel y horrible, un omega rebelde nunca tendría un buen futuro, la gente no lo respetaría jamás y los alfas no lo verían como un igual. Nadie jamás se arrodillaria ante el.

– Quemalo... Haz que arda en el fuego, eso purificará su alma.

Alicent ordeno a Larys con voz firme, su mirada en la ventana, rezando a los dioses su perdón.

Lucerys Velaryon moriría quemado vivo como su verdadero padre.

∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆∆

El rey había ordenado una urgente junta para discutir asuntos importantes, se le envío una carta a las familias más poderosas de los siete reinos y entre ellos estaban los Stark, por lo cual el padre de Cregan llegó a la fortaleza roja.

Lucerys insistió en que Cregan debía pasar tiempo con su padre ahora que estaba aquí, además era el heredero del norte y los asuntos importantes de los siete reinos también eran de su incumbencia. Así que su protector se había tomado unos días para hablar con Lord Stark.

Esa noche Lucerys se había ido a recostar temprano, solo escoltado por 3 guardias de la fortaleza mientras que su protector estaba con su padre.

Bebió el te de noche que había sido dejado en sus aposentos, le ayudaba a conciliar el sueño rápidamente. Y se acostó en su cómodo lecho, dejándose llevar por el cansancio de haber estado leyendo libros y más libros durante todo el día. Jacaerys cómo hijo mayor de Rhaenyra había estado en la reunión importante del rey y por lo tanto, se quedó hasta tarde hablando con su madre. Así que está noche no llego a dormir con Luke.

El omega que fue prometido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora