El omega que fue prometido

Un cortejo extraño

Aunque Lucerys estaba totalmente en desacuerdo con la idea de ser cortejado en la fortaleza, sabía que su madre quería tenerlo cerca, pues eran 3 Hightower quienes pretendían su mano.

En cuanto a Cregan y Jacaerys, sabía que su progenitora no tenía problemas. Aún cuando Jace había ido en contra de las normas, dado que ya estaba comprometido. Pero eran detalles que podían resolverse hablando con Corlys.

Luke amaba a su abuelo pero aceptaba lo codicioso que podía llegar a ser a veces. Si le ofrecían casar a algunos de los futuros hijos de Lucerys con sus nietas, este no se negaría a dejar ir a Jace.

Sin embargo, se estaba adelantando demasiado. Realmente no tenía intención de elegir a su hermano como futuro esposo. Es decir, se aman y sabía que llegada la hora, Jace lo protegería. Pero atarlo a él después de pasar una infancia entera juntos... No le parecía muy justo. Mucho menos después de lo que había hecho.

A menudo Lucerys se jactaba frente a la reina y aquellos que lo juzgaban, sobre el hecho de no importarle la pureza y castidad. Pero eso no quitaba que sabía el daño que podía hacerle a la reputación de su posible pareja. Y sinceramente, no quería aquello para su hermano.

Su hermano que merecía todo, su hermano que había pasado años y años forjando una reputación que le ganó el apodo "El príncipe más amado por el pueblo", su hermano que siempre se había esforzado por ser el perfecto heredero.

Pero Jacaerys no parecía pensar igual.

Lucerys no era estúpido. Podía ver el deseo en los ojos de su hermano, la forma en que cuando dormían en la misma cama, las manos de Jace no podían quedarse quietas. El aroma de alfa que soltaba tan sólo se le acercaba alguien más.

¿Pero el amor de su hermano era tan grande como para arriesgar todo por lo que había trabajado años solo para estar a su lado?

– Principe Lucerys.

Amelia había tocado y entrado a sus aposentos, sacando al joven omega de sus pensamientos.

– Ya está todo preparado. Al parecer, el primero será el príncipe Daeron. Lo espera con ansias en la terraza superior.

– Estaré ahí pronto.

Con una agitación de mano, Lucerys dejo ir a su sirvienta. Terminando de arreglarse para el cortejo.

Oh, Daeron se arrepentiría de comenzar este maldito show.

[ ∆∆∆ ]

Después de una lenta, demasiado lenta, caminata por los pasillos de la fortaleza. Lucerys finalmente se digno a hacer acto de presencia en la terraza que se le había indicado.

Nadie podía culparlo por querer molestar un poco a su tío con su impuntualidad. Después de todo, cada persona en la fortaleza sabía lo que pensaba sobre este cortejo.

– ¡Príncipe Lucerys! Pensé que no vendría.

– ¿Acaso me está diciendo que no cumplo con mi palabra?

– ¡No! Jamás diría algo así...

– Bien, entonces elija bien sus palabras, Daeron.

Obviamente omitiendo su título, Lucerys sonrió con burla, mientras tomaba asiento en linda mesa que habían preparado para él.

– Me informaron que ama el chocolate. Pedí que nos prepararán un poco de pastel para ambos.

– Que creativo. Lastima, no me apetece el chocolate últimamente.