𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐧𝐳𝐞𝐫, una joven que vive en Berlín desde sus 9 años encuentra la oportunidad ideal para trabajar con una de las marcas más importantes del momento, sin imaginar que se cruzara con un amor del pasado.
𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳, dec...
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Ya que me maquillarian y vestirian en el estudio solo cepille mi cabello, me coloque un pants azul y una camisa blanca sin tirantes. Los nervios me estaban comiendo por dentro y no podía dejar de pensar en lo que pasaría en la sesion de fotos.
Baje a la primera planta, estaba sola, para ese punto era algo normal. Mi padre era manager de un jugador famoso, por lo que estaba ocupado desde temprano y llegaba tarde a casa. Por su parte, mi hermano seguramente estaba en la empresa para la que trabajaba desde que cumplio sus veinte años. Los fines de semana eran los únicos días en los que podíamos convivir, y lo entendía, su vida era ocupada.
Tocaron la puerta mientras yo terminaba de desayunar. Al abrir vi que se trataba de Ezequiel, ese hombre me apoyó en mi sueño desde el inicio. Incluso se había ofrecido a ser mi manager sin que yo se lo pidiera.
Siendo una persona influyente, y con contactos no tarde mucho en ser contratada por una marca pequeña. Pase dos años trabajando para marcas de ese tipo. Siempre supe que si quería llegar más lejos tenia que empezar desde 0.
Como si el universo me escuchara, Ezequiel consiguió la prueba para la revista Vogue.
–Ezequiel, que gusto verte.–Lo abraze.
–Hola pequeña ¿nerviosa?.–Correspondió el abrazo.
–No te imaginas cuánto... no pude conciliar el sueño toda la noche gracias a los nervios–Sonreí ligeramente.
–Confío en que serás una de las elegidas, asi que no pienses mucho en el tema...–Observó su reloj.–Vamos, tenemos el tiempo justo.
Sali detras de él y subimos a su auto sin pensarlo dos veces. Durante el transcurso hablamos sobre mi futuro, ambos estábamos entusiasmados por mis próximos años, el rumbo que tomaría y las decisiones lejanas.
Al llegar a nuestro destino observe a una chica de cabello negro en la distancia, se trataba de Gisselle. Como siempre, usaba vestido y tacones.
Conocía a mi mejor desde que llegue a Berlín, su personalidad me hizo coincidir con ella de inmediato, y no tardamos en hacernos cercanas.
–¡Mili, llegaste!.–Me hundió en su pecho, permitiendo que oliera su embriagadora fragancia femenina.
–Te noto más emocionada de lo normal, ¿quieres decirme cual es el motivo?–Hablé en tono de burla.
–Oh vamos, deja de ocultar tu emoción. Se que también quieres conocer a ese alemán guapo.–Sacudió mi cuerpo entero, no recordaba alguna platica en donde olvidara mencionar a los hombres, en especial a los que parecían ser un pan de dios.
–Estoy emocionada, pero también por la prueba. Deberias de concentrarte.–Le regale una pequeña sonrisa juguetona.
–Asi que ya están al tanto sobre la nueva cara en Vogue, las noticias corren rápido.–Las risas de mi manager nos hicieron girar al mismo tiempo.