Los jóvenes se encontraban cenando en el mirador. Al parecer, se había convertido en su lugar especial. Los temas salían con naturalidad, nada lograría que la conversión entre ambos terminará.
–Ya sabes cuál era mi sueño, me toca conocer el tuyo–El chico robó algunos fideos del plato de Amelie. Los dos amaban la comida china.
–No lo sé... desde niña quise tener mi propio programa de televisión–Una sonrisa notoria se formó en su rostro.–Mi mamá sabía perfectamente que me gustaba hablar frente a las cámaras, así que en mi cumple años número siete, me compró una... suena tonto.
–No suena tonto, es un sueño que tienes y lo puedes cumplir si lo deseas–Depósito un beso en su mejilla.–Quiero estar allí cuando eso pase.
–Es lindo que estemos aquí, los dos...–Entrelazo sus manos a las de Tom, con una mirada tímida.
–Pues claro, soy yo quien esta a tu lado.–Sus labios se curvaron ligeramente.
–Oh, Tom. Siempre eres tan gracioso–Rodó los ojos, divertida.
–Sé que te gusta que sea así–La tomó por la cintura y la colocó sobre el pasto.–Eres mía, ¿lo sabes no?.
–Demuéstralo...–Mordió sus labios lentamente, provocando que un amiguito se hiciera presente en los pantalones del mayor.
–No me tientes, Amelie. No quiero terminar respondiendo de otra manera–Aprisionó las manos de ella, sin medir su fuerza.
Cómo si fuera una costumbre, ambos estamparon sus bocas con deseo. La castaña mordía los labios de Tom, mientras que él introducía su lengua sin problema alguno.
El guitarrista bajo sus manos hasta los muslos de Amelie y los presionó, logrando que un jadeo involuntario se escapará de su boca.
–No podré controlarme por más tiempo si seguimos de esta forma–Susurró el alemán en contra de sus labios.
La menor no pudo evitar el sonrojó de sus mejillas al escuchar esas palabras. Los labios ligeramente hinchados de Tom, juntó al movimiento que ejercía en su piercing provocaban cosquilleos por todo su cuerpo.
–Eres un hormonal, ¿te lo han dicho alguna vez?–Rió la femenina mientras se levantaba del lugar. Quería romper la tensión de cualquier manera.
–Me pones más caliente cuando te veo así, nerviosa y con las mejillas rojas–Respondió al mismo tiempo que relamía sus labios.
Amelie trato de no intercambiar miradas con él. Cualquier cosa que viniera de Tom la ponía excesivamente nerviosa, y no entendía el por qué.
Después de algunos minutos, ambos tomaron la decisión de regresar, ya que era bastante tarde. Ninguno estaba convencido con la idea, pero tenían responsabilidades al día siguiente.
–Habrá una fiesta en la playa dentro de dos días–La chica poso sus ojos sobre la ventana.–Será privada, así que no veremos cámaras cerca de nosotros... o eso quiero creer.
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𝐔𝐧𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢ó𝐧; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 (EDITING)
Romance𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐧𝐳𝐞𝐫, una joven que vive en Berlín desde sus 9 años encuentra la oportunidad ideal para trabajar con una de las marcas más importantes del momento, sin imaginar que se cruzara con un amor del pasado. 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳, dec...