𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐧𝐳𝐞𝐫, una joven que vive en Berlín desde sus 9 años encuentra la oportunidad ideal para trabajar con una de las marcas más importantes del momento, sin imaginar que se cruzara con un amor del pasado.
𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳, dec...
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Un rato después de lo sucedido, hablamos más a fondo sobre el tema. Elizabeth tomó la decisión de alejarse de los beisbolistas. Eso también incluía la famosa fiesta, a la que por cierto, ya no asistiría.
Gisselle nos pidió que cambiaramos el tema, así que lo hicimos sin pensarlo dos veces. Sabía que era la más afectada de todos.
–¿¡Te beso!? ¿¡El mismo Tom Kaulitz lo hizo!?–Mi mejor amiga jaló mis hombros, sin poder creerlo aún.
–Ustedes dos terminarán teniendo sexo, no tengo dudas de eso.–Como siempre, Elizabeth metió sus comentarios difíciles de procesar a la conversación.
–No lo sé... no me convence la idea de tener mi primera vez con el famoso guitarrista que tiene a una chica diferente en su cama cada noche–Me recosté sobre sus piernas, tenía inseguridades y un bajó autoestima que no lograba soltar.
–Deberías esperar hasta que estés lista, no hablamos de cualquier cosa–Gisselle tocó mi nariz con su dedo.
–Si, no cometas mi error.–Fijamos los ojos sobre una pelirroja de sonrisa ladina. ¡Perra!.
–¿¡Te acostaste con Georg!?–Grite sin vergüenza alguna mientras jalaba su camisa.
–Bueno... una cosa llego a la otra, y ya saben...–Rascó su cabeza entre risas.–Lo vi como su madre lo trajo al mundo.
–¿Entonces Paúl es historia?–Levanté una ceja, Elizabeth era bastante bonita. No me extrañaba que tuviera tantos intereses amorosos.
–Es un buen chico, pero solo somos amigos. Ambos lo dejamos en claro–Suspiró ligeramente.–Todo el asunto me tiene estresada, ¡quiero bailar y emborracharme!.
–Pues tienes suerte porque escuche que organizarán una fiesta en la playa que se encuentra a treinta minutos de aquí–Respondió Gisselle, observando sus uñas rosadas.–Será en dos días, eso nos dará el tiempo suficiente para comprar entradas.
–Jamás he asistido a ninguna fiesta de ese tipo. Creo que es el momento perfecto para ir–Sonreí notablemente, la idea me parecía estupenda.
Sabía que en el fondo quería huir de casa, por que también en dos días se cumpliría otro año de la muerte de mi madre. Estaba cansada de presenciar las peleas de mi padre con Dylan. Mi hermano siempre desaparecía por varios días después de echarle en cara sus problemas alcohólicos.
–Invitemos a la banda ya que es una fiesta privada–Gisselle mostró su dentadura, estaba claro que extrañaba a Bill.–Yo aprovecharía la oportunidad, ¡podrán ver a sus hombres sin camisa!.
–Bueno, yo quiero repetir lo del otro día...–Elizabeth tomó la palabra, vaya que se notaba feliz.
–¿Creen que estaría bien que invite a Tom?...–Juguetee con uno de los mechones rojizos de ella.–Esto puede llegar a algo serio, y no creo que él sea de ese tipo de chicos que prefieran dejar todas sus aventuras sexuales por una persona...
