𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐧𝐳𝐞𝐫, una joven que vive en Berlín desde sus 9 años encuentra la oportunidad ideal para trabajar con una de las marcas más importantes del momento, sin imaginar que se cruzara con un amor del pasado.
𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳, dec...
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Llegamos bastante cansado del juzgado después de pasar a comer roles. Dylan subió a su recámara con toda la intención de dormir. El pobre estaba saturado de trabajo, y ese fue su único día libre gracias a nuestra cita en el tribunal.
Gisselle me notificó horas atrás que saldríamos a celebrar junto a la banda. Y como era de esperarse, el lugar seleccionado fue una discoteca.
Prendí la secadora una vez que me bañe, quería planchar mi cabello o intentar hacerme unas ondas marcadas. Durante el momento de mi decidía me maquille, agregando delineador negro y un labial rojo para resaltar mis facciones.
El vestido seleccionado fue uno en color negro que me llegaba hasta la parte superior de mis rodillas. Por el tipo de corte, lograba salir al descubierto la piel de mis caderas. No estaba acostumbrada a usar ese tipo de prendas, pero me había gustado el resultado final.
-Hasta yo me tengo ganas.-Hable para mi misma mientras me veía en el espejo de cuerpo completo de mi habitación.
"Estoy afuera."
Tom me envió un mensaje apenas terminé de planchar mi cabello. Sin tiempo que perder, tomé mi bolsa con las cosas esenciales en ella y me dispuse a salir de mi habitación.
–¿A dónde vas?–Una voz grave se escuchó detrás de mis espaldas.
–Saldré a cuidar ancianos–Rodé los ojos, respondiendo con sarcasmo.–Es obvio que de fiesta, tonto.
–Ann...–Observó minuciosamente mi silueta de pies a cabeza.–Luces hermosa.
–Gracias, Dylan...–Mis mejillas se ruborizaron, no solía recibir ese tipo de halagos.–Prometo enviarte mensaje.
–De acuerdo, no tomes demasiado–Depositó un beso sutil en mi frente.
–Bien, me quedare a dormir con Gisselle hoy. No me esperes–Aceleré mi paso, escuchando sus risas burlescas.
-Se que es mentira,usa protección.-Giro los ojos divertido.
Le regalé una mirada inocente como respuesta. ¿Había mucha confianza no?.
–Amelie–Giré mi cabeza mientras abría la puerta principal.–Tom perderá mucho si te deja ir.
Dicho esto, regreso a su habitación. Valoraba mucho a mi hermano. Era un buen hombre para las chicas, pero a la vez una persona despreocupada y eso le quitaba puntos.
Mis ojos se fijaron sobre Tom al salir, se encontraba tranquilamente fumando. En esa ocasión no llevaba gorra, sino una especie de diadema deportiva que cubría su frente y una parte de sus rastas.
–Hola de nuevo–Me acerqué con una sonrisa de oreja a oreja.
Estaba a punto de contestar, aunque eso no sucedió porque su mirada se desvió a mi vestido. Inmediatamente, comenzó a mover su piercing.
