𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐧𝐳𝐞𝐫, una joven que vive en Berlín desde sus 9 años encuentra la oportunidad ideal para trabajar con una de las marcas más importantes del momento, sin imaginar que se cruzara con un amor del pasado.
𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳, dec...
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Bill insistió en dejar que su padre se quedara unos minutos para saber qué quería. Tom al ver la cara de su gemelo, no pudo negarse y cedió a dejarlo pasar.
–Ve directo al grano, ¿qué quieres?–El guitarrista se encontraba apoyado en la pared, viendo delante de él a su padre.
–Vaya, me gusta que demuestres firmeza–Sonrió, mientras se acomodaba en el sillón.–Bill, ¿por qué sigues utilizando maquillaje de mujer? Creí que solo era un capricho tuyo.
–¿Viniste a criticar lo que no te parece o qué mierda?–Bill comenzó a molestarse.
–Sigo siendo tu padre, así que actúa como tal, jovencito–Se cruzó de brazos, no tan contento.–Vine a felicitarlos por su nuevo disco, es todo.
–¿En serio?... Esto es muy repentino. Ni siquiera hemos tenido comunicación por años, papá–El pelinegro lo miró extrañado.
–No sé si quieras saber la otra razón por la que estoy aquí, hijo–Suspiró, fingiendo tristeza. Tom no pudo evitar rodar los ojos al ver ese gesto tan típico de él.
–Sabes que me lo puedes decir, trataré de entender–El menor de los gemelos había caído en sus garras sin percatarse de ello.
–La empresa para la que trabajaba terminó en bancarrota y me quedé sin empleo–Jörg lo tomó de las manos.–Quisiera saber si me pueden prestar algo dinero. Se los pagaré… Estoy seguro de que algunos miles no son nada para ustedes, no al ver los lujos que se dan–Habló sin un gramo de vergüenza, observando el interior de la casa.
–¿Quieres que te prestemos dinero para que mantengas a tu otra maldita familia?–El guitarrista se acercó a su hermano y se interpuso entre ambos, molesto.–Será mejor que te vayas, no te daremos ni un solo centavo.
-Tom...le prestare de mi dinero,no tienes que hacerlo tú.-Bill habia caído en la manipulación emocional de su padre una vez más.
–¡No pasará eso, el no merece nada que venga de nosotros. ¡Sal de una maldita vez de aquí!.– Tom miró con desprecio a su progenitor, odiando recordar cómo lo quiso alguna vez.
-¡Tienen dinero de sobra,deja de ser tan egoísta es lo minimo que merezco después de haber mantenido a la perra de Simone y a ustedes por tantos años!.-Dejo de fingir amabilidad.
–¡No permitiré que hables así de nuestra madre, imbécil, poco hombre!–Tom reaccionó con furia.
Bill observó cómo su hermano golpeó con fuerza a su padre, tirándolo al piso. No le gustaba ver ese tipo de escenas, más si se trataba de su familia. El guitarrista jaló al adulto de la camisa, sacándolo de la casa sin ningún cuidado.
–¡Siempre fuiste un salvaje! ¡Jamás te importó traerle problemas a tu madre a causa tus peleas!.–El hombre se levantó del piso, bastante enojado.
El de trenzas cerró la puerta en su cara, sin querer escuchar más. Lo odiaba con cada fibra de su ser.
–Tom…–El pelinegro trató de hablarle al notar que sus puños temblaban de rabia.