𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐃𝐚𝐞𝐧𝐳𝐞𝐫, una joven que vive en Berlín desde sus 9 años encuentra la oportunidad ideal para trabajar con una de las marcas más importantes del momento, sin imaginar que se cruzara con un amor del pasado.
𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳, dec...
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Habían transcurrido tres días desde mi encuentro con Paúl. Ambos acordamos en no revelar nada a los demás hasta reunirnos en persona. Mientras me arreglaba para una reunión de trabajo, las fotos de mí en el restaurante volvieron a circular, generando rumores y especulaciones.
La gente suponía cosas erróneas, una de esas tantas fue que estaba presentando a Ben como mi novio delante de nuestros padres. Sabía que tendría que explicarle todo a Gisselle, pero me invadía el miedo de no ser escuchada.
La noche anterior, me reuní en privado con papá y le compartí la idea que tenía para anunciar su compromiso de una forma especial. Aceptó entusiasmado, y le pedí que fingiera que la idea era suya, para no levantar sospechas con Rebecca.
Me arreglé de manera sencilla, solo con máscara de pestañas, corrector y gloss, y me coloqué unos pantalones deportivos junto a un top blanco. Ezequiel vendría por mí, como en los viejos tiempos. Al escuchar el claxon, salí apurada y subí al auto.
Estaba emocionada al saber que trabajaría junto a mis mejores amigas de nuevo. Aquella revista de Vogue había dejado un lugar especial en mi corazón. Gracias a esa propuesta, conocí a los gemelos. Además, mi carrera como modelo editorial ascendió de la mejor manera posible.
Una vez llegué, me encontré con Elizabeth, a quien no dudé en saludar. Inmediatamente, me abrazó con fuerza, cómo si temiera soltarme.
–Creo que necesitas hablar con Gisselle. Ambas vimos las fotos, pero ella reaccionó de una forma que no esperaba...–Se separó de mí ligeramente, posando un semblante triste.–Ya sabes, son amigas.
–Tratemos de entenderla, me reuní con el chico que... mierda, solo quiero hablar con ella–Froté mi rostro, sintiendo el corazón latiendo con fuerza. Poco más y se me saldría del pecho.
–Lo entiendo, te llevaré con ella. Ahora mismo está con Bill.
Pasamos por un pequeño patio y entramos a una sala de descanso donde la pareja se encontraba sentada en un sofa color negro. Bill me observó con seriedad, mientras que Gisselle apenas me prestaba atención.
–Dejaré que hablen a solas–Bill se levantó del asiento, tomándome del hombro de manera sutil antes de retirarse de la habitación.
El silencio se hizo presente, hasta que decidí romperlo–Mi padre se comprometió con la madre de Ben, ¿de acuerdo?. Lo conoces, sabes que jamás me ha escuchado. Era de esperarse que los medios hablarán sin saber una mierda.
Sin embargo, fui recibida con un silencio sepulcral, sus ojos evitaban encontrarse con los míos, su postura rígida revelaba la frialdad que emanaba hacia mí. Sus gestos y expresiones parecían hablar más alto que sus palabras, demostrando claramente su desagrado y desaprobación por mi presencia.
–Tu padre trabaja para ese monstruo, y parece ser que lo olvidaste cuando te sentaste delante de él, sin importar las cosas que te hubiera hecho en el pasado–La atmósfera se volvió aún más pesada con su reacción enérgica y despectiva.–¿¡Ya no recuerdas el escándalo en el que sumergió tu hermano después del juicio!?.
