25. Viejos lazos, nuevos problemas

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Las semanas fueron pasando poco a poco

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Las semanas fueron pasando poco a poco. Había algunos días en los que Tom y yo no hablábamos, todo esto porque nuestros tiempos libres no coincidían.

Me mudé al norte de la ciudad con mi hermano poco después del cumpleaños de los gemelos. ¿Y qué decir sobre mi carrera?, estaba ganando reconocimiento, pero a la vez perdí la poca privacidad que conservaba gracias a mi alto impacto en el mundo del modelaje.

Gisselle empezó a salir de Berlín para aparecer en los desfiles de grandes marcas como Louis Vuittton o Prada. Elizabeth por su parte, saco su propia marca de ropa, logrando posicionarse entre las mejores jóvenes emprendedoras de Alemania. Aún con la distancia, mantuvimos nuestra amistad y el apoyo en los proyectos de la otra.

Mi hermano organizó una gala para celebrar su nuevo cargo a tan solo tres días del regresó de Tom. Muchos empresarios y familias importantes asistirían al lugar. Quería ver a mis mejores amigas, así que también estaban invitadas.

El outfit de esa noche sería un vestido rojo, bastante elegante si me lo preguntaba. La ocasión también ameritaba un maquillaje cargado. Varios collares y anillos terminarían de complementar mi look.

–Señorita Daenzer, su conductor la espera afuera–Uno de los guardaespaldas se asomó por la puerta, sonando lo más amable posible.

–Gracias, Andru. Bajó enseguida– Intercambie sonrisas con él mientras me colocaba los tacones blancos.

Dylan había contratado el doble de guardaespaldas al enterarse de las amenazas que recibía por parte de las fanáticas de mi novio, y las constantes persecuciones de los reporteros.

Quería salir a la calle sin ser fotografiada cada cinco segundos, sin escuchar preguntas incómodas y los repetidos insultos por parte de las chicas celosas de mi relación. Pero eso no podría suceder, no mientras fuera novia de Tom.

Salí de mi casa sin tiempo que perder, extrañaba que mi hermano estuviera allí conmigo. Ya no pasábamos tanto tiempo juntos como antes.

–Buenas noches, señorita. Esta noche será el centro de atención, luce hermosa.–Un hombre de barba canosa abrió la puerta trasera de la camioneta. Se trataba de nuestro chófer personal.

–Muchas gracias, Adan. Eres muy amable–Quité los mechones rebeldes de mi rostro, observando su sonrisa calida.

"El rojo es perfecto en ti bonita"

"Te amo, diviértete, y por favor cuídate"

Tenía la costumbre de mandarle fotos de mis vestuarios a mi novio, y esa noche no fue la excepción. Lo extrañaba demasiado, todas las noches soñaba con él sin falta alguna.

Los medios ya se encontraban en la entrada del lugar cuando llegué. Rápidamente, me coloqué las gafas oscuras, como una costumbre que realmente odiaba.

𝐔𝐧𝐚 𝐬𝐨𝐥𝐚 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢ó𝐧; 𝐓𝐨𝐦 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 (EDITING)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora