Narra Megan.
Despierto y cuando intento moverme, una estúpida sonrisa crece en mi rostro al sentir el tirón en mi estómago.
—¿A dónde crees que vas, americana? —pregunta con la voz más ronca de lo normal, lo que me pone los pezones duros y las ansias en mi vientre se intensifican.
—A vaciar mi vejiga antes de que me llenes de tu leche de nuevo —respondo como descarada. Mikhail comienza a reír con ganas, girándome para dejarme de frente a él.
—¿Ganas de desayunar, americana? —pregunta, burlón. Asiento como niña pequeña—. Démosle la leche, entonces —resuelve, levantándose conmigo de una vez.
Grito de la sorpresa y aferro mis piernas a su cintura cuando comienza a caminar a una puerta.
Ignoro reparar en todo el baño porque Mikhail me baja un momento junto al retrete para seguir caminando en toda su gloria hasta la ducha y abrirla.
—¿Qué esperas? Vacía tu vejiga —dice. Arrugo el rostro.
—No puedo hacerlo contigo viéndome, Mikhail —me defiendo. Ríe con ganas.
—¿Si recuerdas todo lo que te hice anoche y lo cerca que estuve de ella al atenderla con mi boca? —replica. Bufo, viéndolo mal.
—Imbécil. Sal del baño ahora, te avisaré cuando termine —declaro. Logro que salga, riendo. Sonrío como idiota y me encargo de hacer pipí y luego toco dos veces la puerta. Entra enseguida, alzándome de nuevo—. ¡Ay! —me quejo al meternos de lleno bajo el agua caliente.
Está muy caliente y lo nota porque abre un poco la llave del agua fría para que se tibie.
—Será duro y rápido, americana, porque hace veinte minutos ya debía estar reportándome con el jefe —confiesa, clavándose de una vez en mi interior. Gimo alto, aferrándome a sus hombros mientras me sube y deja caer de golpe, con la espalda apoyada a la pared y su polla taladrando duramente mi coño.
—¡Ah, sí, qué rico! —jadeo a lo loco, mordiendo mi labio inferior, controlando mis ganas de gritar y que todos se enteren lo rico que está mi desayuno este día.
—¿Te gusta, americana? ¿Te gusta cómo el ruso te folla? —cuestiona entre gruñidos mientras se turna de chupar mi seno y mi cuello, marcándome.
—Sí, me encanta cómo el ruso folla mi coño americano —respondo, sonriendo burlesca.
—Y al ruso le gusta follar tu coño americano —confiesa, clavándose más duro para enfatizar sus palabras. Gimo su nombre con fuerza—. Vamos, báñamela —ordena, tirando de mis labios con sus dientes.
—¡Mi... Mikhail! —gimo contra sus labios, callando con ellos los gritos con su boca y me corro, sintiendo su propio orgasmo en mi estomago cuando me levanta y saca su polla, pegándola a nuestros cuerpos.
Abro la boca, jadeante, sin dejar de ver cómo sale mi desayuno delicioso.
—Era en mi boca —le digo, haciendo que comience a reír con ganas.
—Baja y límpiala —propone. No espero dos veces y bajo, arrodillándome frente a él y tomando su polla con una mano mientras que acerco mi lengua a su estómago y la arrastro, limpiando todo rastro de su orgasmo—. Maldita sea, americana, me harás secuestrarte —advierte. Río bajito, pero cubre mi boca cuando comienzan a sonar unos golpes en su puerta.
Mikhail maldice y se mueve, sacando su polla de mi mano y lavándose bien con el agua de la regadera para coger después un paño y salir del baño. Cierro la llave y cojo otro paño para acercarme a la puerta.
—Señor. —Escucho a Mikhail decir. Mi corazón va a mil por segundo, recordando que junto a su cama debe estar mi pijama en el suelo y su propia ropa.
—¿Por qué estás tardando tanto? —pregunta Oleg.
—Lo siento, me he despertado tarde, pero ya saldré en un momento —asegura Mikhail.
—Bien. ¿Has visto a Megan? No está en su habitación —dice Oleg. Cubro mi boca con mi mano, pensando que ya valimos madre.
—Me prohibió acercarme a ella hace más de un mes, ¿cree que soy tan estúpido como para meterla en mi cama justo el día que usted viene de viaje? —revira Mikhail, sonando realmente dolido.
Muerdo mi labio inferior para no sonreír porque eso fue justo lo que hizo. Escucho un suspiro e imagino que debe ser de Oleg.
—Bien, recuerda que ella no merece pasar por lo que Emma —declara. De nuevo ese maldito nombre, joder.
Ni siquiera sé quién es, y realmente la detesto. No me importa si está pasándola mal, odio que siempre salga a relucir su nombre.
Mikhail no responde nada, por lo que Oleg vuelve a hablar:
—Alístate para salir —le ordena Oleg y luego escucho la puerta ser cerrada. Me hago a un lado al ver la manija moverse y Mikhail entra.
—Lo siento, debo irme —dice como si no hubiese escuchado lo anterior. Asiento y me acerco para acariciar su rostro.
—Lo sé, tranquilo. Iré al lugar feliz de K y me haré la dormida ahí —prometo. Mikhail sonríe, impulsando mi rostro al suyo para besarme.
—No era mentira —susurra. Arrugo el rostro.
—¿Qué?
—Todo lo que dije anoche no fue mentira —asegura. Sonrío de forma idiota, ignorando eso que me recuerda que debo saber sobre Emma.
—Lo sé —musito y deja un nuevo beso en mis labios para regresar a la habitación. Salgo después y disfruto de verlo alistarse apurado mientras yo solo tengo que ponerme el pijama.
—Te veo al rato —asegura, guiñándome un ojo para después salir. Me lanzo de nuevo sobre su cama, suspirando hondo.
Quiero creerte, Mikhail. Quiero creer que como te quiero, me quieres.
Quiero creer que sentimos lo mismo, que conducimos en el mismo sentido.
Quiero creer que podemos lograrlo, que podemos superar lo que sea que nos quiera separado.
Quiero intentarlo.
Me levanto después de esperar unos minutos y me acerco al tocador para arreglar mi cabello, preguntándome cómo diablos haré para que me crean que dormí afuera y amanecí con el cabello mojado...
Sin embargo, cuando llego, un papel llama mi atención, realmente no es el papel, sino el logo que se nota en la hoja. Con la mano temblando, la cojo y voy directo a los resultados y después subo al nombre.
Gruño con odio al fijarme en la fecha y ver que es después de haber estado conmigo en el auto sin preservativo.
Eres un maldito, Mikhail.
¿Realmente creíste que estaba enferma y creíste necesario confirmarlo por tu propia cuenta?
Maldito.
Mi pobre Mikhail no sale de una cuando ya anda entrando en dos peores, jajajajaja.
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ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]
RomanceLibro #2 de la Trilogía "Independiente" Amores Designados. No es necesario leer el primer libro, pero se recomienda para entender situaciones de ciertos personajes. El plan de Megan de solo pasar dos semanas en esa ciudad para visitar a su mejor ami...