Capítulo 37 🚘

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Narra Mikhail

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Narra Mikhail.

No creí que la comida fuese así, pero supongo que me preocupé más por coger la valentía de hacer la pregunta, que porque esta no fuese respondida por ella. Sigo preguntándome por qué no ha respondido.

Mientras la veo comer en silencio el plato principal, me pregunto, ¿qué la detiene a vivir conmigo?

Sí, lo sé, puede que sea algo apresurado. Es decir, no llevamos nada, pero no se me ocurre nada mejor.

Arrendarle o comprarle una casa es estúpido.

¿Para qué tenerla lejos cuando lo que quiero es tenerla siempre en mi cama?

No son necesarias dos si con una nos bastaría.

Es mi opinión, claro.

Si no ha querido responder eso, menos mal y no le pedí ser mi esposa. No es que esté pensando en eso, pero es lógico por su reacción, que por más enamorada que diga estar de mí, no quiere atarse a estar conmigo.

Y no sé cómo debo tomar eso.

—No soy ni seré como ella, Mikhail —musita de pronto. Parpadeo, concentrándome en el ahora.

—¿A quién?

—Tu madre. El que quiera pensar mi respuesta no quiere decir que desee estar con otros hombres. Realmente no quiero estar con más nadie que no seas tú. No quiero a otro hombre en mi vida, Mikhail. Quiero que seas el único para mí, y quiero ser la única para ti —confiesa. Sonrío.

—¿Recuerdas lo que te dije en casa de Emma la primera vez que fuimos? —pregunto y ella arruga el rostro—. Te dije que Mikhail era tuyo, americana. Yo soy tuyo, solo tuyo —prometo. Veo como coge aire.

—Y yo soy tuya, Mikhail. Citando a Ron Israel: soy tan tuya, que nunca más volveré a ser mía. Y no quiero serlo —zanja. Saboreo mis labios.

—Me gusta esa frase —confieso y ella sonríe.

—Lo sé —musita. Reímos juntos.

—Sé que no eres ni serás como ella, Megan. Si quiero vivir contigo, créeme que no es para que te sientas presa. Podemos hablar sobre la seguridad, claro. Puedo asignarte un escolta personal y podrías tener completo acceso a las cámaras para restringir las que quieras cuando no tengas ganas de que te vean todo el tiempo. Podemos negociar, preciosa —prometo. Suspira.

—Solo quiero unos días para pensarlo —pide. Asiento y retomo mi comida cuando ella hace lo mismo—. No estoy negándome desde ahora, solo quiero estar segura —dice después de tragar.

—Debo viajar dentro de unos días a Rusia —le cuento de una vez—. Antes de irme, me gustaría saber tu respuesta para poder emplear protección para ti —explico.

—O podría viajar contigo —propone. Sonrío de lado, limpiándome la boca con la servilleta.

—No sabes si vivir conmigo es prudente, pero quieres volar conmigo a Rusia y conocer a mi padre. Creo que no estoy entendiendo, americana —confieso, disfrutando la rojez de su rostro.

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora