Capítulo 31 🚘

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Narra Megan

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Narra Megan.

—¿Vas a decirme la verdad? —pregunta Mikhail, mientras yo estoy masacrando mis uñas con mis dientes, al ver cómo sacan a todos del antro y ha terminado de llamar a Oleg para contarle. Lo veo.

—¿Qué verdad? —musito cómo idiota porque no pensé que se la llevaría.

Connor dijo que solo debía distraer un momento a los escoltas para él hablar con ella. HABLAR, NO LLEVÁRSELA.

¿Qué demonios haré ahora?

—¿Me ves cara de ser idiota, Megan? Sé que has tenido que ver en esto. No estarías tan tranquila sabiendo que no está en buenas manos —me acusa. Cojo aire.

—Con...

—¡¿Dónde está mi mujer, Mikhail?! —grita Oleg, apareciendo. Doy un brinco por su grito y me echo hacia atrás al ver cómo toma a Mikhail por las solapas.

—¿Y yo qué mierda voy a saber, joder? —revira Mikhail, posando sus manos sobre las de Oleg para bajarlas, pero este no lo hace.

—Tu misión era cuidarla, no perderla. Si K no aparece, tu cabeza será lo único que podrán enterrar, Mikhail —advierte Oleg. Contengo el aliento, pero no reacciono, solo lo hago y me pongo junto a Mikhail.

—Fue mi culpa, yo distraje a Mikhail para que me follara en el baño —miento. Mikhail gruñe y Oleg lo suelta, fulminando con la mirada.

—Te dolería más que me meta con ella, así que, o aparece mi mujer, o tío tendrá un regalo con el que entretenerse —advierte. Chillo, cubriendo mi rostro cuando Mikhail atesta su puño directo en el rostro de Oleg.

Enseguida dos de los escoltas toman a Mikhail.

—¡No te atrevas a amenazarme, maldita sea! ¿Por qué mejor no le enseñaste de respeto a ella para que no se fuera con el primer maldito que se at...?

No puede seguir hablando porque Oleg aprovecha que está sujeto por esos hombres y golpea su estómago con su mano cerrada.

—¡No! —grito e intento acercarme al verlo darle más de uno, pero no sé quién me toma por la cintura desde atrás, impidiendo que siga caminando.

—Ni se te ocurra decir algo más de mi mujer, Mikhail.

—Ni tú amenazarme de nuevo con la mía, Oleg —revira Mikhail en un siseo furioso, sosteniéndole la mirada a Oleg. Paso saliva, las lágrimas se derraman por mis mejillas sin pedir permiso.

—Tú sabes quién la tiene, ¿cierto? —pregunta Oleg de pronto, girando para señalarme. Veo a Mikhail con la cabeza gacha y luego a Oleg.

—No —miento y él gruñe.

—Averigüen si el maldito de Connor entró a la ciudad de algún modo. ¡Y lo quiero para ya, joder! —grita. Enseguida todos los hombres comienzan a correr a la salida, soltándome a mí y a Mikhail, que enseguida se acomoda su traje.

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora