Capítulo 21 🚘

884 113 105
                                    

Narra Mikhail

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Mikhail.

—Vamos, sube —ordena Oleg, señalando el avión. Arrugo el rostro.

—¿Qué?

—¿Crees que soy idiota, Mikhail? Sé que pasaste la noche con ella. Lo de las cámaras no era cierto, no estuvieron en mantenimiento en ningún momento, pero te lo dije para probarte, y tú caíste. Así que, tienes dos opciones, te quedas y dejas que sea yo quien hable con mi tío, o vas conmigo y refrescas tu memoria de lo que puede pasarle por tu propio padre. Decide —declara. Maldigo.

—¿Qué hay de ti, joder? La señora no es rusa, Oleg. ¡También es americana, maldita sea! ¡¿Por qué tú sí y yo no?! —siseo. Oleg sonríe satisfecho con mi reacción. Respiro hondo, dándole la espalda. Siento su palmada en mi hombro.

—Porque es tu padre, no el mío. Le he dado lo que ha querido, pero no puede decidir sobre mí cómo puede hacerlo contigo —destaca. Gruño.

—Hazte a la vista gorda, maldita sea. Por lo que más quieras, Oleg, recuerda lo qué somos y hazme el único favor que te he pedi...

—Ya te hago un favor al no revelar la ubicación de Emma, Mikhail —me corta. Bufo—. Entiende que se escapa de mis manos. Tío pregunta cada día por ella, tiene hombres buscándola por todas partes. Sabe de los niños y por supuesto que los quiere para él. ¿Te imaginas la vida que tendrían Ella y Mael? Pasarían de estudiar matemáticas para aprender a disparar, a torturar, justo lo que tú y yo hicimos —resume.

Hago puños mis manos.

—Me quiere —musito, dándole el frente aún con las manos hechas puños—. ¡Me quiere, maldita sea! —exclamo, alzando los brazos al aire—. Y puedo jurarte por lo que quieras, que yo la quiero a ella —confieso. Oleg coge aire con fuerza.

—Entonces, no hagas de su vida un infierno como la de Emma —resuelve y me da la espalda para subir al avión.

—¡Ahhh! —grito de frustración, viendo a Steffan junto a la camioneta. Veo el avión detrás y me acerco a él—. Un favor, dile que tuve que irme, por favor —suplico. Steffan coge aire—. Solo eso, Steffan. Solo dile eso —insisto. Asiente lentamente—. Gracias.

Con eso, regreso y subo al avión, ocupando el asiento frente a Oleg.

—¿Quién va a cuidarlas y hasta cuándo vas a tenerme en Rusia? —cuestiono, ajustando mi cinturón de seguridad. Deja de ver algo en su computador y me mira.

—Alonso tiene muchas ganas de estar al pendiente de ella —comenta. Lo fulmino con la mirada.

—No juegues con mi buen juicio, primo, porque podría enviar a Alonso a mejor vida si se acerca de más a mi mujer —zanjo. Oleg alza ambas cejas y comienza a reír con ganas, acomodándose bien en su puesto.

—¿Tu mujer? ¿De cuándo acá ella es tu mujer, primo? —pregunta, sonando con burla la palabra primo. Bufo.

—Desde que acepté que quiero ser su hombre. Podrás decir lo que quieras, y créeme, entiendo lo que dices. Pero iré contigo a este viaje y le dejaré claro a mi padre que no hará con ella lo que hizo con Emma, porque, a diferencia de Emma, Megan sí es mi mujer —declaro.

—Si Emma siendo rusa y siendo una mujer que, hasta donde sabemos, le importa, le hizo tanto daño, ¿qué crees que haga en contra de Megan que no le importa ni le sirve para nada? —pregunta.

—Le importan los hijos de ella, no ella. Y así como no le he dado la oportunidad de acercarse a mis hijos, tampoco le daré la oportunidad de hacer algo en contra de Megan porque, como sabes, en esta familia, los códigos morales hace rato se rompieron con la muerte de Alek, ¿no? Si a ti no te importó matar a tu hermano por traición, ¿qué no haría un hombre por la mujer que quiere? —replico, disfrutando de la sorpresa que se instala en sus ojos ante mi indirecta de acabar con mi padre.

—No serías capaz. No has sido capaz todos estos años por Em...

—De Emma no estoy enamorado —lo corto.

—Mikhail, piensa un momento en lo que estás diciendo. Venga, hombre, yo no voy a decirle a mi tío nada de Megan, pero no puedo dejarte estar con ella y lo sabes. ¡Él se enteraría en cualquier momento y, entonces, los dos estaríamos muertos junto con Megan, y Emma se quedaría sin protección alguna con los mellizos! —grita.

—Sé eso, Oleg. Claro que sé todo eso. ¿Crees que fue anoche que me acepté enamorado de ella? ¿Crees que no intenté evitarlo? ¿Crees que yo quería que la primera vez que una mujer me importase, fuese americana? ¿Crees que no quiero evitarle todo lo malo que Emma ha pasado? ¿Crees que quiero verla sufrir por mi culpa, joder? —cuestiono.

Tomo un par de respiraciones y pongo las dos copas que lleno con whisky, y me bebo una de un solo golpe.

—No quiero hacerla sufrir, pero lo hice todo ese mes que me prohibiste estar con ella. Y sufrí yo mismo por la misma mierda. ¿Qué diablos importa, Oleg? Vamos a morir, de todas formas. ¿Crees que a mi padre le importan nuestras vidas? Te equivocas. Por ahora, le servimos, por eso nos mantiene con vida, en el momento en que hagas algo mal, te destronará y sustituirá por otro mejor y a mí, al único hijo, soy tan fácil de eliminar como el hecho de que, en Rusia, nadie me quiere justo por ser su hijo, maldita sea.

»No importa cuánto tiempo he intentado no ser igual a él, tú y yo sabemos que lo soy. Y así cómo a él no le importó acabar con la vida de tu padre por Emma, te juro que a mí no me pesará quitar su vida para asegurar la de Megan junto a la mía —prometo.

—¿Serías realmente capaz de hacerlo? Vamos, Mikhail, ¿de verdad asesinarías al viejo por Megan? —pregunta, inclinándose hacia adelante, apoyando sus brazos en sus piernas. Me sirvo un nuevo vaso que me bebo en un segundo sin apartar la mirada de la suya.

—Alértalo si quieres, Oleg, pero si la única opción que me dejas es acabar con él para estar con Megan, lo haré. Por mi padre no siento nada, por Megan lo siento todo —declaro.

 Por mi padre no siento nada, por Megan lo siento todo —declaro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Ay, amo a Mikhail

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora