Capítulo 29 🚘

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Narra Megan

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Narra Megan.

—¿Qué fue todo eso? —pregunta K cuando sale y me encuentra en una esquina alejada de Mikhail y la zorra esa. Cojo aire.

—¿Podrías venir con Steffan y conmigo? —musito. Coge aire y asiente, sobando mis hombros mientras mira a Oleg.

¿Qué voy a decirle?

Sigo pensando en eso.

—Dame un momento, por favor —pide y se acerca a Oleg cuando yo asiento. Regresan ambos cuando estoy masacrando mi uña con mis dientes. A este paso, me quedaré sin uñas.

—Yo iré con Steffan —dice Oleg. Abro la boca para replicar, pero se adelanta—. Confío más en Mikhail —resuelve. Cojo aire con fuerza y veo al maldito de Mikhail de reojo.

—Bien —digo y me giro, saliendo de la tienda. Paso del auto donde Steffan está afuera, apoyado en la puerta y sigo derecho hasta la camioneta, donde espero a que Mikhail se acerque para abrir la puerta.

—¿Qué sucede? —pregunta en un susurro mientras sostiene la puerta abierta para que entre. Lo hago y lo miro.

—En tu lista de zorras, ¿qué número soy yo, Mikhail? —cuestiono furiosa, viendo a la maldita esa fuera de la tienda, hablando con K y Oleg.

—¿Qué? —pregunta haciéndose el idiota. Cojo aire y tomo la puerta, cerrándola en su cara.

Veo cuando sube en la parte del piloto y me mira por el retrovisor.

—No quiero hablar contigo ahora, Mikhail —digo, adelantando cuando abre la boca. Para enfatizar más mi punto, presiono el botón, subiendo así el vidrio que separa ambas partes. Lo último que veo son sus ojos furiosos.

K sube pasado unos minutos.

—Lo siento. ¿Estás mejor? —pregunta apenas sube. Cojo aire.

—Yo soy la que lo siente, K. No debí haber llegado así, perdóname —pido. K sonríe, negando con la cabeza.

—Tranquila, no ha pasado nada. ¿Qué fue lo que te pasó a ti? —pregunta ahora.

Créanme, mi cerebro nunca ha trabajado más rápido que ahora para inventar algo.

—Me he acostado con Mikhail —confieso. Sus ojos se abren de par en par.

—¡¿Qué?! —chilla. Me remuevo cuando la camioneta se coloca en marcha y veo el vidrio como si pudiese verme u oírme.

—Varias veces —prosigo y la veo. Ajeno a lo que creí, está sonriendo—. Estoy enamorada de él, K —confieso y su sonrisa se borra. Mis ojos se llenan de lágrimas porque, por este motivo estaba evitando hablar de él, de lo que siento y lo que tenemos.

Sea lo que sea lo que tenemos, claro.

—¿Desde hace mucho? ¿Qué tiene que ver eso con llegar así? —insiste. Suspiro.

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora