Capítulo 25 🚘

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Narra Mikhail

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Narra Mikhail.

Veo a Megan en el asiento de copiloto, moviendo su cabeza a ambos lados mientras va tarareando muy malamente una canción.

Decir que es más sorda que una campana de tela es quedarse corto...

—Hey, ¿estás bien? —pregunto, aunque creo que la pregunta es para mí mismo. Parpadea, enfocando sus dos perlas verlas en las mías azules.

—¿Ya no quieres llevarme? —musita y suena triste. Sonrío.

—Por supuesto que sí, americana —miento.

Obvio no quiero llevarla a conocer a Emma y a los niños.

Obvio no quiero tener que contarle toda la mierda que he hecho por ellos.

Obvio tengo miedo de que ella crea lo mismo que todos los demás y piense que me traje a Emma por intereses románticos. Cosa que no es cierta.

—Vale, entonces estoy muy bien —reconoce, tomando mi mano y dejando un beso en el dorso. Giro los ojos, pero sonrío.

—Oye, no me quites mi papel, americana. Yo soy el hombre, yo soy quién debe besarte de esa forma —declaro, intercalando mi mirada de la suya a la carretera. Ríe bajo.

—¿Quién dice que las chicas no podemos seducir cómo los chicos? —revira. Niego con la cabeza sin dejar de sonreír.

—Tienes un punto, americana —reconozco. Ríe más fuerte y vuelve a tararear, sin dejar de hacer señas sin sentido en mi brazo desnudo.

En este momento no ando de traje, simplemente con una camisa polo y un pantalón de jean. Ella también se vistió muy casual porque le dijo a la señora que iría a un SPA mientras ella se quedó decorando unas cosas en la mansión.

Salir con Megan es como tener que pedirles permiso a sus padres para hacerlo, en nuestro caso es por la señora y Oleg. Este último ya no me preocupa porque, después del desastre de anoche y de la paliza que me dieron y seguí negándome, creo que entendió que no va a lograr que me separe de ella.

No sé ni cómo diablos lo hizo o en qué momento pasó, solo sé que no quiero vivir sin esa risa suya en mi vida.

Al llegar al conjunto residencial, los guardias me dejan pasar con solo bajar la ventana de mi lado. Megan presiona mi brazo al detenerme frente a la casa.

—¿Lista para conocer la verdad? —pregunto. Coge aire y asiente. Sonrío y me quito el cinturón de seguridad para tomar su rostro y dejar un beso en sus labios—. Todo va a estar bien, americana. No son caníbales —aseguro, guiñándole un ojo.

Río mientras bajo y la escucho llamarme imbécil en ruso.

Es tan buena con los idiomas como lo es chupándome la polla.

Rodeo el auto para llegar hasta ella y tomar su mano, al mismo tiempo que la puerta se abre sin tener que tocar el timbre.

—¡Tío Mikhail! —gritan Ella y Mael al mismo tiempo. Solo me dan tiempo de soltar la mano de Megan porque ambos se lanzan sobre mí.

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora