Capítulo 34 🚘

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Narra Mikhail

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Narra Mikhail.

Decir que estoy nervioso es quedarse corto. Creo que en cualquier momento tendré un paro nervioso por mis propios nervios.

Estoy entrando en crisis. Lo juro.

—Ya deja de dar vueltas —ordena de nuevo Lorena. Acepto el vaso con agua que me ofrece y me lo acabo de un solo trago todo, después le entrego el vaso vacío.

—Se está tardando demasiado —explico y ella ríe, rodeando la barra.

—Es mujer y se está poniendo mucho más guapa para su hombre, para ti. Valóralo —propone. Cojo aire y me siento en la silla un momento.

—Yo me arreglé en quince minutos, y eso que me tardé eligiendo una buena corbata —recalco. Lorena ríe con gusto.

—Ustedes no tienen que secarse el cabello, encrespar sus pestañas, pintar sus labios y ojos, ver que la tanga combine con el brasier y usar medias panty con ligueros para ser más sexy —dice.

—Bien, tú ga...

—Buenas noches —musita una nueva voz. Me giro por instinto, comenzando a ver desde sus tacones, sonrío al notar que sí lleva medias pantys como Lorena dijo. Llego a un vestido a mitad de muslo, rojo sangre, que se pega a su cuerpo, acentuando su cintura pequeña.

Saboreo mis labios al llegar al escote de sus senos, donde estos resaltan bien y son sujetos por un diminuto tirante de perlas.

—No necesitarás eso —declaro, refiriéndome al abrigo que tiene en su mano izquierda. Alza una ceja.

—Hace mucho frío en esta época del año —acota. Chasqueo la lengua, acercándome poco a poco a ella, controlándome de no llevarla a mi habitación de una vez porque le prometí una cena.

—Terminarás sin nada de ropa al finalizar la noche y no tendrás frío, créeme, al contrario, estarás tan sudada que no sabrás si la humedad de mis sábanas se debe a tu sudor o a la forma en la que hago que te corras a chorros —prometo. Abre su boca al mismo tiempo que sus mejillas se encienden y sus ojos se tornan más oscuros. Sonrío.

Кретинn —sisea. Río y me poso junto a ella, ofreciéndole mi brazo—. Así que, ¿hoy eres mi cita en vez de mi escolta designado? —se burla, aceptando mi brazo.

—Cuando llegue el momento te diré exactamente lo que soy, americana —propongo, guiñándole un ojo.

Disfruto el recorrido con ella hasta el auto y disfruto más abrirle la puerta de copiloto en vez de la trasera, porque siempre que tengo oportunidad de restregarle a Alonso que es mía, me encanta.

—Gracias —musita al subir y yo sonrío, cerrando para ocupar mi puesto—. Entonces, ¿adónde vamos? —pregunta apenas me abrocho el cinturón. Río, encendiendo el auto.

—Es una cena, americana. Claramente no voy a llevarte a un parque de diversiones —digo como si no fuese obvio. Bufa y vuelve a llamarme imbécil en ruso. Río—. Deberías aprender otras palabras en ruso para poder defenderte en Rusia —suelto, pero apenas lo hago, arrugo el rostro.

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora