ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]

Capítulo 46 🚘

Narra Megan.

El hecho de que haya vuelto anoche a la una de la mañana, queriendo ser follada por mi hombre, pero él no haya estado, eso me afectó.

Creí que había sido por lo de contratar a los bailarines y le dejé mil y un mensaje en WhatsApp preguntando si estaba todo bien.

De culparme pasé a pensar con la cabeza fría, quizás fueron las lágrimas lo que me hizo enfriar el cerebro, pero pensé después en Emma y los niños. Ellos eran los únicos que creí que lo habían podido hacer dormir fuera y desaparecer de esa forma.

Pero él tampoco respondió mis mensajes sobre eso.

Sin embargo, ahora que voy caminando a la boda de K, me ha dado por entrar a las noticias de Rusia y lo primero que me aparece hace que el corazón se me detenga de apoco.

"Han vuelto a las andadas".

Las manos me tiemblan cuando entro en esa noticia y el celular lo traduce en automático a inglés, pero, ni siquiera necesitaba la traducción. Las imágenes lo dicen todo.

Cubro mis labios con una de mis manos al ver la primera foto en la que se ve a Oleg siendo cargado por Mikhail, ambos rodeados de demasiadas mujeres. Mujeres que se siguen viendo cuando paso a otra foto en la que Mikhail está subiendo a Oleg al auto y ellas suben igual.

-¿Qué has hecho, Mikhail? -musito, dejando que las lágrimas caigan sin control por mis mejillas, mientras solo leo por encima lo que dice la noticia, pero dejo de hacerlo cuando ya pasa a relatar cómo lo hacían mucho de jóvenes.

-Llegamos, señora -anuncia Joseph, uno de los escoltas de Mikhail. Veo por la ventana que es cierto, ya estamos en la entrada del hotel donde será la boda, pero no quiero bajar-. ¿Se encuentra bien? -pregunta Joseph. No lo veo ni respondo, saco con las manos temblando, mi maquillaje de la cartera para retocarme porque, así que como lo hice durante meses, me toca hacerlo ahora.

Esto no es por mí, es por K y Connor. Es su boda. Es el sueño de ambos, me toca apoyarlos, dejando mis problemas a un lado.

Salgo del auto después de quedar decente, pero no puedo hacer nada con mis ojos rojos, así que sé quedan como están. Paso de largo todo el salón ya decorado, sin ganas siquiera de apreciar a lo que le he dedicado tanto tiempo en los últimos meses y solo entro a la habitación de K sin tocar antes.