Capítulo 22 🚘

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Narra Megan

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Narra Megan.

Al idiota de Mikhail se le ocurrió que enviarme un aviso con Steffan acerca de que había tenido que irse, era suficiente.

¡Suficiente después de lo que leí!

¿Qué se cree?

Así que, justo ahora tengo en mis manos la prueba que me realicé y para la que tuve que pagar una cantidad extraordinaria de dinero con tal de que me fuese entregada esta misma tarde.

Subo al auto y de inmediato le tomo una foto a mis resultados con todas las enfermedades en negativo, y lo envío al número de Mikhail que ya tengo.

Mi corazón se acelera cuando no pasa ni un minuto y las pestañas se colocan en azul. Otros segundos más y la pantalla se ilumina con una videollamada entrante.

—Sube la ventanilla, Steffan —pido y el hombre obedece de inmediato.

—¿Qué demonios es eso? —cuestiona apenas contesto.

—¿No era lo que querías? —reviro, viéndolo mal. Noto que siguen en un avión. Bufa y se levanta, permitiendo que vea de fondo a Oleg sentado y más nadie. Solo ellos dos.

—No te he pedido eso, americana. ¿Qué diablos haces sometiéndote a esas pruebas? —pregunta y suena realmente enojado.

—Lo vi, Mikhail. ¡Vi tu jodida prueba! ¿Qué pensaste? ¿Qué la americana se ha tirado muchas más pollas que la tuya y por eso estoy enferma? Eres un maldito, Mikhail. Pudiste preguntarme, pero no, tenías que hacerla, ¿cierto? —cuestiono, sintiendo dolor en mi pecho porque desde que vi eso en la mañana, todo lo de anoche se fue a la mierda.

—No me jodas, Megan. ¿Con quién vas en la camioneta? ¿Subió ya el vidrio? —pregunta. maldigo sonoramente.

—¿Eso es lo que te importa? ¿Crees que voy a tirarme a otro mientras tú no estás? ¿A Alonso? —replico. Sus ojos se entrecierran un poco y se coloca rojo, deduzco que por la rabia.

—Mantén al maldito de Alonso a kilómetros de ti, joder —demanda. Bufo.

—¿Quién va a impedírmelo? ¿Tú? —insisto. Me sobresalto en mi puesto al escuchar el golpe y luego el ruido de los cristales al caer—. Mikhail, ¿qué hiciste? ¿Estás bien? —pregunto, dejando un momento mi enojo porque su rostro se ha desfigurado.

—Esto no es nada con lo que pretendo hacerle a Alonso si se atreve a tocar lo que es mío, Megan —declara. Muerdo mi labio interior cuando me muestra cómo se está lavando la otra mano y el agua no deja de salir roja.

—¿Lo que es tuyo? ¿Hablas de Emma? ¿Él también la conoce? —replico. Maldice tan fuerte y con tanto odio que comienzo a estremecerme como si lo tuviera frente a mí hecho una furia.

—Tú, maldita sea, tú eres mía, así que déjaselo claro al maldito de Alonso y a cualquier otro hombre que se te quiera acercar. ¿Quieres olvidarte de una maldita vez de Emma? —cuestiona, viéndome furioso. Suspiro.

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora