Capítulo 11 🚘

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Narra Megan

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Narra Megan.

Justo ahora estoy queriendo insertar yo misma una bala en el cráneo de Oleg.

Imbécil que no pudo encontrar un mejor momento para molestar que ese.

Lo tenía, joder. Tenía a Mikhail sobre mí en la cama, besando suavemente mis labios mientras una de sus manos estaba dándole equilibrio para no aplastarme y la otra acariciaba mi estómago sin prisa.

Estaba a nada de sentir, por primera vez en mi vida, lo que es hacer el amor con el hombre que quieres.

Estaba por demostrarle a Mikhail que sí podemos, que podemos ser realmente dos personas que, sin importar sus nacionalidades opuestas, pueden estar juntas.

Pero no, Oleg tenía que mandar todo al diablo. Sin embargo, sonrío cuando Mikhail sale del baño, acomodando su ropa.

—No me mires así —pide. Río bajo, levantándome de la cama y quitando la sábana que me cubría para que pueda verme en ropa interior. Maldice—. Después, americana —insiste, pero no camina a la puerta, sino a mí. Lo encuentro a mitad de camino.

—¿Por qué dejar para después lo que podemos hacer ahora, Mikhail? —replico con tono seductor, guindándome a su cuello. Sus manos viajan de una vez a mis nalgas.

—Porque lo que pediste que te hiciera requiere más tiempo que una follada. Y tengo trabajo que cumplir —resalta.

—Sí, devolverme a la cama para terminar lo que empezaste —reviro. Me mira mal.

—Es mi jefe.

—Y yo intento ser tu mujer, Mikhail. ¿Qué más necesitas escuchar para entender que quiero eso? —cuestiono. De nuevo sus ojos se muestran tormentosos. Niega con la cabeza y se inclina para dejar sus labios pegados a mi frente. Habla así mismo:

—Lo haré. Te juro que voy a hacerlo, americana, pero no ahora. Debo irme —dice. Suspiro porque no quiero designar esa promesa a algo en específico.

Le pedí hacerme el amor primero y luego romperme el corazón, pero la verdad es que, deseo que haga lo primero y nunca lo segundo...

Se separa, tomando el saco que se había quitado y camina a la puerta. Lo acompaño, pero apenas abre la puerta y descubre a Alonso de pie del otro lado, maldice y la cierra de un golpe para que no me vea casi desnuda.

—Tenía que estar ahí —sisea. Paso saliva.

—Lo siento. ¿Te traerá problemas? ¿Quieres que hable con K para que hable con él o con O...?

Mi pregunta queda en el aire cuando Mikhail sujeta mi rostro con una mano, levantándolo por la barbilla y besando mis labios. Gimo en su boca porque este sí es un beso posesivo.

Deliciosamente adictivo.

—Yo me encargo. No me importa que me vea acá, sino que goce de la vista de tu cuerpo de esa forma —explica. Sonrío como idiota.

—La disfruta cada vez que voy a la piscina, Mikhail. Hablando de piscina, me dieron ganas de ir más tarde —musito, disfrutando de la coloración oscura que adquieren sus ojos.

—¿Qué te parece si te dejo el culo del color de tus sábanas? Eso me gustaría, y sé que también a ti, americana pervertida —declara, señalando con su barbilla la pila de libros que tengo en un estante al fondo.

Por primera vez en mi vida, la vergüenza por lo que leo me embarga y me pongo colorada porque sí, claro que me gustaría que me azote.

Y si me azota mientras me manosea o me habla sucio como en muchos libros de los que están ahí, me gustaría el doble.

—¿Ves? Lo sabía —zanja con burla ante mi silencio y rojez.

—Son libros, Mikhail. Es pura fantasía lo que está ahí escrito. Nada es real —me defiendo.

—Yo quiero hacerlo realidad para ti —dice, siendo eso, por muy tonto que suene, lo más bonito que me han dicho nunca.

—No vas a cumplir con lo que Oleg te haya pedido si sigues diciendo esas cosas, придурок —advierto. Alza las cejas, ladeando sus labios y luego comienza a reír con ganas.

—Con que imbécil, ¿eh? —revira. Sonrío.

—Llevo practicando la pronunciación varios días —confieso. Ríe más fuerte, volviendo a tomar la manija de la puerta. Lo que veo en sus ojos me aterra porque no quiero acostumbrarme a verlo ahí y que luego, como el chasquido de Iron Man, todo desaparezca...

—Y ha sonado de puta madre, americana. Pero en vez de imbécil, deberías aprender, no lo sé, un mejor apodo, ¿no crees? Como dador de orgasmos tres mil—sugiere. Río bajito, negando con la cabeza.

Antes de abrir la puerta, quita el saco que tenía en su brazo y me lo coloca por encima de los hombros. Lo cierro con mis manos y abre la puerta. Sale de espaldas a Alonso, de frente a mí. Intento ignorar la mirada fija que siento en mi rostro por parte de Alonso y me concentro en Mikhail.

—No te vayas, ¿sí? —pide Mikhail, aniquilando cualquier duda estúpida sobre esto.

Al diablo, todo en la vida es dolor, pero más vale un dolor buscado y merecido, que uno ignorado e inmerecido.

Prefiero sufrir con Mikhail que quedarme sin la opción de saber nunca lo que se puede sentir hacer que me ame.

—No sin ti —prometo. Sonríe, guiñándome un ojo para luego girarse—. Buenos días, Alonso —musito, viéndolo por fin un segundo para, al otro, cerrar la puerta y caminar de regreso a la cama con una maldita sonrisa más grande que el globo terráqueo.

No quiero, no quiero pensar en lo negativo.

Quiero creer que en mi libro ya lo malo pasó y ahora comienza la parte del plot twist y mi badboy hará lo posible por mantenerme aferrada a su vida. Quiero pensar que Mikhail no va a romperme el corazón luego de que me haga el amor, porque en el momento en que me lo haga, va a entender que solo conmigo quiere sentir eso.

Que solo a mí quiere tenerme gimiendo su nombre.

Que solo a mí me quiere aceptando ser suya.

Que solo a mí quiere aceptarme ser mío.

Cierro los ojos, sonriendo. Dos meses, Mikhail. Tengo dos meses para enamorarte y hacer que seas tú quien me suplique, no irme, sino quedarme contigo...

 Tengo dos meses para enamorarte y hacer que seas tú quien me suplique, no irme, sino quedarme contigo

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¿Creen que lo cumpla? ¿Creen que Mikhail se enamore de ella?

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora