Capítulo 17🚘

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Narra Megan.

—Lo siento, Megan, sé que Mikhail te gusta, pero ya te lo había dicho: a él no le gustan las americanas —musita K, tomando mi mano mientras esperamos nuestra orden, diagonal a la mesa donde él está sentado con la mujer y los niños juegan en el tobogán.

¿Ella es Emma?

Es preciosa, lo reconozco. Su tez blanca como la leche, sus ojos azules y grandes, siendo muy expresivos. Su cuerpo delgado y esbelto, sin un poco de más o algo de menos, todo va perfecto, desde sus senos grandes, acorde a su cintura pequeña y grandes caderas, junto con su trasero redondo y bien parado.

Venga, sé que soy preciosa con mis ojos verdes y cabello castaño, pero ella, ella es divina.

Y se nota que es rusa, aunque no se vista como tal.

¿Y esos niños?

¿Son suyos?

—Megan —insiste K, porque me he quedado viendo mis manos unidas a las suyas.

—Estoy bien, K. Ya te había dicho que no me gustaba más —le recuerdo y la veo. K sonríe, girando los ojos.

—Oh, sí, claro, mentir te sale bien, pero hacer que te creo me sale mejor a mí, eh —revira, haciendo que ría con ganas porque desde que le leo cada noche, ha aprendido frases muy buenas.

—No puedes usar todas mis frases en contra mía, K —la reprendo, aun riendo.

—¿Y para qué me las enseñas? —contraataca. Seguimos riendo un rato más, hablando de cosas triviales que me hacen olvidar a cierto hombre que quiero y que está con otra mujer a unos cuantos metros.

La verdad, este mes no ha sido tan difícil como creí. Con K podemos pasar horas en mi habitación, recreando diálogos y escenas de diferentes películas que son basadas en libros. Aunque, nuestra favorita sigue siendo la de Orgullo y Prejuicio.

Tenían que ver la cara de K cuando le he puesto la peli y ha visto a Mr. Darcy en la pantalla. Lo señaló con los ojos bien abiertos y me miró para preguntar completamente impactada: ¿Ese es Mr. Darcy? A lo que respondí que sí, su respuesta me hizo reír como cinco minutos sin detenerme: Pero si es más feo que un escarabajo por debajo.

Y no crean que se refería a un escarabajo animal, no. Por supuesto que ella hablaba del auto y no del animal.

Poco salgo de mi habitación, solo para comer e ir a su lugar feliz. Ya no he ido más a la piscina porque, siendo honesta, lo que no quiero es seguir siendo la burla de los demás trabajadores.

La última vez que fui a esa piscina, el hombre que quiero me dejó horas después.

—Gracias —decimos ambas cuando nos traen nuestro pedido. Hoy nos escapamos, por así decirlo. Oleg, sorprendentemente, aceptó que saliéramos en Uber a comer, pero nos obligó, básicamente, a elegir un lugar cercano a la casa, así que, aquí estamos, a solo seis minutos de la mansión en auto.

—¿Desde cuándo no vas al cine? —le pregunto de pronto, no queriendo regresar a casa. K arruga el rostro.

—Nunca he ido —confiesa. Abro mucho los ojos.

—¿Qué? —replico.

—No, nunca he ido —insiste. Niego con la cabeza.

—Muy mal, señorita. Deberíamos ir hoy al cine. Puedes llamar a Oleg y que mande a Steffan por nosotras porque, bueno, ya sabemos que Mikhail está muy ocupado —acoto, señalando con mi cabeza. K ríe bajito.

—Sí, esa puede ser una buena idea. Lo haré —acepta y saca su celular—. Ha aceptado, dice que Steffan me llamará cuando llegue —me cuenta. Sonrío, feliz.

—Perfecto, necesitamos algo de acción fuera de casa. Ya parecemos osos invernando —comento. K ríe.

—Gracias por seguir aquí conmigo, Megan. Sin ti, mis días serían muy tristes y solitarios —confiesa.

—La felicidad se comparte, K. Y a mí me gusta compartir la mía contigo —admito, tomando su mano por encima de la mesa. Sonríe.

Pasan unos cuantos minutos antes de que el celular de K suene. Ambas nos levantamos y solo por un segundo antes de salir, veo hacia la mesa de Mikhail y descubro que él también me mira.

Cojo aire y salgo, evitando seguir su mirada por los vidrios transparentes que dan completa visibilidad del interior.

Pongo mi mente en blanco para no arruinar mi tarde por su culpa y me dedico a contarle a K cómo es una sala de cine cuando me lo pregunta. Exagero con todo porque su emoción es palpable y el brillo en sus ojos me encanta.

Cuando llegamos al centro comercial, prácticamente corremos al cine por su emoción. Escuchamos a Steffan reír bajo a nuestras espaldas. Pedimos nuestras entradas para la siguiente función, sin importarnos cuál es, y cuando pasamos al área de comprar las palomitas, me toca subir la barbilla de K con mis manos para cerrar su boca.

Río y pido unas palomitas de las grandes, más una pequeña para Steffan, tres vasos que rellenamos con nuestras bebidas favoritas, un paquete de papitas fritas, muchos chocolates y Steffan nos regala unos hot dog a cada una. Así, con tres canastas llenas, entramos los tres a la función.

Elegí los asientos del medio para tener la pantalla a la altura perfecta, pero me divierto más viendo las reacciones de K, que con la propia película en sí.

—¡Quiero otra! —grita K emocionada, con sus ojos como si hubiese consumido cualquier sustancia ilegal. Veo a Steffan y comenzamos a reírnos cuando K comienza a dar saltitos mientras repite que quiere otra.

—Lo siento, pequeña, podrán venir luego —dice una voz que nos hace girar a los tres.

—¡Oleg! —chilla K y se lanza a sus brazos. Sonrío, evitando ver al otro hombre junto a él.

Ya no le tengo rabia a Oleg, entendí que él solo hizo que el dolor llegara más rápido, pero que igual llegaría después.

Simplemente lo mío con Mikhail nunca terminó porque, realmente, nunca empezó.

—Vamos a casa, quiero que veas lo que te traje —le dice Oleg, y puedo intuir que K sabe lo que es, porque sus mejillas se ponen rojas.

Paso saliva, no voy a seguir cuidándola porque ya le pedí no estar con Oleg íntimamente. Le supliqué creerle a Connor y su intento de estar juntos. Le rogué esperar esos dos meses que le pidió.

Ya solo falta un mes más, así que, quiero confiar en que es más fuerte su amor por Connor que su deseo por Oleg.

Ya solo falta un mes más, así que, quiero confiar en que es más fuerte su amor por Connor que su deseo por Oleg

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¿Qué teorías tienen sobre Emma?

ESCOLTA DESIGNADO 🚘 [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora