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Narra Joseph:

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Narra Joseph:

Pasé por Sloane al trabajo, ella bajó por las escaleras de la escuela, usaba unos vaqueros, abrigo amarillo y botas color café, usaba un bolso donde de seguro traía sus apuntes, yo la esperaba al final. El lugar por el cual nos desplazamos constantemente no es demasiado grande, es bastante chico, y se escuchaban tantas especulaciones, que ya me daba lo mismo que la gente me viera, no quería usar gafas por siempre, aunque tampoco pretendía usar un cartel con mi nombre, probablemente las gafas no serían más, parte del outfit.

Había estado lloviendo durante el día y el ambiente era acogedor, me gustaba la lluvia. Ella llegó hacia mí en segundos, me saqué las gafas sólo para saludarla y poder encontrarme con sus ojos, acaricié su rostro con mi mirada y ella sonrió. Mi corazón latía con fuerzas y esperaba que el de ella igual, en algún rincón profundo.

—Hola Joseph— Acaricia mi hombro y yo cierro mis ojos al sentir sus manos sobre mi cuerpo— ¿Qué tal tú día?

— Nada del otro mundo, ¿Cómo estás y bueno... Cómo van las cosas con Chris?— tragué saliva, nervioso por su respuesta.

— Creo que hemos hablado algo, aunque no lo hemos aclarado todo, si te soy sincera— Ella me hablaba con cierto dolor, como si sólo lo dijera para convencerse de que su lugar estaba con él.

— Me alegro mucho, en serio, quisiera que las cosas entre ustedes fueran diferentes— Le sonreí, aunque por dentro, no lo hacía.

Narra Sloane:

Sólo esperaba que Joseph me dijera algo, alguna pista para poder librarme del mal amor de Christopher.

— ¿Qué quieres ver para tu sobrino? ¿Cuántos años tiene?

— Ese es el problema, tiene catorce, pero lo vi una vez cuando tenía nueve meses y una vez a los cinco. Y sí, soy una mierda de tío— ambos reímos.

— No lo eres, no creo que seas malo en absoluto— Ella me dedicó una sonrisa y caminamos hasta un pequeño centro comercial, allí no tenían productos en abundancia como en las grandes ciudades, pero me conformaba con lo justo que allí tenían.

Caminamos hasta llegar a una tienda de video juegos, por lo poco que conocía a Adam, sabía que le gustaban esas cosas, así que sólo compré lo más reciente. Sloane me había ayudado a escoger, ella se veía muy emocionada, quizás le gustaban los niños y esas cosas, a mí no mucho, pero me daba ternura que ella fuera así, y que, de cierta manera, supiera que soy un tío interesado en su sobrino.

Cuando estaba en la caja para pagar, entregué mi tarjeta, donde en letritas doradas decía Joseph Quinn, la chica me miró con la boca abierta y yo sólo sonreí.

— ¿ Eres Eddie Munson? — la chica era tierna. Se veía algo impactada.

— Pues eso creo— respondí, nervioso y tímido.

please don't say you love me ✨ Joseph QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora