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Joseph pasó por mí a las ocho de la tarde, tal como lo había prometido, no había tenido noticias de Christopher y en el fondo sabía que nada malo le había pasado, sólo se trataba de una nueva hazaña, que por esos días, eran bastante comunes

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Joseph pasó por mí a las ocho de la tarde, tal como lo había prometido, no había tenido noticias de Christopher y en el fondo sabía que nada malo le había pasado, sólo se trataba de una nueva hazaña, que por esos días, eran bastante comunes. Perro de todas maneras, estaba en la obligación de preocuparme por él y por dónde podría estar realmente.

— Te avisaré lo que sepa— Tomé las manos de mi amiga.

— Me llamas en cuanto sepas algo— Ella me sonrió y me vio salir de su casa. Me di la vuelta y sentí ese aire de diciembre en mi rostro, Joseph me esperaba más allá, con sus hoyuelos que se marcaban con algunas de sus expresiones y su sonrisa que pareciera tramar algo todo el tiempo. Yo pasé por su lado y él volvió a detenerme, como lo había hecho el día viernes cuando lo conocí.

— ¿Estás bien? — me preguntó y yo asentí.

— Yo creo que Chris está bien, él sólo me está mintiendo— suspiré— Si él aparece... Yo no sabré qué hacer. No sé cómo le diré las cosas que debo decirle. Joseph me regaló una mirada especial, de esas que no se tienen con todos y sentí algo fuerte en mi pecho, pasé frente a él y me senté en su coche, sentía como una especie de ahogo en mi pecho, incluso me faltaba la respiración pensando en Chris y por qué tenía que vivir esas cosas a su lado, me preguntaba si aquello podría valer la pena, porque no soportaría seguir viviendo ese tipo de cosas. Él se sentó a mi lado y ocupó esas gafas que me separaban de sus ojos oscuros. Comenzó a conducir, y apenas hablábamos, yo apretaba mi garganta cuando sentía que tenía ganas de llorar, me daba muchísima vergüenza llorar frente a él, sobre todo porque es su amigo.

—¿Dónde crees que pueda estar? —me preguntó de un momento a otro, él no me miró directo a los ojos, su concentración era sólo para las calles de la ciudad.

— No lo sé — tragué saliva—Él podría estar en tantos lugares, pero creo que no lo conozco lo suficiente.

— Sloane... ¿Y no habrá llegado a casa? — me preguntó y sin responder a su pregunta, noté que él tomó rumbo a la casa que compartía con Christopher. Una vez frente a ella, me bajé del coche, dedicándole una fugaz mirada al amigo de mi novio.

— ¿Quieres que te acompañe? — Aquello fue lo único que salió de su boca.

— No, sólo pasaré a ver si ha llegado— miré al garaje, pero no vi su auto— Aunque dudo que esté. Salí de casa sin novedades de Christopher, y el próximo destino era la casa de sus padres, pero una vez que llegamos a la calle donde vivía, noté nuevamente la ausencia de su coche y ahí supe que sólo hacía el ridículo, no sacaba nada bueno buscando a una persona que no me amaba ni la mitad de lo que yo lo hacía.

— Volvamos donde Ellie— hablé apenas Joseph se estacionó frente a la casa de Chris. Sus ojos me hacen sentir tranquila, pero a la vez, me es imposible no tener ganas de llorar, y maldecir a todo quien pase frente a mí.

please don't say you love me ✨ Joseph QuinnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora