VEINTIUNO

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Sentía que las piernas le temblaban en cada paso que daba. Apretó con fuerza la tela dentro de los bolsillos de su pantalón para evitar que éstas temblaran también y le hiciesen quedar como un completo raro.

La corbata alrededor de su cuello lo estaba ahorcando y podría jurar que su ojo tenía una especie de tic. Giró su cabeza hacia los lados para estar seguro de que nadie lograba ver los brincos que su ojo izquierdo estaba dando.

Algunas personas lo observaban de pies a cabeza y lo hacían sentirse incómodo bajo tantas miradas directas. Lo peor del caso era que ni siquiera trataban de disimular.

¿Habían notado el tic? ¿Tenía algo en la cara? ¿Tenía papel de baño en el zapato? No, no había entrado al baño en la última hora y Gun le hubiese dicho algo al respecto.

Diablos.

Como deseaba tener a Kraisee en sus brazos y apretarlo suavemente contra él. Disfrutar de ese aroma a talco que lo calmaba y observar cómo éste le pone atención cuando le habla de los sistemas en el cuerpo humano.

Sus pies picaban en cada paso por darse la vuelta y alejarse de la edificación cual rayo pero no iba a decepcionar a su novio y mucho menos a su bebé.

Con coraje, caminó decidido hacia adelante, buscando el número de puerta que necesitaba.

Encontró su salón rápidamente y se sentó en el primer asiento que encontró disponible. Obviamente no se dio cuenta de las jóvenes que rieron y le sonrieron tímidamente al verlo entrar.

Sacó los apuntes que recopiló durante sus vacaciones, su cartuchera y por supuesto, sus libros. Esperó unos cinco minutos y el maestro aún no se había presentado a la clase.

Suspiró.

-¿Tinnaphob?

Ante la mención de su nombre, giró con dirección a la puerta para ver a un joven de cabello oscuro.

-¿Nos conocemos?

-Vaya, tan rápido olvidaste a tu mejor amigo de la infancia.

Entrecerró los ojos para tratar de visualizar de una mejor manera las facciones del extraño.

-¿Tiw? ¿Realmente eres tu?

Se ganó una sonrisa por parte del extraño confirmando sus sospechas y devolviéndole la sonrisa, se levantó para abrazarlo.

-¡Mierda! No te he visto desde que me mudé. Hace ya... unos 12 años.

-Lo sé, te extrañé demasiado. Mírate, estás más guapo de lo que recuerdo.

-Cállate.

-Es en serio. Le dijiste adiós a los anteojos por lo visto y apuesto a que eres todo un rompecorazones.

-Por favor, como si no me conocieras.

-Bueno, uno nunca sabe. Las personas cambian.

-Te prometo que no he cambiado mucho. Por cierto ¿Qué estás haciendo aquí?

-Pues, por si lo olvidaste siempre quise ser doctor y ésta universidad captó mi atención algunos años atrás así que aquí me tienes.

-Pues me alegra mucho. ¡WOW! Esto es increíble, te ves genial.

-Igual que tú.

Tiw señaló el asiento a su lado con una sonrisa -¿Está ocupado?

-Para nada - le devolvió la sonrisa.

Tomaron asiento y comenzaron a compartir anécdotas relevantes que les sucedieron en los últimos años.

Tinn tuvo que obviar algunos temas pero le encantó la sensación de conversar con su amigo nuevamente. Era como volver al pasado.

..........

El tiempo pasó volando y cuando se dieron cuenta, ya era hora del almuerzo. Ambos jóvenes recogieron sus cosas y salieron juntos rumbo a la cafetería.

Su pecho se sentía ligero y quizás era porque últimamente había sentido tanta felicidad, como si se hubiese ganado la lotería. Tenía un novio precioso, un bebé divino y recién se había reencontrado con su mejor amigo de la infancia.

También, sus nervios habían desaparecido por completo.

¿Podría la vida ser mejor?

Llegaron al gran salón pero el más alto seguía perdido en sus pensamientos hasta que recibió un pequeño golpe en su brazo.

-¿Huh?

-Te espaciaste amigo ¿Estás bien?

-Si, sólo estaba pensando en...bueno, nada. ¿Qué sucede?

-Te pregunté si querías comer aquí o en las mesas de afuera.

-Oh, afuera está bien. Aquí hay muchas personas y creo que es idea mía pero siento que me están observando - sonrió.

Tiw asintió sonriendo. En serio su amigo no había cambiado en lo absoluto. Seguía siendo despistado y le parecía increíble que no captara las miradas enamoradas de las jóvenes a su alrededor.

A la larga era mejor ¿Acaso Tinn ya sabía que Quinn...?

Negó. Todavía faltaban meses y si lo pensaba bien, lo dejaría como una sorpresa. Él sería el cupido de sus amigos aunque su propia vida amorosa estuviese por los suelos.

Compraron el almuerzo y salieron a sentarse en las mesas. El día estaba espléndido y el cielo se encontraba despejado, ni una nube sobre sus cabezas.

A lo lejos notó una figura que conocía de pies a cabeza. Se veía adorable mientras cargaba un piano y se tambaleaba de lado a lado.

Junto a él caminaba un joven delgado y algo bajo. Éste daba pequeños saltos a su lado mientras avanzaba junto a él, jugando con un cable en sus manos y sonriendo enormemente.

El chico era tierno.

Captó la mirada de Gun y sólo se limitó a sonreírle, tratando de que en esa sonrisa fuese todo el amor que le quería mostrar pero no podía.

Él se la devolvió y siguió su camino.

Odiaba el acuerdo en que habían llegado, bueno, el que Gun sugirió.

No podrían intercambiar más que un saludo si se llegase a presentar la ocasión. Debían mantener un perfil bajo y no dejar que los demás supieran de su relación.

¿Por qué?

Según Gun, su relación abriría paso a un hilo de chismes, especulaciones y después comenzarían los cuestionamientos de todo tipo hacia su forma de vida y etc.

No le agradaba para nada la idea, pero admitía que él tampoco quería que la historia de Kraisee anduviese de boca en boca entre los estudiantes de la universidad y si su relación era pública, en algún momento se les escaparía algún comentario a cualquiera de los dos.

Suspiró y siguió comiendo.

-¿Todo bien?

Asintió.

-Ok.

Decidió verle el lado positivo, después de clases y después del trabajo podría regresar a su casa, no , su hogar y disfrutar de sus dos personas favoritas.

Sintió su teléfono vibrar sobre la mesa y una luz le indicó que tenía un mensaje nuevo. Se limpió las manos con la servilleta para poder revisarlo.

"Te veo en la noche Nobi-Tinn. Suerte en tu primer día"

Sonrió tontamente ante el sticker de un gatito lanzando un beso.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora