CINCO

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Cuando llegó a la habitación se encontró con Gun, quien estaba observando cada rincón del cuarto de una manera extraña, parecía algo pensativo.

-¿Qué Sucede?

-¿No crees que es algo incómodo que duerma en la canasta?

-¿Ayer durmió allí?

-No. Es decir, durmió conmigo, pero hoy estás tú.

El comentario hizo que las mejillas de Tinn se sonrojaran y su corazón quería escapar de su pecho. El cantante estaba de espaldas a él, pero podría jurar que estaba más rojo que un tomate.

Desde que tenía memorias con Gun, siempre que se quedaba a dormir en su casa dormían en la misma cama. Siempre había logrado controlar sus sentimientos ante tal acto, pero el saber que él podría sentir lo mismo que su persona lo cambiaba todo.

-Está bien. El bebé es más importante, yo puedo dormir en el sillón...

Gun negó.

-Hay una forma que mi mamá me explicó, una que ella y papá usaban cuando yo no tenía cuna es sólo que ... No la recuerdo.

-¿Por qué no le llamas?

-Ya son las 11:00pm. Me va a gritar si sabe que el bebé sigue despierto.

-No es que un bebé duerma mucho por las noches.

El más bajo pareció pensarlo por un momento. Luego, se acercó a su dispositivo móvil, lo tomó en sus manos y salió de la habitación -Ahora vuelvo.

Tinn asintió y procedió a recostarse a un lado del bebé, quien se encontraba en el centro de la cama para ser exactos.

-Hueles muy rico - comentó el más alto mientras reía, los bebés siempre olían a talco o a su típico aroma de bebé. Era muy tierno.

Kraisee sólo le sonrió y siguió moviendo sus piernas al mismo tiempo que estiraba sus brazos. Sus manos formaban unos puños diminutos.

-¿Crees que le gusto? - preguntó mientras le componía una de sus mangas -Es decir, siento que sí, pero no estoy seguro. Quizás está todo en mi mente.

El bebé se limitó a observarlo, ya no sonreía y solamente sus grandes orbes seguían sus movimientos.

-No quiero que nuestra amistad se vuelva rara, pero ahora me sonrojo por cualquier cosa y no era así, nunca fue así. Yo era capaz de controlarme.

Genial, hablando con un bebé. Pensó.

-Bueno, ¿Crees que se deba a que creo que siente lo mismo? ¿Por eso est-?

-¡Regresé!

La voz de Gun le hizo dar un pequeño salto y se sentó bruscamente sobre la cama.

-¿Todo en orden?

-¡Seguro! Yo sólo... Hablaba con Kraisee sobre lo que es ser un bebé.

-Okey... Mamá dice que podemos sacar el pequeño sillón de su habitación y colocarlo al lado de mi cama, de modo que donde nos sentamos quede pegado a la orilla.

-Huh... Creo que no entendí.

Ante la respuesta, el más bajo sonrió y una risita natural escapó de su boca. Tinn pensó que era lo más hermoso que había escuchado, la risa de Gun siempre había sido su sonido favorito.

-Vamos te mostraré. Sólo hay que ponerle unas almohadas a Kraisee, así no se nos rueda.

Ambos chicos colocaron las almohadas alrededor del bebé y así traer el sillón desde la habitación de su mamá hacia la propia. Lo colocaron justo como Gun quería y Tinn se maravilló ante la idea.

-Hey, nada mal.

-¿Verdad? Las mamás tienen unas sus ideas que ¡Ja!

Después de que ambos se cambiasen, Gun tomó a Kraisee en sus brazos y lo acomodó sobre el sillón, verificó que todo estuviera en orden para después acostarse en su lado de la cama.

Contempló a Kraisee por unos segundos y después dirigió su vista hacia el baño donde Tinn cepillaba sus dientes. Pudo captar su mirada en el espejo y el más alto le sonrió como pudo mostrando la espuma de la pasta dental.

Las burbujas del cantante se dispararon nuevamente. Habían hecho esto tantas veces, ¿Qué era diferente? Él no había cambiado, sus sentimientos no habían cambiado y la habitación tampoco.

Lo observó caminar hacia la cama y este dudo por unos segundos antes de subir y taparse con las sábanas. Tinn jamás había dudado antes ¿Se sentía incómodo? ¿Se había enterado de sus sentimientos?

Comenzó a entrar en pánico, pero no dejó que se mostrara. Tinn le diría cualquier cosa y si supiera que Gun sentía algo por él, se lo diría ¿Verdad?

Podía sentir su pecho subir y bajar de una manera artificial, se dio la vuelta dándole la espalda al más alto y sus ojos se enfocaron en Kraisee nuevamente. Sus mejillas rosadas, el puchero en sus labios y la...

-¿Quieres que...juntemos los pies? Hace frío.

Gun se paralizó sin atreverse a voltear, pero eso no pudo evitar que una sonrisa se dibujara inconscientemente en su rostro.

-Nunca preguntas, sólo lo haces.

Tinn jamás le habría preguntado algo así antes, él era espontáneo y a veces su forma de ser sonrojaba al más pequeño ante tales actos, actos que para Tinn eran inofensivos, pero que al más bajo le robaban el aliento.

-Cierto...

-¿Todo está bien? - no pudo evitar preguntar, aunque le temía a ciertas respuestas siempre sería curioso como un gato.

-Si, todo está bien - se acercó a Gun y lo abrazó rodeándolo con sus brazos tentativamente mientras éste seguía acostado con dirección al sillón, observando a Kraisee dormir.

El corazón del más bajo comenzó a latir con fuerza, la sensación de tener a Tinn abrazándolo era algo que siempre le haría sentir feliz.

Quizás, sólo había imaginado lo incómodo que se veía su compañero y todo estaba normal, tan normal como siempre. Se hizo hacia atrás para presionarse sobre el pecho de Tinn y después juntó sus pies con los del mayor.

La piel de Tinn siempre había sido suave como la de un bebé. No tenía nada de que preocuparse y quizás sentía algo de vergüenza al aprovecharse de momentos como esos y sobrepasar sus derechos como mejor amigo, pero no lo podía evitar.

Mientras las oportunidades de estar así con Tinn surgieran, él las aprovecharía al máximo. Nadie debía enterarse de sus verdaderos sentimientos ¿No es así?

-Descansa Tinn.

Poco sabía el más pequeño, que el corazón de su compañero latía igual o más fuerte que el suyo.

-Descansa...Gun.

Dos Chicos y un BebéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora